
La Guerra Civil contada para niños y niñas
Rocío Niebla
Rocío Niebla
Con lenguaje accesible pero “sin edulcorar”, el libro de Sara Marconi y el especialista en memoria Gutmaro Gómez Bravo se adentra en el golpe de Estado y la contienda: “Es necesario acercarse de forma gradual a la historia para entender mejor el presente y construir un futuro diferente”
Carmen y Marco son hermanos y llevan unos días al cuidado de su abuelo. Se pelean bastante, que si esto es mío, que si yo estaba primero. Hasta que el abuelo, hartísimo, les dice: “No hay nada más feo que discutir entre hermanos”. Prosigue el barbudo octogenario: “A veces las cosas pueden acabar de forma horrible. Para demostrároslo, os contaré una historia que sucedió justo aquí, en España”. La guerra civil española (Shackleton Kids, 2022) es el libro que firma Sara Marconi, con el asesoramiento del profesor de la Universidad Complutense Gutmaro Gómez Bravo, especialista en la Guerra Civil, el franquismo y las políticas de memoria. Novedad: no es otro libro más; este, desde el rigor histórico, está pensado para niños y niñas de a partir de 10 años.
Inicia con el contexto social y político pre República: “Para
entender lo que pasó tenemos que viajar al año 1931. Por aquel entonces,
en España había un rey, Alfonso XIII, pero muchos españoles estaban
enfadados con él”. Los niños atentos y expectantes le preguntan al
abuelo: ¿No traía buenos regalos?, y el anciano les contesta: “Más bien,
uno muy malo. Durante años había apoyado a la dictadura, es decir, un
gobierno en el que mandan sin que nadie los haya votado e imponen lo que
ellos dicen”.
Uno de los puntos fuertes que tiene el libro es que trata a los lectores tal y como son: niños y niñas listos. La autora lleva años escribiendo para ellos y dice que son capaces de entender muchas cosas que a bote pronto puedan parecernos complicadas, “sobre todo si uno se esfuerza en explicarlas de forma comprensible e interesante”. Da una clave: “El diseñador italiano Bruno Munari decía que complicar es fácil, simplificar es lo difícil. Para simplificar hay que quitar, y para quitar hay que saber qué se puede quitar. Quitar en lugar de añadir implica reconocer la esencia de las cosas y comunicarlas en su esencialidad”.
Relato e imágenes. De dónde venimos y hacia dónde fuimos. Qué
valores defendía la República o qué privilegios tocados tenían los que
dieron el golpe de Estado. Ejemplo textual de La guerra civil española:
“En muchas zonas de España, la situación en el campo era dramática.
Unos pocos terratenientes poseían grandes extensiones de tierra que
hacían trabajar de sol a sol a los jornaleros por un salario tan bajo
que no les daba ni para comer”. Con la introducción de este hecho, los
niños y las niñas pueden sacar sus propias conclusiones cuando luego se
explica cómo la República hizo un esfuerzo por repartir algunas tierras
entre los pobres y cómo la Iglesia se posicionó del lado de los
golpistas, dado que la República “le había quitado el poder y le había
hecho perder parte de sus riquezas”, sobre todo tierras.
Se exponen los multifactores que derivaron en la guerra de
clases que fue la Guerra Civil. ¿Cómo? Con ilustraciones precisas y
preciosas y con un texto bien escrito y la descripción de los hechos
históricos exactos para poder entender qué pasó. Gómez Bravo afirma sin
titubear: “Los chavales pueden entender perfectamente ideas complejas. A
su manera, con su lenguaje, eso sí. El problema en historia es conectar
los hechos, y ahí sí que hay que hacer un esfuerzo y este libro lo
permite”. El profesor tiene dos hijos y dice que precisamente asumió el
trabajo por ellos, ya que siempre se queja de que no entienden bien la
historia. Ha reflexionado muchas veces sobre por qué no les acaba de
interesar o encajar el tema y sus conclusiones son que las explicaciones
a las que acceden son o muy simples o ya muy para mayores. “Simples
quiero decir: o buenos y malos, o solo imágenes”, asegura.
¿Cómo acercar la historia a los niños y niñas?
La Guerra Civil sucedió hace más de 80 años. “Para un niño, es hace muchísimo tiempo”, señala la autora. “Una guerra civil siempre es una herida profunda para un país. Y es necesario intentar hacer cuentas con ese pasado ya desde pequeños, acercándose de forma gradual a la historia para entender mejor el presente y construir un futuro diferente”. Gutmaro Gómez defiende que los niños y las niñas necesitan conocer la Guerra Civil sin tabúes y sin prejuicios: “Cuesta porque está dentro de una guerra cultural o ideológica que sigue hoy en día”, es por eso que, según el profesor, “es tan fácil que se manipule o que se reduzca a buenos o malos o que se deformen los hechos”. La intencionalidad, dice, es política, no divulgativa.
El profesor cuenta que los hechos históricos, o más bien la
historia descontextualizada, les llega a través del móvil, sobre todo
vía imágenes que carecen de texto. “Lo ven sin argumentación ni
lenguaje. Al ser visual lo aterrizan muy deformado”. En los centros
escolares la materia de Historia tiene dos problemas: muchísimo temario y
pocas horas a la semana. La Guerra Civil en concreto no se estudia cada
año, se ve algo a finales de Primaria, una vez en la ESO y ya hasta
segundo de Bachillerato. Materiales didácticos como este libro tienen
mucha cabida, ya que no hay tantos ni de tanto rigor.
Gómez Bravo dice que en este libro “no se ha descafeinado la
historia” y que su labor ha consistido en facilitar y estructurar el
contenido, además de sintetizarlo para que Sara Marconi escribiera desde
el ejercicio histórico. Tiene por tanto una base científica y, dice,
“no importa la ideología del lector porque los hechos son irrefutables”
Pero, ¿cómo contarlo? Y contesta: “No podemos reconstruir la historia desde el presente para hacerla atractiva, eso es presentismo y es un craso error”. Señala que no se debería emplear palabras o problemas del ahora que arranquen en el pasado: “Eso es como hacer spoiler”. Y facilita el ejemplo: “Esto de había dos Españas y se enfrentaron en una guerra... Esa lectura es construida y muy posterior, además de ser mentira”.
Para Gómez Bravo el camino debería ser algo parecido a: “Hay una
época de cambios políticos profundos, una crisis económica a nivel
global. Aparecen unos movimientos que no son democráticos y se oponen a
las reformas organizándose violentamente, y el fracaso del golpe de
Estado arrastra a una guerra civil”. Es decir, consiste en enseñar a los
niños y niñas a pensar históricamente, y “desterrar las ideas
preconcebidas como la supuesta violencia inicial o la separación previa
de las Españas”.
La Guerra Civil no fue una pelea entre hermanos
El “pero” al libro: la Guerra Civil no fue una disputa entre
hermanos como abre el texto. Gutmaro Gómez Bravo se desmarca de esta
licencia poética de la autora y afirma que el símil no es acertado. Ella
explica: “Este es un ejemplo de lo que decía Munari, ¿cuál es la
esencia de este algo complicado? ¿Cuál es su núcleo? Y una vez que lo he
entendido, ¿qué experiencia parecida tiene un niño de ese algo
complicado? ¿Cómo puedo narrárselo a partir de lo que ya conocen, que
sea parte de su vida cotidiana?”. Marconi dice que el encaje no es
perfecto, pero que el símil de la pelea entre hermanos “nos permite
convertir en accesible y cercana la cuestión complejas”.
El texto arranca con el pie equivocado. Tatiana Romero es
historiadora y considera que había una serie de opresiones, privilegios,
estructuras desiguales tanto en el poder como en el reparto de la
riqueza, con lo que no se puede equiparar a un burgués navarro o
catalán, con un jornalero andaluz o extremeño. “La pelea entre hermanos
es una falacia y hay que desmontarla desde pequeños. No son dos hermanos
iguales, sino unas personas que abusan del monopolio de la violencia,
como fue el ejército, que se levantó contra un Estado constituido
democráticamente”.
Romero considera que los niños y las niñas pueden entender
cuando una autoridad injusta se impone de forma sangrienta a la razón. Y
cambia radicalmente si la guerra es entre iguales, como serían dos
hermanos, o la deriva de un golpe de Estado y tres años de contienda
porque la ciudadanía se defendió del golpe en favor de la democracia.
Fuente → eldiario.es
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