Presentan seis querellas por las torturas durante la revuelta obrera del Primero de Mayo de 1967

La plataforma Acción Ciudadana Contra la Impunidad del Franquismo en el País Valenciano presentará en los juzgados valencianos seis querellas por un delito de torturas que habría cometido la policía franquista contra las trabajadoras represaliadas de la manifestación del Primero de Mayo de 1967. Cincuenta y cinco años después, una veintena de entidades sociales, sindicales y partidos políticos han hecho un homenaje público para reconocer a las víctimas del franquismo y acompañar a las querellantes en Valencia. 

Presentan seis querellas por las torturas durante la revuelta obrera del Primero de Mayo de 1967 / Jorge Mancebo
 

“200 pesetas y ocho horas de trabajo. Por un sindicato democrático obrero y universitario. Por el Derecho a Huelga. Solidaridad con los obreros bilbaínos. Para impedir los despidos en fábricas y talleres. Por la libertad y la democracia”. Éstas eran las consignas que se podían leer en los panfletos de la manifestación convocada el Primero de Mayo de 1967 en Valencia. Entre la esquina de la Glorieta y la calle Pau se respiraba cierto entusiasmo al tiempo que se reunían cientos de personas para empezar la manifestación, que transcurriría hasta el edificio de la avenida Oeste donde estaba la sede de las Comisiones Nacionales Sindicales (CNS), actualmente, de titularidad de la Generalitat Valenciana.

Ese año, la manifestación estuvo convocada por unas recién constituidas CCOO, y que apenas habían sido ilegalizadas por el régimen franquista. Además, se sumaron sectores como la HOAC, USO, el PCE o las Juventudes Comunistas. "Esta es la primera manifestación pública que se produce en ese contexto", recuerda Vicent Álvarez, abogado laboralista y político valenciano detenido en la misma manifestación. Asimismo, explica que "acudimos gente de muchas procedencias, era una fecha significativa y la gente tenía muchas ganas de expresar reivindicaciones y exigir cambios y reformas".

“Dieron la orden de disolver y, como no ocurrió, la policía cargó. A partir de ese momento, empezaron a detener a algunos militantes significativos o que los identificaban como significativos”, recuerda el abogado laboralista Vicent Álvarez

Durante el recorrido de la marcha obrera, se produjo una fuerte represión por parte de la policía armada. Tal y como subraya Álvarez, la manifestación estaba desarrollándose con cierta normalidad, “pero a la altura del Poeta Querol, estaba la oficina franquista de Iberia, donde se colocó una barrera de policía armada, los grises, que iban con porras y gorra”. En este sentido, Lucila Aragón , activista por la memoria democrática y portavoz de la plataforma en apoyo a la querella argentina contra los crímenes del franquismo, también destaca el momento de esas protestas cuando se estaba planteando salir en otras partes del estado : “la policía en ese momento tampoco se había enfrentado a manifestaciones así”, asevera. Álvarez, además, recuerda los hechos con nitidez: “Dieron la orden de disolver y, como no ocurrió, la policía cargó. A partir de ese momento, empezaron a detener a algunos militantes significativos o que los identificaban como significativos”.

La Jefatura Superior de Policía de Valencia es uno de los lugares donde se perpetraron las torturas |Archivo 
 

Aquellos enfrentamientos, según señalan las entidades memorialistas, comportaron un total de 23 detenciones, de las cuales, trece personas fueron procesadas por el Tribunal de Orden Público (TOP) –en funcionamiento desde 1963– y, además, cinco de ellas fueron doblemente juzgadas y condenadas por los mismos hechos en un Consejo de Guerra: Juan Montalban, Juan Castejón, Francisco Ventura, Salvador Ayala y Antonio Sanchis. En este sentido, Aragón aclara que por las características de la manifestación, el régimen quiso dar ejemplo y por eso "fueron condenados por el Consejo Militar". Además, sentencia rotundamente que la mayoría de ellos fueron “brutalmente torturados en dependencias policiales por la Brigada Político Social (BPS) y la Policía Armada”. Por su parte, Álvarez, quien fue testigo directo porque fue detenido, corrobora los hechos: “A mí me tuvieron incomunicado tres días y pude comprobar que habían cometido muchos malos tratos: nariz rota, hematomas en todo el cuerpo, heridas en el cuerpo, les habían maltratado, querían venganza porque se les había escapado la situación de las manos, no lo esperaban”, reflexiona, quien todavía guarda en la memoria una frase de un funcionario policial: “Como usted, siendo tan valencianista , ¿se ha acercado a las masas obreras?”. Y le respondió: “por eso mismo!”

Reparar el dolor de las víctimas medio siglo después

Cincuenta y cinco años después de los hechos del 1 de Mayo, desde la asociación Acció Ciutadana Contra la Impunidad del Franquismo, anuncian la presentación de seis querellas por torturas en los tribunales valencianos. Cuatro de las personas que se incluyen fueron juzgadas y condenadas en el Consejo de Guerra. Desde la asociación –plataforma en apoyo a la querella argentina– llevan desde 2018 promoviendo querellas en los tribunales valencianos de casos de torturas y desapariciones forzosas “que consideramos que demuestran que la represión durante el franquismo se hizo sistemáticamente con agresiones y que representan crímenes de lesa humanidad por la dimensión que tuvieron: tratar de eliminar de todas las formas posibles la oposición y la disidencia al régimen”, razona Aragón. Asimismo, remarca que estas querellas tienen por objeto contribuir y conseguir que se haga efectivo el derecho de las víctimas a la verdad, justicia y reparación, tal y como establecen las Naciones Unidas.

La abogada de la cooperativa El Rogle y una de las redactoras de las seis querellas presentadas, Aràdia Ruiz, puntualiza que son por torturas en un contexto de lesa humanidad, remarcando que el contexto es importante porque da sentido

La abogada de la cooperativa El Rogle y una de las redactoras de las seis querellas presentadas, Aràdia Ruiz, puntualiza que son por torturas en un contexto de lesa humanidad, remarcando que el contexto es importante porque da sentido. “La justicia española tiende a archivar querellas del franquismo porque entienden que ya están prescritas, porque las analizan como crímenes individuales, es decir, no lo hacen en un contexto de crímenes de lesa humanidad. Si así lo hicieran, no podrían alegar la prescripción porque los crímenes de lesa humanidad nunca prescriben, atendiendo al acuerdo internacional. Entonces, como quieren evitar esta definición de los crímenes del franquismo, los individualizan como si fueran crímenes individuales” matiza Ruiz, quien pone como ejemplo casos como el de Paterna, donde “hay fosas con más de 200 fusilados, con sacas de una cincuenta fusilados por día y lo están considerando como si fueran casos individualizados”.

En este sentido, detalla los cuatro argumentos jurídicos que alega el Tribunal Supremo –a tenor de la sentencia 101/2012– para “tropezar” judicialmente con las querellas: ley de Amnistía, principio de legalidad, prescripción de los crímenes y muerte de las personas victimarias . “Como ya tenemos los cuatro argumentos claros, por los que ya sabemos cómo nos lo van a intentar tumbar, la querella básicamente tiene cuatro puntos en los fundamentos jurídicos que rebaten cada uno de estos argumentos, teniendo en cuenta todo el argumentario de los mecanismos del derecho internacional y la doctrina”, detalla la letrada. Sin embargo, expone que el principal objetivo que tienen las víctimas del franquismo hoy en día, no se sentar a una persona en el banquillo, “lo que necesitan es un relato de la verdad judicial, es decir, que haya una instrucción que cuente lo que pasó, que estragan más información. El relato de la verdad es muy reparador”, concluye.

Homenaje y reconocimiento público

Este viernes 13 de Mayo, en la plaza Nápoles y Sicilia, la asociación Acción Ciudadana Contra la Impunidad del Franquismo y Comisiones Obreras, con el apoyo de una veintena de entidades sociales, sindicales, partidos políticos y administraciones públicas han organizado un homenaje para reconocer a las víctimas represaliadas por el franquismo y acompañar a las querellantes en Valencia. “Queremos que sea un homenaje que les rindamos la gente y las organizaciones que estamos en esta batalla por la lucha por los derechos de las víctimas del franquismo, y que reconozcamos que gracias a ellos hoy tenemos libertades y les acompañamos en el momento de presentar las querellas”, apostilla Aragón. Para Álvarez, este acto es importante porque después de esta historia, “decidí ser abogado laboralista y defensor en el tribunal de justicia. En este tipo de querellas contra la policía y los tribunales, existe un objetivo hipotético de juzgarlos, pero aunque pueda ser difícil y remoto, se trata de forzar cambios legislativos que restablezcan la dignidad de las personas víctimas de las torturas y de alguna forma la justicia, porque debe aclararse la verdad” sentencia.

Acto de homenaje y presentación de las querellas en el salón de actos de CCOO en Valencia |Gobierno de la Generalitat 
 

Francisco Ventura, fue uno de los trabajadores represaliados que ahora se ha querellado. “Nos juzgaron en el Tribunal de Orden Público y nos hicieron un Consejo de Guerra. Estuve unos años en Valencia en la Modelo, y después ya nos dividieron, por un lado y por otro, que es lo que hacían los franquistas para que las familias no estuvieran cerca y pudieran visitarnos”. Ventura, militante de los incipientes CCOO, estuvo casi cuatro años detenido. “En comisaría me pegó una rodilla un gris y me tiré casi un mes sin poder andar, tenía los huesos de la cadera fatal, iba cojeando de un pie y me golpearon al otro para que no pudiera andar. Torturas a manta”, relata en la Directa en una conversación telefónica. En la conversación le acompaña su pareja Ana Almagro: “Nos conocimos cuando salió de prisión. Estuvo en prisión por pedir una jornada laboral de ocho horas, por pedir derechos laborales y por pedir democracia. Yo pertenecía a las Juventudes Comunistas y al movimiento democrático de mujeres, y era muy joven cuando nos conocimos en nuestra fase militante”, recuerda. Almagro explica el proceso de represión que también vivieron ya casados, con hijos incluso: “vivíamos en un barrio obrero en el parque Alcosa, y venía la Guardia Civil por fotos, que yo siempre les decía que vayan ustedes a la cárcel, que allí tiene fotos de todos los colores. Venían a amedrantarnos y hacernos sufrir, era continua la persecución, y ellos estaban en prisión por pedir lo que hoy nos parece normal”, recuerda con rabia.

“Recuerdo mucho a las madres, porque hablé con muchas que han muerto y nunca lo contaron públicamente, pero lo tenían a cuerpo”, explica Ana Almagro, que militaba en las Juventudes Comunidades y en el movimiento de mujeres

Para Ventura, el acto es emotivo porque le hace reencontrarse con compañeros que no ve desde 1967. “Estas historias deben explicarse a todo el pueblo. Franco tiene miles de muertos a sus espaldas. Y el hambre que nos hicieron pasar! Mi madre estaba trabajando como podía para enviarle dinero a mi padre, que también estuvo más de ocho años en prisión por ser republicano”. Almagro concluye también con una reflexión: “las madres y las mujeres de personas como Paco [Francisco Ventura], han sufrido doblemente la persecución. Primero se llevaron a su marido, que estuvo ocho años en prisión [en Santiago de Compostela] por ser republicano en Córdoba. Paco conoció a su padre cuando tenía 8 años. Y ella sufrió ese dolor porque era imposible para una mujer de un campesino viajar tan lejos, y después volvió a vivirlo aquí a Valencia cuando detuvieron a su hijo. El sufrimiento de todas las madres que han sufrido la represión. Aquí tenemos Paterna, esas madres lo han sufrido doblemente. Yo me acuerdo mucho de ellas, porque hablé con muchas que no lo han podido hacer, han muerto y nunca lo han contado públicamente, pero lo tenían a cuerpo”.


Fuente →  directa.cat

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