Esclavos de Fraco

Esclavos de Franco

Casimiro Castaño
 

Autor: Chesus Calvo (Zaragoza 1966). Publicado en 2019 por GP Ediciones. 80 páginas, color; más prólogo de Quique Gómez, de la Asociación de la Memoria Histórica de Aragón.

A la hora de presentar este cómic, lo mejor es empezar por el prólogo del mismo, por su especial interés; está escrito por Quique Gómez, de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón. Se trata de una magnífica contextualización histórica que nos anticipa lo que vamos a leer. Sitúa muy bien la represión ejercida por los golpistas sobre la población con el fin de aterrorizar y con ello abortar cualquier posibilidad de respuesta a los golpistas. Literalmente dice: “Lo cierto es que en los primeros días de esta guerra, buscada para aniquilar el rumbo progresista del Gobierno, ya se provocaron más muertes que en toda la historia de la violencia política desde 1931”, o “La inmensa mayoría de estos trabajadores esclavos eran antiguos combatientes del ejército republicano. Era, por tanto, obligación de sus captores, en base a los convenios internacionales de guerra, tratarlos con el debido respeto y alimentarlos y alojarlos decentemente, así como no obligarles a realizar ningún trabajo obligatorio. Todo esto, como es conocido, lo obviaron en base a los Consejos de Guerra y otros “juicios farsa” enmarcados en la Causa General en los que sin posibilidad de ningún tipo de defensa, los republicanos eran condenados a penas desmesuradas de cárcel por el gran delito de “rebelarse” contra el “Movimiento Nacional”, los vencedores cambiaron así la realidad histórica y los defensores de la legalidad democrática eran considerados rebeldes y, por lo tanto, reos de traición”.

Nos habla de la campaña de “redención de penas por el trabajo” a través del Patronato de Redención de Penas, una faceta no muy conocida y que constituye la finalidad de este recomendable cómic. Redención de penas impuesta a los presos la mayoría de las veces y, en algunas ocasiones elegidas voluntariamente por los presos para conseguir reducir el tiempo de permanencia en prisión.

Teóricamente, según sus ejecutores, servía para “rehacer este país que ustedes se empeñaron en destruir”, pero que sirvió para crear una legión de esclavos al servicio de empresas privadas y también públicas; empresas muy importantes y dirigidas por los grandes oligarcas del régimen, que les sirvió para beneficiarse de esta situación y seguir acumulando enormes fortunas. Empresas tan emblematicas como Renfe, Astilleros de Cádiz, Agromán, Dragados y Construcciones o Banús Hermanos, participaron de estas prácticas.Una práctica por la que ninguna empresa ha dado explicaciones ni pedido perdón hasta la fecha.

Este es un asunto muy poco conocido y estudiado que este cómic saca a la luz, y que hasta donde yo sé, es el único que habla de forma monográfica de este tema y por eso se ha elegido; hemos visto en otros cómics como a los presos se les lleva a campos de concentración y obliga a trabajar como esclavos, pero formando parte de un guion más amplio, normalmente biográfico o autobiográfico, pero no centrado exclusivamente en la descripción de situación, como es este caso.

El protagonista, Julián, trata de huir a Francia durante los estertores del Gobierno Republicano y el final de la Guerra Civil, pero en las estribaciones de los Pirineos resulta herido en la cabeza por los franquistas y es hecho prisionero; cuando despierta está en un campo de concentración franquista y según sus carceleros ha sido juzgado y condenado a 20 años de cárcel por el hecho de que su familia era republicana y él mismo soldado republicano. El alférez al mando del campo de concentración le mete obligatoriamente el programa de redención de penas por el trabajo y le obligan a trabajar como esclavo en la construcción de una carretera, con un trato indigno y humillante, una jornada extenuante, sin comida e incluso sin agua, a la intemperie y sin ninguna protección para hacer frente a los rigores climatológicos.

A pesar de que las convenciones internacionales prohíben expresamente los trabajos a los presos, este cómic describe con precisión las durísimas condiciones de vida en estos campos de concentración, el trato degradante hacia los presos, la brutalidad y el trato inhumano, el hacinamiento, la falta de higiene y el hambre. Sobre la base de una cierta humanidad hacia los presos, lo que se escondía detrás de estas actuaciones era justamente todo lo contrario, convirtiéndose únicamente en esclavos totalmente prescindibles, que inmediatamente, cuando mueren como consecuencia de las condiciones de trato que reciben, son reemplazados por un nuevo reo en un ciclo que no tiene fin.

Las personas encarceladas no tenían ningún derecho y estaban sometidas a la arbritariedad de las autoridades, para las cuales, “qué más da un rojo más o un rojo menos”. El régimen carcelario es tan represivo que incluso el preso no tiene contacto con sus familiares. La desesperación alcanza tal dimensión que muchos presos deciden huir, y para los que si son capturados de nuevo por sus carceleros, inmediatamente son fusilados públicamente para que sirvan de escarmiento a los demás.

Esta represión no solamente se ejerce sobre los presos , y vemos también la represión que se ejerció sobre una población civil indefensa a través de los bombardeos indiscriminados sobre pueblos y ciudades, y esto también lo vemos en este cómic. También aparece la violencia ejercida por los sectores más radicalizados y dirigida, en este caso, hacia el párroco del pueblo y una iglesia de gran valor arquitectónico y cultural.

En el cómic se alternan el presente, en el campo de concentración, y el pasado con escenas familiares de Julián, como por ejemplo con su familia y con su novia. Su dibujo es muy sencilo, de “línea clara”, muy bonito y eficaz a la hora de que visualizemos la historia que nos cuenta. Destacar que las escenas de guerra están dibujadas sobre un fondo rojo que realza el horror de las mismas y su violencia. Pero también vemos, a través de los ojos de un niño, una bonita escena en la que ve pasar a los presos y no ve que los mismos tengan “rabo ni cuernos”, sino que son personas normales a los que la propaganda franquista presenta como monstruos.

Un buen cómic, muy recomendable y una magnifíca forma de acercarnos a una faceta del franquismo y su represión muy desconocida por la mayoría como fueron las personas condenadas a trabajar como esclavos por el mero hecho de defender la legalidad republicana y no transigir con el franquismo y su dictadura.


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