Es el libre mercado, amigo
Es el libre mercado, amigo
Puño en Alto

 

La medida gubernamental del descuento de 20 céntimos por litro al combustible de automoción se ha visto ineficaz para reducir el precio del mismo. Las patronales se han buscado las vueltas para asumir el descuento y además seguir subiendo el precio de los carburantes. Ganan las patronales y pierden los usuarios y contribuyentes, sean cuales sean sus circunstancias económicas y sociales.

Del mismo modo, la recién puesta en marcha medida de topar el precio del gas con la idea que originará un descenso efectivo del precio de la electricidad, se está viendo inoperante, el precio sigue subiendo. Fundamentalmente, porque había que introducir un coste al precio por la compensación que recibirán las compañías eléctricas que antes nadie explicó su naturaleza.

El turismo ha empezado a despertar después de la pandemia como un Caballo de Troya y podría ser el sector que dé la puntilla final a la inflación en este verano.

En todos los casos, los contribuyentes saldrán doblemente perjudicados. Porque, siguen sufriendo las subidas en los precios de los carburantes, en la luz y en la cesta de la compra, porque todo dinero que el Estado tenga que desembolsar irá en detrimento de otros gastos, sino en recortes en servicios esenciales.

¿Es eso saqueo? No, esto es el mercado, amigo. Esto lo dijo un sinvergüenza y delincuente mientras se lo estaba llevando calentito con toda clase de argucias económica-financieras, lo triste es que aún reza en el catón de los neoliberales de salón mantenidos con dinero público.

Las medias verdades, cuando son intencionadas, son más graves que las mentiras, ya que normalmente van acompañadas del perverso ejercicio de la búsqueda de intereses. Pero si además, esta media verdad se fabrica para engañar a una audiencia amplia de ciudadanos, el hecho se convierte en una bastarda manipulación y desvergüenza política. En esto está cayendo parte del Gobierno Central.

Quienes creían que después de la gran crisis financiera, el sistema capitalista tenía los días contados, se equivocaron. Estamos viviendo una tormenta perfecta, fruto de los coletazos de un animal voraz herido, pero no de muerte. Hoy en nuestro país pagaremos 900 euros al año más de hipoteca, 500 euros más al año de luz, 1000 euros más al año de carburantes y 500 euros más al año de cesta de la compra.

No podemos ni debemos caer en la trampa de quienes nos quieren hacer confundir el interés de mercado con el interés general.

El capitalismo inventó la clase media porque la necesitaba y el neoliberalismo la está dejando morir porque no la necesita.

Tenemos una democracia tutelada por el mercado, más concretamente por las grandes corporaciones como son las compañías eléctricas y petroleras, dueñas a su vez de la mayoría de los medios de comunicación. Están acostumbrados a quitar y poner Gobiernos. En nuestro caso, es patente que dichas compañías han decidido que este Gobierno no les sirve a sus intereses y le están echando un pulso poniendo todas las herramientas a su disposición para hacerlo caer cuanto antes. Colaborar con la subida del IPC es una de sus acciones.

Ante la desazón en la que puede caer la mayoría social de que nada se puede hacer para evitar lo que está pasando, hay que decir que existen alternativas y las hay sin tener que soliviantar al enemigo neoliberal pretendiendo aplicar el artículo 128 de la Constitución, que tanto dicen defender, se trata de constituir, de una vez por todas, una empresa energética pública que sirva de moduladora del precio de la electricidad y carburantes y no dejarlo solo en manos de las multinacionales y el mercado. Para contener la inflación desbocada no queda otra que el estado intervenga democráticamente en el Mercado.

Los ciudadanos tienen una poderosa herramienta para cambiar las cosas, aunque sea cada cuatro años.


Fuente → punoenalto.com

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