Hugo Sperrle fue un general alemán designado por el dictador alemán Adolf Hitler comandante en jefe de la Legión Cóndor, a través de la cual se puso en marcha uno de los experimentos más sanguinarios de la tecnología militar. Es considerado por buena parte de la historiografía como el principal responsable militar del bombardeo de Guernica, cuyas consecuencias provocaron un shock generalizado en la población civil y la alarma internacional ante la capacidad destructiva del ejército alemán en aquel decisivo momento histórico.
Evocando aquellas palabras del pensador Walter Benjamin sobre la memoria histórica: sin volver los ojos al pasado, no se puede entender nada de la actualidad porque los seres humanos somos, caminamos, sentimos, aludimos y existimos con referencia y sobre el pasado.
En concreto, Benjamin alertaba sobre cómo es necesario que en cada época, cada generación se esfuerce por arrancar de nuevo la tradición al conformismo que pretende avasallarla. El mesías no viene solo como redentor, prosigue W. Benjamin, también viene como vencedor del Anticristo. El don de encender en lo pasado la chispa de la esperanza sólo le es dado al historiador perfectamente convencido de que ni siquiera los muertos estarán seguros si el enemigo vence.
De estas reflexiones de Walter Benjamin se puede inferir que no hay mayor anticristo (entendido el concepto como símbolo del mal absoluto) que el fascismo. El célebre pensador alemán está dando una pista insoslayable: que al enemigo hay que combatirle y derrotarle en dos campos paralelos, sí, pero también, en cierta medida, convergentes, en el pasado y en el presente.
Hecha esta reflexión introductoria, decir que Hugo Sperrle nace en Ludwigsburg (Alemania) el 7 de febrero de 1885. Siendo aún adolescente, ingresa en el ejército alemán en el que, de forma inaudita, va ascendiendo con rapidez hasta alcanzar el grado de haumpmann (capitán).
En el transcurso de la Primera Guerra Mundial, la que enfrentaría a las potencias centroeuropeas contra los aliados, tuvo la oportunidad de combatir en diferentes unidades aéreas hasta caer herido.
En el período de entreguerras, fue nombrado miembro del Estado Mayor de la Reichswehr, las fuerzas armadas de la República de Weimar (renombradas en 1935 como Wehrmacht). En 1934, cuando el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP o, simplemente, partido nazi) ya había alcanzado los laureles del poder en Alemania, Sperrle fue ascendido a Generalmajor dejando el ejército regular para pasar a formar parte de la Luftwaffe, la fuerza aérea del ejército.
En noviembre de 1936, recibió el mando de la Legión Cóndor, fuerza expedicionaria que lucharía en la Guerra Civil española en apoyo de las tropas facciosas y rebeldes comandadas por el general Francisco Franco para lo consiguiente derrota de la Segunda República, el gobierno democrático y legítimo de España.
La una unidad aérea de combate, se destacó por sus despiadados bombardeos sobre la población civil y desarmada y en localidades donde ni siquiera existían logísticas militares significativas, ya que los bombardeos tenían como objetivo sembrar el terror y probar la capacidad destructiva de los “stuka”. Es decir, Hitler (y Benito Mussolini, dictador de Italia quien también apoyó a Franco) usó el conflicto civil español como campo de pruebas de cara a la futura guerra que planeaba iniciar en Europa.
En el mes de abril de 1937 se produce uno de los bombardeos más terribles e icónicos de la historia. La Legión Cóndor, provista de 40 aparatos (entre bombarderos y cazas), ataca la localidad vizcaína de Guernica reduciendo su casco urbano a un montón de escombros y cenizas.
El general Mola, el jefe del Estado Mayor de las Brigadas de Navarra, Juan Vigón, Wolfgang von Richthofen y el general Hugo von Sperrle decidieron el bombardeo de la ciudad vasca por la Legión Cóndor y la Aviazione Legionaria italiana
Manuel Leguineche. Los años de la infamia
Al hacer referencia al bombardeo sufrido por la simbólica villa vizcaína, Hugo Sperrle haría el siguiente comentario a sus más íntimos colaboradores, suponemos que con la sutil intención de que sus declaraciones traspasaran la barrera de la intimidad y se hicieran virales en un intento de reforzar la propaganda fascista de la guerra civil española:
El incidente fue exagerado artificialmente por lo ingleses por razones político-tácticas, queriendo ocultar sus intereses comerciales en el norte de España”
Estas declaraciones dan una idea del grado de bajeza moral, militar y política que preñaba sin remedio el seno interno de los cuerpos de combate alemanes bajo el nazismo, al menos en parte. Es cierto que no toda la oficialidad se dejó arrastrar por los preceptos del Partido Nazi, pero estos serían la excepción que confirmaría la regla dominante en aquel momento en todos los ámbitos de la Alemania pos-Weimar.
Ni que decir tiene, que durante el bombardeo se lanzaron sobre Guernica un mínimo de 31 toneladas de bombas. El centro urbano de la villa, de menos de 1 km2, resultó completamente arrasado, un total de 271 edificios fueron totalmente destruidos y el resto parcialmente afectados. Las bombas incendiarias provocaron tal llamarada que no pudo ser sofocada en varios días.
Antes decíamos que uno de los objetivos del bombardeo era el de propagar el terror y el desánimo entre la población. Pues bien, a este respecto cabría destacar el hecho curioso de que tanto las fábricas de armamento como el puente de Errentería, únicos objetivos estratégicos y militares de Guernika, no fueron bombardeados.
Cuando pasó el bombardeo, la gente salió de sus refugios. Nadie lloraba. Sus rostros mostraban asombro. Ninguno de nosotros podía comprender lo que veía. Al ponerse el sol, aún no podía verse más allá de los 500 metros. Por todas partes causaban estragos las llamas y ascendía un pesado humo negro
Alberto de Onaindía. Recogido por Hans Christian Kirsch: Der Spanische Bürgerkrieg in Augenzeugenberichte.
El Gobierno de Euskadi registró finalmente 1.654 víctimas mortales como resultado del indiscriminado bombardeo de Guernica.
Según algunos testimonios de la época, Hugo Sperrle mantuvo ciertas desavenencias con los mandos militares de la aviación franquista y esto provocó que el 31 de octubre de 1937, se despidiera en Burgos como jefe principal de la Legión Cóndor, siendo sustituido por el general Helmuth Volkmann. Ese mismo día emprendería el regreso a Alemania. Allí fue ascendido al rango de General der Fliegre, equivalente al de teniente general, es decir, uno de los rangos más altos del ejército.
El papel de Hugo Sperrle en la Segunda Guerra MundialTras un breve papel más diplomático que militar en la anexión de Checoslovaquia y de Austria en 1938 y 1939 respectivamente, no sería hasta 1940 cuando sus habilidades serían requeridas de nuevo, no en vano, en 1939 el Tercer Reich había invadido Polonia tras el acuerdo con la Unión Soviética (URSS), desencadenando la Segunda Guerra Mundial, por lo que Hitler no estaba como para desechar a militares experimentados y con adherencia al régimen. Así, desde mayo a julio de ese año, lideró la tercera flota en la invasión de Francia y, tras la rápida conquista del país, fue ascendido nuevamente en julio a Mariscal de Campo en una ceremonia junto a otros doce oficiales que participaron en la guerra tanto en la guerra contra Polonia como contra la misma Francia.
Un dato que no suele conocerse es que Hugo Sperrle fue uno de los principales instigadores de la Batalla de Inglaterra. Sperrle, como conocedor de la aviación y del potencial de la RAF, la flota aérea de Reino Unido, teorizó que la guerra contra este país solo podría ganarse si se obtenía la superioridad en este ámbito (ya que la armada naval de Alemania era muy inferior a la inglesa).
De hecho, la tercera flota, al mendo de Sperrle, tuvo un papel destacado en esta batalla entre 1940 y 1941. Se le considera el principal responsable del bombardeo sobre la ciudad de Bristol, donde se lanzaron 12.000 bombas incendiarias y al menos 160 toneladas de material explosivo. Manchester y Sheffield también fueron ciudades castigadas por la aviación a cargo de Hugo Sperrle, más de 16 ciudades importantes a lo largo de esos dos años.
Con la progresiva pérdida de posiciones del Tercer Reich, las labores de Sperrle se tornaron más defensivas, intentado evitar que la RAF bombardeara ciudades alemanas combatiendo en Francia, Bélgica y Países Bajos, apoyando a las tropas en el norte de África y, a partir de 1943, enfrentándose a la USAAF, las fuerzas aéreas de Estados Unidos. Esta defensa le resultó muy complicada debido a que la Máquina Enigma, la tecnología usada por Alemania para cifrar las órdenes militares, había sido descifrada por las potencias aliadas, por lo que las órdenes y estrategias de Sperrle eran sistemáticamente filtradas y contrarrestadas.
Las potencias aliadas buscaron precisamente acabar con la superioridad aérea de la Luftwaffe porque consideraban que era necesaria para poder llevar a cabo el desembarco en Normandía, operación conocida con el nombre en clave Overlord. Conscientes de la posibilidad de invasión aliada a través de Francia, Sperrle trasladó su cuartel general a París, desde donde coordinaba operaciones de defensa. Y, de hecho, a pesar de todo, en la segunda mitad de 1943, la Luftwaffe consiguió varias victorias.
Sin embargo, la maquina industrial alemana estaba cayendo a causa de las derrotas conjuntas en el campo militar, con demasiados frentes abiertos, con la URSS avanzando y con cada vez menos recursos. Así, se desvió parte de la flota aérea alemana para el frente oriental, lo que limitó la capacidad ofensiva de Sperrle. Además, las potencias aliadas aprendieron a buscar puntos débiles, por ejemplo, a través de ataques terrestres nocturnos que limitasen la posibilidad de defensa aérea.
Con el éxito del desembarco de Normandía en 1944, pronto la Luftwaffe se vio en clara inferioridad, por lo que Hugo Sperrle fue destituido finalmente el 23 de agosto de 1944, a menos de un año de la derrota nazi y a escasas horas de la recuperación de París por parte de las potencias aliadas (y la ocupación de su cuartel general). Hitler llegó a acusar a las tropas de la tercera flota de deserción, culpando a Sperrle.
Pese a que fue, según historiadores, usado como cabeza de turco para no culpar directamente a Hermann Goring del fracaso de Alemania en el frente occidental (y en general de buena parte de la creciente victoria aliada), siendo señalado como una persona vaga que había perdido toda esperanza y confianza en los mandos políticos y militares de Alemania, siguió manteniendo amistad con Hitler. De hecho, en 1945, recibió bastante dinero por su cumpleaños.
En las últimas semanas del conflicto bélico es arrestado por los aliados junto a Von Rundstedt, comandante de los ejércitos del oeste y Hermann Goring, el jefe supremo de la Luftwaffe. Posteriormente, es uno de los acusados en el Juicio de Nüremberg por crímenes contra la Humanidad, nada menos.
En 1948 se le declara inocente de todos los cargos tras un largo juicio y es finalmente absuelto.
El 2 de abril de 1953 muere en Múnich mientras se le practicaba una cirugía estomacal.
Su cuerpo fue incinerado y los funerales que tuvieron lugar resultaron ser de lo más misterioso y estrafalario de toda la senda biográfica de Hugo Von Sperrle.
Tanto la vida como los momentos históricos que viviera en primera persona Sperrle nos advierten, y no nos importa volver a insistir sobre ello, que la historia es una parte esencial del presente, de la actualidad y, que sin el recuerdo y la memoria no se entiende nada.
Fuente → aldescubierto.org
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