Las 10 traiciones de Juan Carlos I

“¿Con qué calificativo será conocido en los libros de historia Juan Carlos I? 'El campechano', el Emérito, el Defraudador, el Democratizador? Las siguientes diez claves de sus biografías pública y privada quizás ayuden a encontrar un apelativo para el anterior jefe del Estado” 

Las 10 traiciones de Juan Carlos I
Andreu Farràs
 
El Magnífico, el Conquistador, el Sabio, la Grande, los Católicos, el Prudente, el Piadoso, el Hermoso… Numerosos reyes españoles y de otros países han sido apodados por los cronistas de la época. No siempre lo han sido en términos elogiosos. El Hechizado, el Cruel, el Terrible, el Impotente, la Loca, el Pasmado son algunos otros sobrenombres con los que han sido atados para siempre a sus nombres propios en los manuales. ¿Con qué calificativo será conocido en los libros de historia Juan Carlos de Borbón? ¿El Campechano, el Emérito, el Defraudador, el Democratizador? Las siguientes diez claves de sus biografías pública y privada quizá ayuden a encontrar un apelativo para el anterior jefe del Estado.

Traicionó a su padre

Juan de Borbón era el legítimo heredero del rey Alfonso XIII. El sector monárquico de los golpistas del 18 de julio era partidario de la restauración de la Corona una vez ganada la guerra civil. Francisco Franco, apoyado por la mayoría de los militares rebeldes, lo impidió. Como mucho, el dictador aceptó que, después de su sucedáneo de regencia vitalicia, fuera sucedido al frente de la jefatura del Estado por Juan Carlos, el hijo de don Juan. Franco se saltaría así una generación de la dinastía borbónica.

Don Juan, confinado en Estoril (Portugal), aceptó a regañadientes la abducción de su hijo por los franquistas, que se lo llevaron a España y con quien nunca mantuvo buenas relaciones. Adoctrinado por los franquistas, a Juan Carlos I le costó mucho que un don Juan tremendamente decepcionado con la actitud de su hijo aceptase renunciar a la jefatura de la Casa Real, es decir, a encabezar la dinastía borbónica. No le pasó el testigo hasta que la democracia se hallaba medio consolidada en España.

Traicionó a Franco

Convirtiendo en virtud la necesidad perentoria e inaplazable de democratizar el régimen político español y adecuarlo a lo que ya ocurría en todos los países del entorno, Juan Carlos traicionó los “principios fundamentales del Movimiento Nacional” que había jurado en presencia del dictador, su padre político. Tímido, con andar torpe y con serios problemas de vocalización, el antes príncipe de España y ahora nuevo rey era menospreciado por los sectores más reaccionarios del alto funcionariado estatal, la gran banca, la patronal y el episcopado. Poco se imaginaban lo lejos que llegaría aquel “borbón tonto”, como le tachaban los falangistas.

Traicionó a Adolfo Suárez

Junto con Torcuato Fernández Miranda, Suárez ha sido considerado el artífice de la transición democrática española. De procedencia falangista ambos, conocían los mecanismos que había que ir desarticulando para construir una democracia homologable con el resto de los sistemas políticos de Occidente. Presidente del Gobierno entre 1976 y 1981, concitó los apoyos de los principales partidos del centro y la izquierda a cambio de algunas concesiones, que los sectores involucionistas –entonces denominados “poderes fácticos”– consideraron una “rendición inaceptable”. Juan Carlos cedió ante las presiones de banqueros, obispos y militares y dejó caer a Suárez, mientras el cerebral Fernández Miranda era lanzado a la papelera de la historia. Si os he visto no me acuerdo.

Llevó a engaño a los generales Jaime Milans del Bosch y Alfonso Armada

Uno era descendiente de una amplia dinastía de generales monárquicos. El otro, miembro de una familia aristocrática de la corte de Alfonso XIII y había sido tutor del príncipe y secretario general de la Casa del Rey en el inmediato posfranquismo. Los dos habían sido recibidos por separado en distintas ocasiones por Juan Carlos, que no les quitaba la razón ni la palabra cuando empezaban a despotricar de las medidas democratizadoras que estaban implementando los ministros de Adolfo Suárez. Ante las respuestas ambiguas del Rey a sus críticas, Milans, Armada y otros generales retrógrados creyeron que podría triunfar, “por el bien de España, por supuesto”, un pronunciamiento al estilo del que Miguel Primo de Rivera realizó con la aquiescencia de Alfonso XIII, el abuelo, en los años 20. Milans y Armada se quedaron con un palmo de narices y, luego, con unos cuantos años de presidio, cuando Juan Carlos salió por la tele descalificando su intento involucionista. Si os he visto no me acuerdo.

Traicionó a Sabino Fernández Campo

Fue la persona de mayor confianza de Juan Carlos entre los años 1977 y 1993, en los que fue secretario general y jefe de la Casa del Rey. No son pocos los expertos que atribuyen a las gestiones de este general desde la Zarzuela el fracaso del golpe del 23-F. Fue la conciencia del monarca durante los años ochenta y noventa, los de la abundancia y la beautiful people, que acabarían de forma abrupta con numerosos escándalos de corrupción, quiebras y estafas. Fue Sabino quien quiso alejar de la Zarzuela a Mario Conde, Javier de la Rosa, Manuel Prado y Colón de Carvajal y otras amistades –masculinas y femeninas– poco recomendables. Hasta que Juan Carlos I se cansó de aquel Pepito Grillo y decidió prescindir de sus servicios.

Traicionó a Sofía de Grecia

Como no escribimos para la prensa rosa no será necesario extenderse en la larga lista de amantes que ha tenido y quizás aún tiene el actual rey emérito. ¿Cuándo empezó a acostumbrarse la reina a las infidelidades de su marido? El mayor elogio que ha vertido Juan Carlos de su esposa es que es “una gran profesional”.

Traicionó a Iñaki Urdangarín

¿Alguien puede creerse que el marido de la infanta Cristina se embarcaría en una sucesión multimillonaria de tráficos de influencias sin el visto bueno del suegro más poderoso de España? Prisión y silencio, como Milans y Armada, son los peajes que ha tenido que pagar el exjugador de balonmano por su matrimonio con la segunda hija de Juan Carlos y la posterior carrera en busca de prebendas y canonjías que, por avaricioso que fuera, jamás habría alcanzado sin el paraguas regio.

Traicionó a Corinna Larsen

La última amante conocida del rey emérito saltó a la fama a raíz de la aventura de Botsuana, que puede considerarse el principio del fin de la reputación de Juan Carlos. Su “lo-siento-mucho-me-he-equivocado-no-volverá-a-ocurrir” al salir del hospital donde se recuperó de la caída sufrida en el safari no evitó la crisis institucional que desembocaría en su abdicación dos años después, en el 2014. Corinna Larsen pasó de ser la amiga íntima del monarca y su intermediaria ante diversos regímenes de nula calidad democrática a ser presentada por los bufones mediáticos de la corte como la enemiga pública número uno de la Corona española.

De alojar a Larsen y a su hijo en una instalación propiedad de Patrimonio Nacional en El Pardo, a 19 kilómetros de la Zarzuela, y regalarle 65 millones de euros, Juan Carlos I pasó a hacerla pasar por una desalmada cazafortunas. Ella no ha callado como otros y ha respondido interponiendo una querella por acoso ante la justicia británica, tras ser amenazada presuntamente por el CNI.

Traicionó a Felipe VI

La reunión de cuatro horas que mantuvieron el 23 de mayo en la Zarzuela los dos borbones merece una miniserie televisiva. Pero de no ficción. ¿La habrá grabado Pegasus? Oficialmente, llevaban sin hablarse cara a cara casi dos años. El hijo debe sentirse profundamente decepcionado por la conducta del padre. No solo por su comportamiento privado durante los años que era rey sino también después, al descubrirse los numerosos delitos económicos que el padre había perpetrado. La decisión de exiliarse en los Emiratos Árabes Unidos, con un régimen autocrático, homófobo, machista y violador de todos los derechos humanos si no eres millonario, tampoco le ayudó al nuevo rey a mejorar la deteriorada imagen de la Corona. Es dudoso que la exhibición de Juan Carlos en Sanxenxo, una estudiada mezcla de pop-star viejuno y cacique que tutea a todo quisque, fuese lo pactado por padre e hijo a la hora de organizar el primer viaje de vuelta a España del emérito.

Traicionó a Hacienda

La fortuna personal de Juan Carlos de Borbón supera los 2.000 millones de euros, según los últimos cálculos de The New York Times (como casi siempre, de lo más relevante de España nos tenemos que enterar por la prensa extranjera). En marzo pasado, la fiscalía del Tribunal Supremo dictaminó que Juan Carlos incurrió en cinco delitos fiscales entre 2008 y 20012, pero no puede ser denunciado por inviolabilidad, prescripción o porque, a última hora, regularizó parte de sus fondos. El Supremo no puede juzgarlo, pero deja claro que el emérito engañó a Hacienda. ¿Cuántos millones escaqueó en los años setenta, los ochenta y los noventa? Si, como rezaba aquel viejo eslogan, Hacienda somos todos, Juan Carlos I, el supuesto paladín del patriotismo, traicionó también a todos y a cada uno de los españoles.


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