Las próximas elecciones en Francia, son un plato bien servido para que de las estrategias y tácticas a emplear por la izquierda gala, surjan algunas lecciones que pudieran añadir elementos a la propuesta electoral de España e incluso a la de toda Europa.
A pesar de las claras diferencias entre ambas toldas rojas, en política el otoño de Francia, sigue siendo antesala al invierno europeo.
Es por ello que, tanto los asesores de la segunda vicepresidenta y ministra del trabajo y economía social Yolanda Diaz, como sus colegionarios deberían estar atentos a lo que ocurra en la contienda parlamentaria de junio próximo.
Fragmentados
Una de las debilidades lamentablemente endilgadas a la izquierda planetaria, ha sido siempre su naturaleza atomizada y atomizante.
Las diferencias en lo ideológico y en lo táctico, han dejado en más de una oportunidad posibles triunfos en el socavón de la historia. El ejemplo más puro de ello, pudiera ser incluso las recientes elecciones francesas.
La gran victoria, si se quiere entender o analizar desde los fríos datos estadísticos, quedó como rédito para la ultraderecha populista, que de la mano de Marine le Pen logró pasar a la primera vuelta en el balotaje, dejando a los votantes de Mélenchon a tan sólo 0,8 % del segundo escalón.
Estas dos grandes imprecisiones, se sustentan además en una tercera de mayor complejidad subjetiva.
La ultraderecha francesa, que ha logrado escarbar a través de la desesperanza de las capas obreras; ha encontrado la clave para alejar con su discurso a votantes anteriormente adheridos a partidos izquierdistas, sumándolos para su proyecto.
Este voto, obviamente marcado por el voto castigo, hecho desde la rabia o desde la simple desolación detrás de las cortinas de los centros de votación; ha permitido cuadrar y mover más hacia la derecha las intenciones y propuestas de Macron.
Todo este panorama, bien pudiera asumirse como una fotografía aérea de los entramados que actualmente cruzan y entrelazan los destinos de las izquierdas europeas. En esta escenografía, España no es la excepción.
Si no, evaluemos lo sucedido en Andalucía y las declaraciones y disculpas ofrecidas por los seis agrupados en la IU sureña.
La respuesta
La siguiente movida en el tablero de ajedrez francés dirigida por Mélenchon, ha sido atinada.
Poniendo la vista al frente, ha decidido rápidamente recoger a los caídos, preguntar por las razones del fracaso y reconfigurar sus fuerzas de cara a lo que es considerado el segundo gran momento dentro de los procesos eleccionarios de todo gobierno democrático: el portentoso parlamento francés.
Este es considerado un espacio de poder por excelencia y una maravillosa opción para alzarse como el Némesis o contrapeso del presidente o jefe de Estado en la figura de primer ministro o jefe de gobierno.
España y sus izquierdas
Yolanda Díaz, estratégicamente interesada e implicada en los próximos procesos de escuchas, momento fundante de cualquier aspiración política enmarcada en los venideros procesos eleccionarios; tiene la posibilidad de asumir para sí la decisión de tomar los errores vividos en la y por la izquierda francesa y beber de esas mejores prácticas para llegar a buen puerto.
Retomar el tema de la unión de las izquierdas, sin fisuras, como un bloque coherente y disciplinado; guiado con la firme intención de no sólo mantener el poder sino de implantar un programa que re convoque a ese voto disperso y absorbido dentro del metabolismo de la derecha representada en el PP y aun peor en Vox, es un imperativo para Díaz.
Por último y no menos importante, a pesar de los errores cometidos por co partidarios en actuales funciones de gobierno; las posibilidades de deslastrarse de odiosas y no deseables comparaciones y anexiones son un elemento consustancial con un posible triunfo de los progresistas.
Fuente → elestado.net
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