La lucha por un Centro de Memoria de la Cárcel de Carabanchel
La lucha por un Centro de Memoria de la Cárcel de Carabanchel
Pedro Casas

Texto leído en el acto realizado en defensa del Centro de Memoria el pasado día 26 en el auditorio Marcelino Camacho de Madrid, el pasado 26 de abril.

La cárcel de Carabanchel cerró sus puertas en 1998. Para entonces, el Gobierno central y el Ayuntamiento de Madrid, ambos con mayoría del PP, habían modificado el Plan General de Ordenación Urbana para que en los más de 170.000 metros cuadrados se construyeran 1.300 pisos de renta libre.

Años antes, las vecinas y vecinos de los barrios cercanos a la antigua prisión, comenzaron una larga lucha por conseguir que no se especulara con unos terrenos adquiridos en su día como dotacionales, y que se destinaran íntegros para el equipamiento social que tanto necesita una de las zonas más densamente pobladas de la capital, con más de medio millón de habitantes entre los distritos de Latina y Carabanchel. Y como dotación prioritaria se destacó la construcción de un hospital de referencia.

Pasaron los años, con multitud de manifestaciones y actos de protesta, incluso con la celebración de un referéndum el 17 de Abril de 1999 (23 años nos contemplan) en el que participaron en un solo día 30.000 vecinas y vecinos, siendo más del 90% las personas votantes que reclamaban un uso social de TODO el terreno, destacando la construcción del citado hospital de referencia (una delegación vecinal nos entrevistamos con Marcelino Camacho para preguntarle si podíamos solicitar que el hospital llevara su nombre, lo que aceptó con mucho gusto). Las tres administraciones implicadas, gobernadas entonces por el PP, hicieron oídos sordos a esta demanda vecinal.

Con el cambio de siglo el movimiento vecinal incorpora la reivindicación de conservar parte del edificio carcelario (la cúpula y alguna galería) para hacer un Centro de Memoria que recordase uno de los lugares más emblemáticos de la represión franquista y de la lucha por la libertad, la democracia y…. la Justicia Social, como siempre le gustaba añadir a Marcelino. Este plan conjunto fue aprobado en las numerosas asambleas vecinales realizadas entonces.

Las movilizaciones continuaron y en la campaña electoral de 2007 la candidata autonómica del PP promete la construcción de un hospital, y el candidato municipal del PSOE un centro por la paz en los terrenos de la cárcel; esto cambia el panorama y prepara la modificación del planeamiento, con la rebaja de 1.300 a 650 los pisos a construir, y destinando la mitad del terreno para equipamiento sanitario y otros usos administrativos y sociales. El día de la firma del nuevo convenio urbanístico por el Ministro Rubalcaba y el alcalde Gallardón, en junio de 2008, un grupo de vecinas y vecinos se manifestaron frente a la sede de Interior contra ese nuevo plan, al ser totalmente insuficiente y no contemplar el solicitado Centro de Memoria, siendo Julián Rebollo objeto de una sanción gubernamental.

Esta lucha vecinal por conseguir un Centro de Memoria fue sumando a muchas asociaciones de ex-presos políticos y sociales, así como de organizaciones en defensa de la memoria histórica. Además contó con el apoyo de instituciones relevantes como el Defensor del Pueblo, el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid o la Asociación pro-Derechos Humanos, así como relevantes personas del mundo de la cultura, la política y el sindicalismo, adquiriendo enorme repercusión nacional e internacional. Se trata, sin duda, de un caso singular de una reivindicación memorialista impulsada inicialmente por el movimiento vecinal, lo que se entiende si se recuerda la participación activa que las Asociaciones de Vecinos tuvieron en la lucha por conseguir la Libertad y la Democracia.

En los meses de junio a octubre de 2008 se organizaron visitas semanales al interior del complejo penitenciario, y se realizaron numerosos actos, destacando el que tuvo lugar en el interior de la cárcel el 27 de septiembre (aniversario de los últimos fusilados, tres de los cuales pasaron su última noche en Carabanchel), que contó con la intervención de destacadas personalidades, ilustres inquilinos a la fuerza, y la asistencia de cientos de personas.
Pero toda esa lucha no fue suficiente para sensibilizar al gobierno socialista de entonces, ya que la noche del viernes 24 de octubre de 2008, ante la mirada atónita de centenares de vecinos acampados y las cámaras de los medios de comunicación, ordenaba que las máquinas iniciaran el derribo de la cúpula central de la antigua cárcel, ignorando las numerosas y prestigiosas voces que se mostraron contrarias a ese derribo. Con este gesto vergonzante, el gobierno enterraba también entre los escombros parte de su dignidad democrática.

El derribo no fue total; dejaron un arco de entrada, un trozo de muro y el edificio del que fue hospital penitenciario, que, en otro gesto de indignidad lo convirtieron en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE mal llamado de Aluche), donde se priva de libertad injustamente a personas que no han cometido delito alguno; tan sólo que buscan una vida digna para ellos y sus familias.

Aquel derribo, que hizo llorar a más de una de las personas presentes, no logró enterrar la memoria ni la demanda por ese Centro de Memoria, y desde entonces todos los años se han venido realizando actos de recuerdo y reclamación, la mayoría de ellos en los mismos terrenos de la cárcel; terrenos que, dicho sea de paso, más de 13 años después continúan yermos, para dejar claro que las prisas por el derribo sólo eran un vano intento de enterrar la memoria.

A lo largo de estos años hemos puesto lazos en la valla; velas nocturnas; una maqueta que todavía permanece; memoriales alternativos de muy diversa hechura con los nombres de más de 2.000 personas internadas allí, y costeados íntegramente por suscripción popular; exposiciones de pinturas, fotografías y objetos de prisión; numerosos actos, algunos con presencia de relevantes figuras memorialistas internacionales; manifestaciones, algunas con inmigrantes, reclamando un uso más digno, como centro de memoria, para el actual CIE; y hasta una acampada el pasado mes de octubre.

 

Pensábamos que el actual gobierno, cuya mayoría pertenece al mismo partido que destruyó el edificio de la cárcel, sería sensible, no sólo en las declaraciones (con las que se prodiga el presidente cada vez que sale al extranjero), sino en los hechos, y levantaría un centro de memoria que, de alguna manera, compensara aquel derribo incalificable. Han pasado 4 años y no se conoce más que algún vago proyecto, totalmente insuficiente, pero nada más. Mientras la derecha en unos pocos meses consigue destruir memoriales en cementerios, o anular partidas presupuestarias para la memoria, la izquierda agota legislaturas sin hacer nada concreto en esta materia.

Desde 2008 todas estas movilizaciones han estado coordinadas por una plataforma que está compuesta por entidades vecinales de Latina y Carabanchel, y asociaciones memorialistas, teniendo vaivenes y a lo largo del tiempo, como suele suceder. En 2019, cuando parecía que la lucha languidecía, un pequeño grupo decidió tirar adelante recomponiendo la Plataforma con nuevas personas y organizaciones, logrando que en estos casi tres años la Plataforma por un Centro de Memoria de la cárcel de Carabanchel esté logrando nuevas incorporaciones con las que seguir esta lucha hasta conseguir su objetivo. Desde aquí, más que el agradecimiento, nuestra más sentida enhorabuena a todas las personas y entidades que han mantenido esta lucha heroica que va durando ya demasiados años.
Les leo el poema de Iván Muñoz, vecino de Carabanchel, que dedicó a la cárcel:

Cubierta en luto naciste
negra cabeza erguida,
más alta ahora que en vida,
con tu memoria resiste.
La sombra oscura que diste
apagan porque ilumina
si tu memoria resiste.
la lucha que no se olvida
Caída y en pié seguiste
no sabe quien te derriba
que muerta estarás más viva
¡Y tu memoria resiste!

¡Gracias por mantener la MEMORIA!


Fuente → blogs.publico.es

banner distribuidora