Terrorismo de estado de la monarquía borbónica española

Terrorismo de estado de la monarquía borbónica española

Barrionuevo, se jacta de haber ordenado secuestros de etarras en Francia. Y se proclama orgulloso de la liberación, para no cometer más desórdenes (¡sic!), de la liberación de Segundo Marey. La alternativa, ante el error en la persona secuestrada, era abandonarlo con un tiro en la nuca en una cuneta.
 
Barrionuevo: «Yo mandé coger a Larretxea en Hendaya. ¿Era delito? Sí, sí» - Ramón Sola 
 
En una entrevista este domingo a ‘El País’, el exministro José Barrionuevo ha justificado la guerra sucia, inculpándose además de uno de los casos concretos nunca purgados: el intento de secuestro del refugiado Joxe Mari Larretxea, paralelo al de Lasa y Zabala. 
 
José Barrionuevo, el ministro del Interior español en la época de los GAL, ha reaparecido este domingo sonriente en ‘El País’, para hacer algunas afirmaciones justificativas de la guerra sucia, lo que realmente no resulta nuevo en su caso ni el de su número dos, Rafael Vera. Pero en la entrevista sí incluye alguna novedad como su autoinculpación en el caso del intento de secuestro del refugiado vasco Joxe Mari Larretxea en Hendaia en octubre de 1983, apenas dos días después del de Joxean Lasa y Joxi Zabala en Baiona. 
 
Tras atropellar con su coche a la moto en que circulaba el refugiado vasco, policías españoles le golpearon hasta que fueron sorprendidos por la Gendarmería. Barrionuevo y el portavoz del Gobierno, Eduardo Sotillos, dijeron que se había tratado de un simple accidente de tráfico. La CIA tenía claro que no era así, según refleja su informe de enero de 1984 (ahora ya desclasificado tras muchos años oculto), en el que alude a este caso concreto para atribuir después a Felipe González la aprobación de la creación de los GAL. 
 
Los agentes quedaron libres tras las gestiones españolas y no serían juzgados hasta 1990 en el Tribunal de Baiona, en rebeldía dado que no acudieron a la vista oral. Ya en 2014 se conoció que uno de ellos, Jesús Alfredo Gutiérrez Argüelles, estaba dirigiendo el 091 de Barcelona tras haber dejado la Policía voluntariamente. Barrionuevo no fue responsabilizado de nada. 
 
En cuanto a Larretxea, fallecería en Cuba en 1996. 
 
Pasadas casi cuatro décadas de aquel intento de secuestro frustrado, Barrionuevo dice en ‘El País’ que «yo mandé coger al etarra Larretxea en Hendaya. ¿Eso era guerra sucia?». Y preguntado directamente por si «era delito», responde sin dudas: «Sí, sí». 
 
La novedad estricta al respecto consiste en que el exministro de Felipe González reconoce ahora sin ambages que delinquió. En su momento, explica en la entrevista, ya «asumí en el Congreso que mandé que se trajeran al jefe de la operación de secuestro del capitán de Farmacia Alberto Martín Barrios». Lo que no cuenta es que entonces lo presentó como algo legal, hasta el punto de que «no hubo ninguna repercusión». 
 
Los detalles que aporta muestran efectivamente un conocimiento muy directo de aquel caso: «Lo llegaron a coger [a Larretxea], ¡pero era un tipo tan grande que no cabía en el maletero del coche! Y como se resistió llegaron los gendarmes y se desbarató el asunto». 
 
«Todo tiene sus límites. Hay que guardar las formas, claro. Si la Policía ve a un tipo chillando que lo están metiendo en el maletero de un coche...», prosigue con evidente sarcasmo. 
 
«Capitán de barco» 
 
En realidad, ‘El País’ titula la entrevista con otro aspecto más manido y este sí ya juzgado y condenado: el secuestro de Segundo Marey, sobre el que Barrionuevo insiste en la tesis de que «yo ordené liberarlo». 
 
El tribunal no le creyó. En 1998 fue condenado por este caso a diez años de cárcel por el Supremo español, aunque apenas pasó tres meses en prisión (con una ilustrativa entrada en la cárcel de Guadalajara arropado por el propio González) y recibió luego un indulto parcial del Gobierno del PP. 
 
De la entrevista se desprende que Barrionuevo sabe mucho más de aquellas tramas de guerra sucia, pero no piensa contar nada. Lo subraya en dos pasajes. Cuando el entrevistador le pide nombres de la trama del caso Marey y le apunta que «está más que prescrito», Barrionuevo responde: «Lo sé, pero tengo un poco el complejo de capitán de barco, que en caso de naufragio...» 
 
Por cierto, la rotundidad con que entrevistador y entrevistado declaran prescritos estos casos contrasta con la práctica habitual de la Audiencia Nacional con los atentados de ETA, puesto que siguen persiguiéndose acciones anteriores a esa, incluso de los años 70, como en el actual caso de la presa preventiva Jaione Jauregi. 
 
Más adelante, el exministro vuelve a justificar su silencio y a jactarse de él: «Yo no puedo actuar contra los que están disparando desde mi trinchera aunque hagan algún disparo equivocado. No puedo, así son las reglas. Yo me hago responsable de todo lo que ha ido mal en el Ministerio del Interior mientras he estado». 
 
Joxe y Rajoy 
 
Dos apartados más de la entrevista que merecen atención son los relativos al ministro de Interio francés entre 1984 y 1986 y a un posterior presidente del Gobierno español. Sobre Pierre Joxe, cuenta que en un momento dado «viene aquí y con bastante claridad, no nos acusa de nada, no le hubiera dejado, pero insinúa: ‘Estos casos es mejor para los dos que no pasen y nosotros vamos a actuar’». Cabe interpretar –o confirmar– que fue así como se empezó a poner punto final a los GAL, en 1987. 
 
En cuanto a Rajoy, Barrionuevo narra que cuando era ministro del Interior de José María Aznar, tras haberle concedido ya el indulto parcial que rebajaba mucho la pena de prisión, «me llamó y me dijo ‘No puedo consentir que vuelvas a la cárcel. Confía en mí, que lo vamos a arreglar, pero todo tiene sus trámites. Di a tu gente que no monte lío’. Y efectivamente volví a la cárcel, no sé si llegué a dormir, porque ese mismo día hicieron un informe favorable (para salir en régimen abierto)». 
 
A mediados de los 90 el PP sí aparentó una cierta beligerancia contra el PSOE por su responsabilidad en los GAL, pero una vez derrotado González frente a Aznar en las elecciones de 1996 contribuyó a su impunidad. 
 
Reacciones 
 
La entrevista ha deparado algunas reacciones en el ámbito político, comenzando por la de Arnaldo Otegi. El coordinador general de EH Bildu se ha referido al peculiar titular escogida por ‘El País’ para afirmar que «si [Barrionuevo] ordenó liberar a Marey es porque también ordenó intentar secuestrar a Larretxea y matar al resto en nombre de los GAL. Sinceridad ante todo». 
 
«¿Cuándo la Declaración del 18 de Octubre del Estado?», ha añadido Otegi, recordando el posicionamiento sobre las víctimas de ETA que expresaron él y Arkaitz Rodríguez en nombre de la izquierda independentista hace ahora trece meses. 
 
El exvicepresidente español y exlíder de Podemos Pablo Iglesias ha apuntado por su parte que «el Estado renunció a su propia legalidad y practicó el terrorismo. Barrionuevo solo estuvo tres meses en prisión. Felipe González lo reivindica y M. Rajoy ayudó a Barrionuevo ¿Es el Derecho la voluntad racionalizada de aquellos que tienen el poder? Evidentemente». 
 
Desde el Gobierno de Lakua, su portavoz, Bingen Zupiria, ha afirmado que las declaraciones de Barrionuevo «humillan a las víctimas». «Las víctimas están siendo humilladas con esas declaraciones, con el tono y con todo lo que supone. El señor Barrionuevo está dando a entender que eran conocedores de la existencia de violencia terrorista de Estado; que solo reaccionaron ante ella cuando el Gobierno francés les apretó y da a entender un comportamiento inadecuado de la Policía», ha indicado. 
 
Zupiria también ha señalado que cuando escuchó hablar al exministro «recordaba a aquellos que en esos mismos términos justifican la violencia de ETA». 
 
También desde Lakua, la consejera de Justicia y Políticas Sociales de Lakua, Beatriz Artolazabal, ha considerado que «resultan incalificables las declaraciones, o mejor dicho ‘confesiones’, del exministro socialista José Barrionuevo justificando el terrorismo de Estado. Confío que reciban respuesta de todas las sensibilidades políticas que condenamos todos los terrorismos». 
 
A Rafaela Romero, diputada de Movilidad y Ordenación del Territorio de Gipuzkoa por el PSE, las manifestaciones de Barrionuevo le parecen «deplorables, especialmente graves» y le «dan escalofríos». «Igual que un ongietorri humilla a las víctimas, igual que algunos que niegan la existencia de ETA o llaman terroristas a los socialistas humillan a las víctimas, las declaraciones de Barrionuevo las humillan», ha resaltado. 
 
Tras asegurar que nunca va a justificar que la «historia de la violencia de ETA» se prolongue a través una respuesta de una violencia del Estado «oscura, cobarde y deplorable», ha señalado que siempre es «mucho más grave y deplorable» esta última porque el Estado está para intentar proteger y ha subrayado que un Estado de Derecho no puede ser pasivo ante estas afirmaciones, de tal forma que «no se puede hacer apología de la violencia en un medio de comunicación». 
 
Egiari Zor, fundación que reúne a víctimas del Estado, ha expresado lo siguiente: «Exministro de interior del gobierno de Felipe González asumiendo su responsabilidad en graves violaciones de DDHH. Declaraciones de quien se sabe impune, intocable, con una justicia de parte que nunca quiso actuar para resolver los crímenes de Estado». 
 
«La violencia ejercida o amparada desde los poderes del Estado no ha derivado en penas de prisión para nuestros victimarios. El modelo de justicia aplicado en el contexto del conflicto ha sido de un absoluto desequilibrio. Para unos impunidad, para otros todo el peso de la Ley», constata. Y concluye: «Se jactan de lo que hicieron, presumen de impunidad, humillan a las víctimas. Este es el reflejo de la deficiente cultura democrática existente en el Estado Español». 
 
Edurne Brouard, hija de Santi Brouard, víctima del GAL, no ha ocultado su enfado y ha sentido «una rabia enorme al ver la impunidad de que gozan» al hacer este tipo de declaraciones. En declaraciones a Euskadi Irratia, ha considerado que «queda claro que en España no hay justicia» y que «a pesar de que digan las burradas que digan» no se moverá nada. «Ahora la justificación no es decir ‘no lo hicimos’, ahora dicen ‘lo hicimos porque no tuvimos más remedio y estaba bien hecho’». 
 
La Fundación Fernando Buesa también ha sido clara al respecto, al calificar de «inaceptable e indigno» defender la guerra sucia, cuando supuso un «error y horror injustificables». 
 
«Es profundamente ofensivo y doloroso para las víctimas de los GAL y para la sociedad leer esta entrevista», señala la Fundación. 
 
Maria Jauregi, hija de Juan Mari Jauregi, ha indicado que «leer la entrevista a Barrionuevo me ha revuelto el estómago. La guerra sucia es injustificable. ¿No tienen nada que decir el Gobierno de Pedro Sánchez ni el PSOE?» 
 
Desde el Foro Social Permanente, su coordinador Agus Hernán ha valorado que esta entrevista «empieza a generar una amplia reacción. Es un paso importante, pero faltan voces institucionales, políticas y sociales que deberían reaccionar. El amparo a las víctimas del Estado en esta nueva revictimización debe ser unánime». 
 
El Foro Social va a enviar una carta al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, pidiéndole que «dé el paso de reconocer lo que es una verdad social incontestable: que el Estado español perpetró graves conculcaciones de derechos humanos en el marco del ciclo de violencias sufridas en este país». 
 
Covite ha calificado de «absolutamente inaceptables e indignas» las declaraciones de Barrionuevo y ha subrayado que es «lamentable» que haya quien defienda a los GAL, que «nunca debieron existir» y «fueron un error y un horror». «Quien defiende un terrorismo está deslegitimado para condenar otros terrorismos», ha indicado: naiz.eus 
 
Los GAL: el pistolerismo que no cesa - J.J. Queralt 
 
La entrevista del domingo pasado a José Barrionuevo en El País, no sólo transcrita, sino también grabada, rebasa los límites soportables de la indecencia. El lenguaje corporal y el tono del criminal convicto sobrecogen, producen náuseas apenas contenibles. Es una jactancia sólo comparable a las brutalidades cometidas. 
 
Ahora, transcurridos casi cuarenta años, Barrionuevo, condenando a 10 años por todas aquellas barbaridades, se jacta de haber ordenado secuestros de etarras en Francia. Y se proclama orgulloso de la liberación, para no cometer más desórdenes (¡sic!), de la liberación de Segundo Marey. La alternativa, ante el error en la persona secuestrada, era abandonarlo con un tiro en la nuca en una cuneta. Al estilo pistolero que decían combatir. Barrionuevo, según él, dijo que no, que se le debía liberar. 
 
Como bien nos explicó en el Més 3/24, de TV3, este lunes la abogada de la víctima, Olga Tubau, Segundo Marey no fue liberado por compasión o por haber reconocido la confusión personal. Fue liberado porque era ciudadano francés. El joven gobierno socialista, intoxicado de la retórica policial heredera de la Triple A y del Batallón Vasco Español, no podía jugársela con sus correligionarios franceses, recelosos —con más que razón— de los enormes restos del franquismo en los servicios de seguridad españoles. Así pues, Marey se salvó porque era francés y así lo requirieron las autoridades galas. 
 
En este contexto, hay una anécdota que, por quien me la trasladó, no creo que sea apócrifa. En plena vorágine sanguinaria de los asesinos de ETA, que desconcertaba a una policía española en absoluto preparada, a pesar de los tiempos vividos, para combatirla, en una reunión de la junta de dirección del Ministerio del Interior de los años ochenta, presidida por el ministro con la asistencia de subsecretarios, secretarios de estado, directores generales y varios altos mandos de los cuerpos y servicios policiales, los cargos políticos iban hablando y cuando le tocó el turno del ministro, este dijo: "Hasta ahora han hablado los políticos; ahora hablaremos los policías". 
 
Tal era, según consta por varias fuentes, el grado de captura mental de ciertos políticos por parte de ciertos sectores policíacos, los más reaccionarios y al mismo tiempo más ineficientes y corruptos, como también se demostró judicialmente, que algunos de los nuevos políticos, políticamente en mantillas y fascinados por el mundo de ladrones y serenos, les compraban sus cuentos por descabellados que fueran. Como la burrada de perseguir por colaboración con banda armada a los familiares de los secuestrados por ETA que intentaran pagar el rescate. Esta captura del político es el primer objetivo de la supuesta autonomía policial, que es eludir rendir la más mínima cuenta. Hay políticos, como vemos, que lo compran y se sienten cómodos. Barrionuevo es una buena muestra de ello. 
 
Rezuma en la referida entrevista su narcisismo: si no lo dice, revienta. Tenía que manifestar de forma inequívoca que desde Interior, bajo su dirección, se orquestaron los GAL o una de sus ramas. Exactamente igual que los militares implicados, condenados o no, en el 23-F, prescritos ya los delitos, admitieron el grado de su intervención en el golpe de estado. Que eso produzca un dolor tanto en las víctimas de los GAL como en las de ETA, es algo irrelevante. 
 
Como también es irrelevante que alguien con las manos manchadas de sangre pase tres meses en la prisión —indultado por el otro partido alfa— y que los condenados a gravísimas penas privativas de libertad por el ejercicio pacífico de derechos tengan que esperar un indulto por un delito quimérico, todavía en discusión. Una vez más, y a la vista de la nula reacción del PSOE —salvo el PSE vasco—, la relación con esta apología por omisión hace políticamente muy difícil aceptar su buena voluntad en otras esferas más actuales. 
 
Barrionuevo es un símbolo viviente de que el estado español, cuando se ve amenazado, no duda en recurrir en los mecanismos que hagan falta. No tiene ninguna importancia si son legales o delictivos, sean los GAL, el lawfare o la policía patriótica. En el fondo, la defensa última, como es habitual, es el recurso al pistolerismo y, si es llevado a cabo por denominados servidores del Estado, todavía mejor: elnacional.cat
 

Fuente → sinpermiso.info

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