Los Borbón, una dinastía ligada al escándalo generación tras generación
La serie documental 'Los Borbones: una familia real' ahonda en el reinado de Juan Carlos I con testimonios, entrevistas y archivos inéditos.
 
Los Borbón, una dinastía ligada al escándalo generación tras generación / Uxía Prieto
 

Juan Carlos I ha pasado toda su vida acostumbrado a protagonizar los más relevantes actos institucionales, veladas de postín y, en los últimos tiempos, escándalos, titulares escabrosos y conductas reprobables. Lo que todavía no había protagonizado es una serie documental sobre su vida y la de su familia como la que se estrena en la noche del martes en LaSexta y Atresplayer.

Los Borbones: una familia real , dirigida por la periodista Ana Pastor y Aitor Gabilondo (Patria), es un repaso exhaustivo al reinado del emérito, viajando hacia el pasado con sus paralelismos con su abuelo Alfonso XIII y también mirando al futuro con la princesa Leonor. En la serie, que consta de seis capítulos que se emitirán en Atresplayer, se incluyen entrevistas, testimonios e imágenes de archivo inéditas para analizar el auge y caída de Juan Carlos I, “el gran conseguidor”.


Para entender la figura del emérito, Los Borbones da el pistoletazo de salida con Alfonso XIII. El abuelo del rey Juan Carlos murió en el exilio repudiado por su pueblo y, al igual que su nieto, se vio envuelto en escándalos de corrupción. “Arranca en Alfonso XIII porque tiene muchas cosas parecidas con el rey emérito, algunas de las cosas más negativas que se destacan de él vienen de entonces, de cómo su abuelo hizo algunas cosas parecidas”, ha destacado Ana Pastor durante la promoción de la serie.

El abuelo del emérito también tuvo problemas por cobrar comisiones en empresas y por hacer negocio con las carreras de galgos. Pero las cuestiones económicas no son las únicas en las que se encuentran paralelismos con su nieto. Los matrimonios de ambos reyes hicieron aguas desde casi el principio y estuvieron plagados de infidelidades.

Los historiadores han dejado claro que las aventuras de Alfonso XIII eran multitud, pero el monarca no era solo un mujeriego y un adicto al sexo, también fue uno de los grandes promotores del cine porno en España. Cuando se marchó del país para exiliarse, fue evidente que el matrimonio era una farsa y Victoria Eugenia decidió abandonarlo. El fin de su relación recuerda al de Juan Carlos y Sofía, que viven más distanciados que nunca desde que el emérito se mudó a Abu Dabi y que hacen vidas separadas desde que sus hijos eran pequeños.

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Alfonso XIII, en 1920 en Francia.
 

En el caso de Juan Carlos I, sus infidelidades han puesto en jaque el futuro de la Corona. El accidente durante la cacería en Botsuana con Corinna Larsen en 2012, en plena crisis económica, es la imagen del principio del fin. No solo del respeto hacia el emérito, sino también de las relaciones entre los miembros de la familia.

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Las relaciones entre los Borbón y Grecia ya se habían enturbiado tras la salida a la luz del Caso Nóos que implicaba a Iñaki Urdangarin y a la infanta Cristina, cuando se rompió la relación entre la segunda hija de los reyes eméritos y Felipe VI. La cacería terminó por complicar todavía más las relaciones y el ambiente se volvió insostenible. Un ambiente familiar que, cuando el ahora rey era todavía un niño, definió en unas imágenes de archivo como el que “le desearía a cualquiera”. La realidad no era lo que se mostraba de cara al público.


Felipe VI y el reto de no caer en los errores del pasado

 

En los últimos tiempos ha quedado claro que el mayor enemigo de Felipe VI y la continuidad de la monarquía en España es Juan Carlos I, por eso el rey ha puesto tierra de por medio entre él y su padre. La relación entre ambos está herida de muerte desde hace años y la publicación de los escándalos de corrupción no ha hecho más que hacer la herida más profunda. Felipe VI ha retirado la asignación anual a su padre, ha renunciado su herencia y le ha invitado a marcharse de España, algo que muchos analistas no han dudado en calificar de repudio.

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Traspaso de poder entre padre e hijo, en junio de 2014.
 

Poner la Corona por delante de las relaciones personales no es nuevo en la dinastía Borbón y el propio rey Juan Carlos tuvo que traicionar a su padre para garantizar la recuperación de la monarquía cuando se dio cuenta de que Franco jamás designaría a Don Juan de Borbón como su sucesor. El padre del emérito ni si quiera estuvo presente en su coronación —tampoco su madre María de las Mercedes ni sus hermanas— y una vez asegurada la Corona, Don Juan tuvo que renunciar a sus derechos dinásticos en público para legitimar a su hijo, elegido por el dictador.

Felipe VI no solo ha cortado por lo sano con su padre para intentar que la monarquía sobreviva, también ha hecho cambios en Zarzuela. Desde su proclamación, en la Casa Real no se aceptan regalos caros y sus miembros se han reducido, apartando a sus hermanas. El monarca ha ido dando pasos cercado por la opinión pública y en abril hizo público su patrimonio privado.

Además, con la aprobación de un nuevo Real Decreto, la Casa Real estará obligada a informar sobre cómo se gastan su presupuesto y el Tribunal de Cuentas se encargará de fiscalizar esos gastos. Un paso más hacia la transparencia para ganarse la confianza de los ciudadanos, pero que todavía no son suficientes. No se ha revelado, por ejemplo, el patrimonio de la reina Letizia.

Los Borbones plantea una incógnita, ¿será capaz Felipe VI de escapar a la rueda y salir bien parado, al contrario que sus predecesores? ¿Conseguirá reinar Leonor? Las respuestas probablemente den para otra serie.


Fuente → huffingtonpost.es

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