El fratricida desmemoriado

El fratricida desmemoriado
Arturo del Villar

El "Senequita" (RIP) y el emérito en dos etapas, joven, y decrépito. 
 
Los borbones tienen muy mala memoria: juran hacer algo, y se les olvida cumplirlo. Piénsese, por ejemplo, en Fernando VII, que juró guardar la Constitución de 1812 y en vez de hacerlo ordenó fusilar a quienes le recordaban que lo hiciera. Por todo ello no extraña que el rey decrépito Juan Carlos de Borbón y Borbón haya olvidado que mató de un limpio disparo en la cabeza a su hermano Alfonso el 29 de marzo de 1956. Alfonso tenía 14 años y era el asombro de la familia.

En una dinastía iniciada por el tontiloco Fernando VII y continuada por seres anormales dominados por los instintos criminales y una lujuria desenfrenada, que Alfonso resultara inteligente representaba una anomalía sorprendente, tanto que en la familia se le apodaba El Senequita.

Su hermano Juan Carlos, de 18 años entonces, era cadete en la Academia General Militar de Zaragoza, en donde le enseñaron el manejo perfecto de toda clase de armas de fuego, por si acaso le tocaba reinar algún día y por ello tenía que participar en una guerra personalmente, cosa improbable porque los reyes envían a las tropas integradas por sus vasallos a matar y morir, mientras ellos permanecen cómodamente en sus palacios realizando las funciones propias de su sexo.

Lo cierto es que el cadete disparó la pistola y acertó en la cabeza de su hermano menor. En correcto castellano Juan Carlos es un fratricida.

No se trata de ningún insulto, sino de la definición facilitada por el Diccionario de la lengua española editado por la Real Academia.

Al margen de cómo sucediera el luctuoso acontecimiento, lo indudable es que él disparó la pistola que alcanzó a su hermano en la cabeza y lo mató en el acto. Eso fue un fratricidio en toda regla, por lo que es posible que el decrépito quede en la historia de España como Juan Carlos I el Fratricida. No es el primer monarca que liquidó a un hermano. Por ejemplo, a Pedro I, apodado con razón El Cruel, se lo quitó de en medio su hermano bastardo Enrique II, iniciador de la dinastía de Trastámara. En todas las dinastías se cometen los mismos horrores.

Pero ha pasado tanto tiempo, y además el abdicado está tan decrépito y disminuido desde que lo abandonó su barragana favorita la Corina, que ha olvidado por completo su primera actuación ante el público. Así se entiende lo que publicaba el diario digital elespañol.com este 18 de setiembre de 2022, con relación al viaje a Londres de los reyes titulares juntos y de los decrépitos separados para asistir al sepelio, por fin, después de tantas procesiones, de la difunta reina Isabel II:

Juan Carlos está ofendido por las cautela de la Zarzuela para evitar la foto [de los cuatro reyes juntos]: “No he matado a nadie.”

Ha olvidado que tuvo un hermano varón que falleció a sus manos hace 66 años. Alguno de los servilones que lo acompañan día y noche podía haberle refrescado la memoria. A no ser que recuerde bien los hechos y prefiera relegarlos al dictamen que sin duda hará la historia en su momento.
 

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