‘Las cartas perdidas’ y las voces anónimas de las mujeres de la Guerra Civil
‘Las cartas perdidas’ y las voces anónimas de las mujeres de la Guerra Civil  / Jose A Cano

La directora Amparo Climent explica la génesis de este documental en el que una veintena de actrices actuales interpretan las cartas de republicanas exiliadas

«En Las cartas perdidas tenía que haber actrices de todas las generaciones porque la Guerra Civil afectó a toda clase de mujeres», explica Amparo Climent, directora de la película que se estrena este viernes 4 de noviembre. «Por eso tenemos a gente muy consagrada y con mucha trayectoria con otras más jóvenes que están empezando. Cada una daba el personaje que quería para la película y le envié la carta que quería que leyese, sabiendo la historia de la mujer que iba a interpretar».

En el documental ficcionado Las cartas perdidas Climent adapta la obra de teatro que ha representado decenas de veces sobre el escenario e incluso le ha valido premios de interpretación. Pero en si en las tablas intervenían apenas tres o cuatro voces -ella misma, Gloria Vega o Miriam Tejedor y Miriam Esohe-, aquí se reúnen veinte actrices de todas las generaciones para poner el cuerpo por las víctimas de la Guerra Civil que ahora faltan pero de las que quedan las palabras.

«Que cada actriz interpretase una carta me parecía la forma más directa de transmitir lo que estas mujeres sufrieron y pasaron, de meterse en su piel», comenta la cineasta. La historia de la Guerra Civil y el exilio se cuenta a través de cartas como la despedida de Julia Conesa, de las 13 rosas, tan icónica como conocida, y otras de mujeres de las que se sabe poco más que el momento en que la escribieron y su nombre. En algunos casos las han aportado los familiares, en otros se rescataron de archivos históricos de Francia.

«Las experiencias que se relatan son comunes a muchas mujeres», explica Climent. «Así que aunque de algunas no conozcamos su pasado o lo que ocurrió después con ella, hemos conocido a otras que vivieron lo mismo. Queríamos que hubiese muchas mujeres anónimas porque merecen ser recordadas. Cada actriz ha tenido todos los datos sobre la mujer que interpretaba, no solo los de la carta«. Así, leen sus cartas desde la jovencísima Sara Rivas o la joven África de la Cruz hasta Luisa Gavasa, Tina Sainz, Julieta Serrano y Marisa Paredes, con nombres como Alba Flores, Nora Navas y María Isasi en el reparto. 

Los colores de Las cartas perdidas

La estructura del documental divide las cartas reales de mujeres que vivieron la República y la Guerra Civil en cuatro apartados: el Golpe de Estado y la Guerra, el Exilio, la Cárcel y la Pena de Muerte. La diseñadora de vestuario, Marta Fenollar, se encarga de subrayar cada apartado con un color dominante como marco del capítulo. Climent nos explica que los testimonios aparecen «si no cronológicamente, porque realmente todo sucede casi al mismo tiempo, ordenados para entender mejor».

«Cada bloque tiene un sentido relacionado con el color», comenta Climent. «La guerra es el rojo de la sangre, la fuerza, la dureza de todo lo que ocurre. El exilio es el azul, el color de la lejanía, la distancia o el camino. El gris es la cárcel, que no hace falta ni explicarlo, es el que más claro está. Y el blanco que es la pena de muerte, el final de la vida». Las experiencias de las diferentes mujeres se organizan así de forma temática y las actrices visitan desde las calles de Sevilla o Madrid hasta las ruinas de Belchite o paisajes que recrean las playas del sur de Francia.

Un nivel de producción muy complicado, ya que se rodó en 2020 en pleno auge de las restricciones, con un presupuesto reducido a cargo de las propias productoras y con PCRs diarias para todo el equipo, como era habitual entonces. Climent pone en valor el trabajo de la directora de producción, Pilar Sancho, y aprecia un equipo con mayorías de mujeres: «lo ideal es que no se mire tanto si hay más o menos hombres o mujeres, pero después de tantos rodajes en mi vida con mayoría de hombres, que en alguna película se desequilibre el trabajo hacia las mujeres me parece bien».

Además de estrenarse en la Seminci, Las cartas perdidas obtuvo la Biznaga de Plata en la sección ‘Afirmando los derechos de las mujeres’ del Festival de Málaga y el distintivo ‘Especialmente recomentada para el fomento de la igualdad de género’ del Ministerio de Cultura. 

Exilio, refugiadas y perspectiva de género

 

Amparo Climent, preguntada por Cine con Ñ, admite «puntos en común» entre Las cartas perdidas y sus documentales anteriores, Los sueños de Idomeni (2017) y Las lágrimas de África (2016), dedicados a los refugiados sirios y la inmigración a Europa desde el sur. «Siempre he intentado poner el foco en el papel de la mujer en estas catástrofe, porque es doblemente terrible. Las mujeres son las que cruzaron África, las que se quedaron en Idomeni en Grecia… cientos de mujeres que viajaban solas, cargadas con niños, embarazadas, en unas condiciones terrible».

En el caso del exilio republicano español en los años 30 y 40 «pasó lo mismo, mujeres solas que tiraron adelante con los hijos o la casa porque a los hombres los mataron en la guerra o les había pasado lo que sea… fueron ellas las que se enfrentaron al mundo en países extraños para sacar adelante a sus familias. Siempre he querido contar estas historias desde una perspectiva de género. Es importante conocer no solamente a los que hombres que están en el monte Gurugú y van a saltar la valla, también las mujeres que están en Bolingo y van a cruzar el mar».

Ahora, tras el paso por festivales, queda el estreno en salas. De momento las reacciones «están siendo muy favorables», celebra Climent. «Las que más me han interesado son las de los familiares que nos han dado material para la película. La respuesta ha sido llena de emoción. Solo por eso ya merece la pena que esta película haya existido».


Fuente → cineconn.es 

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