Miguel Hernández y los testigos oriolanos franquistas
Miguel Hernández y los testigos oriolanos franquistas
Joan Pàmies

 

El 28 de septiembre de 1939 Miguel Hernández estaba en su casa de Cox, había sido liberado el 15 de ese mes de la prisión madrileña de la calle Torrijos por el coronel jefe de los Servicios de Orden Público «toda vez que en su expediente no había nada desfavorable concretamente, como no fuera el haber sido escritor de izquierdas que quedaba en parte desvirtuada la mala impresión que pudiera producir su ideología política con el informe favorable emitido por el señor Cossio (José María)…». Besa a su hijo Manolillo y a Josefina y le dice que regresará al atardecer; su esposa no quiere que vaya a Orihuela pues teme lo peor.

"Ellos preferirían que fuera un sinvergüenza. Ni lo han conseguido ni lo conseguirán..."

El poeta en su pueblo natal visita a su familia y a la de Ramón Sijé, caminando por la calle Mayor es delatado por José María Martínez, el Patagorda, y detenido por el inspector de la Policía Municipal Manuel Morell Rogel.

José María Martínez, el Patagorda, en abril de 1939 registró con otro oriolano la casa de Cox de Josefina y Miguel, y no encontraron nada que les pudiera servir para encausarlo.

Ese mismo día en Madrid se había propuesto la pena de muerte para el poeta, sumario 20.001, pero todavía no se había dictado su búsqueda y captura, por lo que fue pura casualidad la detención en Orihuela y consecuencia de lo que dijo por carta del día treinta desde el Seminario a Josefina: «…A nuestros paisanos les interesa mucho hacerme notar el mal corazón que tienen, y lo estoy experimentando desde que caí en manos de ellos. No me perdonarán nunca los señoritos que haya puesto mi poca, o mucha inteligencia, mi poco o mi mucho corazón, desde luego mis dos cosas más grandes que todos ellos juntos, al servicio del pueblo de una manera franca y noble. Ellos preferirían que fuera un sinvergüenza. Ni lo han conseguido ni lo conseguirán...».

Besa a su hijo Manolillo y a Josefina y le dice que regresará al atardecer; su esposa no quiere que vaya a Orihuela pues teme lo peor.


Una de las declaraciones sobre quién era Miguel Hernández INFORMACiÓN


"No me perdonarán nunca los señoritos que haya puesto mi poca, o mucha inteligencia, mi poco o mi mucho corazón, desde luego mis dos cosas más grandes que todos ellos juntos"

Tenía razón el poeta, paisanos muy estimados por los fascistas y los señoritos efectuaron testimonios incriminatorios. Las acusaciones despreciables y mezquinas de Hermenegildo Riquelme García, de Luis Tormo Fons (Barrionuevo) y de Baldomero Giménez Giménez están llenas de falsedades y adjetivos que sirvieron para que la pena de muerte se confirmara. Lo consideraron como «un elemento peligrosísimo y despreciable por todos los buenos españoles…» y añaden: «…tomó parte en el asalto (Santuario de la Virgen de la Cabeza en Jaén) trayendo objetos del Santuario a amigos de ésta (Orihuela)…». El franquista Baldomero Giménez Giménez era amigo y correligionario de Luis Almarcha


Retrato de Josefina Manresa. INFORMACIÓN

De este cura, posteriormente obispo franquista, escribió Miguel desde la prisión de Ocaña el 26 de abril de 1941: «…Almarcha y toda su familia y demás personas de su especie que se guarden muy bien de intervenir para nada en mis asuntos. No necesito nada de él, cuando he despreciado proposiciones de otros muchos más provechosas. Ya te contaré, y comprenderás que no es posible aceptar nada que venga de la mano de tantos Almarchas como hay en el mundo. Sería una verdadera vergüenza. Pronto estaremos juntos y te contaré las cosas más sabrosas que me he callado hasta hoy...». Josefina cuenta que el prelado, después de la muerte de su marido, la chantajeó, deseando ver los manuscritos y ella fue valiente negándose a tal petición peligrosa. José María Martínez, el Patagorda, en abril de 1939 registró con otro oriolano la casa de Cox de Josefina y Miguel, y no encontraron nada que les pudiera servir para encausarlo.


Un informe sobre el "elemento de izquierdas" Miguel Hernández INFORMACIÓN
 

Miguel le decía a Josefina que deseaba ser trasladado a la prisión de otra ciudad pues temía que en cualquier momento fuese fusilado, como ocurrió con diecisiete jóvenes que estaban con él, encerrados en los sótanos del Seminario de San Miguel. La noche del 3 de diciembre de 1939 fue trasladado a Madrid, ingresando en la prisión de Conde de Toreno.

Pronto estaremos juntos y te contaré las cosas más sabrosas que me he callado hasta hoy...». Josefina cuenta que el prelado, después de la muerte de su marido, la chantajeó

Relato estas líneas no por venganza ni odio simplemente para recuperar nuestra Memoria Histórica, que las nuevas generaciones conozcan la verdad sobre la República, la rebelión fascista y la Dictadura franquista, con el deseo de que estos hechos jamás se vuelvan a producir.


Fuente → informacion.es

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