"Era una pena de la abuela"
"Era una pena de la abuela"
Emili Bella
  • Bomberos de Barcelona busca a familiares de los seis miembros del cuerpo deportados a los campos de exterminio y de trabajo nazis
  • La organización instalará placas de homenaje en el Espai Bombers para dignificar su memoria

 

“Sabía poco del hermano de mi abuela. En casa se hablaba porque le hizo de padre a mi padre, pero nada más. No sabía que era de ERC. Sólo que había muerto en Mauthausen.” Eugeni Renom, de 72 años, sobrino neto de Eugeni Riera Moll, es familiar de uno de los seis miembros de los Bomberos de Barcelona deportados a los campos de exterminio y de trabajo nazis. La organización ha hecho un llamamiento para encontrar a parientes que puedan acudir a un homenaje que les organizarán en febrero.

"Siendo yo niño, recuerdo haber estado en una comida familiar celebrando que el gobierno alemán había indemnizado a la viuda", explica Renom. Su prima, limpia directa del bombero, no conoció al abuelo, pero vivió con la viuda. "En su casa no se hablaba nada, era una pena de la abuela y no se hablaba", relata.

Cuando supo de la llamada de los bomberos, Renom se puso a investigar y habló con una vecina de la que había vivido la nieta de Miquel Bosquet Folqué. La mujer le condujo hasta una residencia. No se lo encontró: murió el pasado septiembre con 92 años, sin hijos ni hermanos. Pero le facilitaron el contacto de dos ahijados de Granada, que seguramente irán también al homenaje. "Estamos llegando tarde", lamenta Renom.

Riera y Bosquet murieron en Mauthausen con 45 y 36 años, respectivamente. De los otros cuatro bomberos, Josep Alcoberro Solé y Jesús del Pueblo Moreno pasaron por este mismo campo, pero pudieron ser liberados, mientras que Eduard Antonio Añover y Francesc Truco Barceló fueron deportados a Alemania en el llamado Servicio de Trabajo Obligatorio ( STO).

El historiador Marc Ferrer, de Bomberos en Guerra, ha seguido las vidas de todas estas víctimas a través de archivos y ha recopilado información de la que a menudo las mismas familias no disponían. Fue él quien halló, por ejemplo, que Riera fue dirigente de un centro catalán republicano de ERC en Barcelona. “Los bomberos son de los colectivos más olvidados de la Guerra Civil y de los que más la sufrieron, y estuvieron allí, trabajando, desescombrando, atendiendo a víctimas y apagando fuegos de los bombardeos. Y, además, con una mala planificación estratégica, los enviaron al frente, por lo que los cuarteles quedaron con una falta de personal importante”, recuerda Ferrer.

A partir de su investigación, de la consulta de archivos y en colaboración con el Amical de Mauthausen, el cuerpo descubrirá placas de homenaje en el Espai Bombers de la calle de Lleida, seguramente el 3 de febrero. "Queremos recuperar la memoria histórica, va en la línea de los valores de la organización", reivindica el director de Bomberos de Barcelona, ​​Sebastià Massagué. Las placas recogerán que fueron "deportados a Mauthausen y otros campos" y figurará el nombre de cada uno con la fecha de la muerte o la liberación.

No son los únicos bomberos catalanes que terminaron en los campos nazis. Ferré ha localizado también el caso de Josep Maria Caballé Sedó, del parque de Tarragona, deportado primero a Zagan (Polonia), después a Tréveris (Alemania), a Mauthausen (Austria) y finalmente al subcampo de Steyr-Münichholz, donde murió en los 39 años. Y el de Ramon Gorga Borràs, del parque de Reus, que pasó por el campo de prisioneros de guerra de Fallingbostel (Alemania) y más tarde fue trasladado a Mauthausen y Gusen, donde murió con 43 años.


Fuente → elpuntavui.cat 

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