La reforma agraria, el proyecto truncado de la Segunda República

La reforma agraria, el proyecto truncado de la Segunda República
/ Adela Lobo

El catedrático de Historia Económica en la Universidad de Salamanca Ricardo Robledo publica 'La tierra es vuestra', una obra que explora el dilema de la desigualdad de la tierra en la primera mitad del siglo XX, un problema que la Segunda República intentó resolver.

El 14 de abril se proclamó la Segunda República. La bandera tricolor se izaba en las localidades de España mientras una ola de esperanza recorría el país por el gran proyecto reformador de la República que respondía a las demandas de la sociedad. Entre ellas, se encontraba la reforma agraria, un proyecto que se vio truncado debido a los escasos recursos económicos y los cambios de gobierno.

Los campesinos estaban esperanzados porque la República resolviera de una vez por todas el problema agrario. No se podía permitir que unos pocos propietarios se quedaran con la mayor parte de la tierra mientras los jornaleros se veían privados de ella. Por ello, el gobierno provisional de la República trató de poner en marcha una reforma agraria desde un primer momento. Era un proyecto fundamental ya que el 45% de la población activa de los años 30 se dedicaba al sector primario.

Para esclarecer lo que fue todo este proceso político y social, el catedrático de Historia Económica en la Universidad de Salamanca Ricardo Robledo publica La tierra es vuestra, una obra que no solo analiza el complejo proceso de reforma agraria sino que también estudia las relaciones laborales en el campo y la conflictividad rural. Se trata de un libro que acerca uno de los grandes proyectos reformadores de la República a unos lectores no especializados en historia agraria.

"La reforma agraria era el gran proyecto de la República y lo primero que hizo el Gobierno provisional fue eso. En las elecciones del 31 decían que iban a dar la tierra, creían realmente que lo iban a conseguir", explica Ricardo Robledo a Público. 

¿Un proyecto fracasado?

Uno de los problemas con los que se encontró la República para cumplir con la reforma agraria fue la escasez de recursos económicos. Según la ley, era necesario indemnizar a los propietarios para repartir la tierra entre el campesinado. Los altos costos de la expropiación y la escasa dotación presupuestaria provocaron que solo se asentaran a unos cuantos campesinos.

Hay quien considera la reforma agraria como un proyecto fracasado debido a que no hubo tiempo para redistribuir la propiedad como se había previsto. No obstante, además del reparto de la tierra, la reforma agraria abarcaba otros aspectos. Uno de sus objetivos era la recuperación de los bienes comunales.

"A partir de 1850, una gran parte de la propiedad rural se basaba en la apropiación de tierras comunales. Cuando llega la República, por primera vez se hace un intento de recuperar los bienes comunales. Esto es un logro importante que queda interrumpido por el golpe de Estado", aclara Robledo a Público.

También hay que tener en cuenta que, si la reforma agraria no logró los objetivos previstos, fue, en parte, por el triunfo de las derechas en las elecciones de noviembre de 1933. El nuevo gobierno supuso una gran traba para el gran proyecto reformista. 

Conflictividad rural

Al ver que su situación no mejoraba, los campesinos se manifestaron para exigir tierra y pan. La conflictividad rural responde al esquema de una sociedad agraria donde el campesino se negaba a compartir las riendas del poder que dictaba el mercado de trabajo.

Para entender la tensión en el campo, hay que plantear el marco coactivo del mercado laboral. Las élites rurales deseaban frenar el impacto de la Ley de Términos Municipales e imponer el "yo escojo a los obreros que quiero". Por parte de la patronal, el mercado de trabajo estuvo marcado por un alto grado de militarización. A todo esto se suma que, cuando había un conflicto de orden público, el Gobierno declaraba el estado de guerra.

El Gobierno contestó a las reclamaciones de los campesinos con una cruenta represión, las cifras de muertos durante estos conflictos en periodo republicano así lo demuestran. El estudio realizado por Ricardo Robledo en La tierra es vuestra contabiliza más de 100 muertos y más de 200 heridos durante las negociaciones o enfrentamientos rurales.

De todos aquellos sucesos trágicos el que más trascendencia tuvo fue el de Casas Viejas, por ser el que se saldó con un mayor número de víctimas mortales y por el rédito político que obtuvo de este suceso la derecha republicana. "Acordaos de Casas Viejas" fue el grito de la derecha durante las elecciones del 33.  

La minusvaloración del trabajo femenino

Los patronos optaron por la mano de obra femenina para reducir costes, ya que estas cobraban un 60% menos que los hombres. Uno de los ejemplos más dramáticos de las consecuencias de esta minusvaloración del trabajo femenino lo constituye el caso de Castellar de Santiago. El 12 de diciembre de 1932 se originó una protesta en este pueblo de Ciudad Real debido a que los obreros afiliados no eran contratados salvo que aceptaran el salario femenino. Los patronos optaron por resolver el conflicto a base de disparos. Ese día concluyó con 4 muertos.

El papel de la mujer en el campo es un aspecto que Robledo deja entrever a través de las páginas de La tierra es vuestra. Con el nuevo marco de oportunidades que ofrecía la República, aumentó la sindicación femenina y las ocasiones de interactuar en la acción política. Las mujeres salieron a las calles para pedir igualdad salarial. Ejemplo de ello es la gran movilización femenina que se generó en la huelga general campesina de junio del 34.

Los campesinos y campesinas tuvieron un atisbo de esperanza por mejorar sus derechos laborales, pero esa ilusión desapareció con el inicio de la Guerra Civil. Tras el golpe de 1936, la represión en el campo se intensificó brutalmente, sobre todo en la España controlada por Mola, donde los asesinatos se cuentan por miles. En Navarra, los sublevados provocaron 3.000 víctimas mortales en el campo. En Zamora, causaron 2.000 asesinatos, un dato devastador si, además, se tiene en cuenta que era una zona en la que apenas había unos cuantos sindicatos. "La contrarreforma agraria se unió a la corrupción y a la represión para crear una España mucho más intransigente", sentencia Robledo. 
 

Fuente → publico.es 

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