Los fusilados de Vallehermoso y los procesos contra la resistencia republicana gomera
Hace justo 85 años, un 26
de febrero de 1937, finalizó el juicio contra 47 vecinos y vecinas de
Vallehermoso acusados de tratar de defender la legalidad republicana en
su pueblo. Tres de ellos acabarían fusilados. La mayoría pasaron largo
tiempo en prisión por “rebelión militar” contra los militares que se
rebelaron y acabaron con la democracia.
El espacio del Palacio de
la Mancomunidad, que hoy acoge el salón plenario del Parlamento de
Canarias, sirvió de marco donde desarrollar ese proceso, como otros
sonados juicios políticos que provocaron decenas de muertos y un
infinito sufrimiento.
Los vecinos y vecinas de La
Gomera desfilaron por este espacio sabiendo lo que les había sucedido,
cinco meses antes, a los considerados cabecillas de uno de los episodios
de resistencia más sonados de la etapa franquista en Canarias.
En agosto de 1936 ya habían
sido condenados a pena de muerte el Brigada de la Guardia Civil
Francisco Mas García y los militantes de la izquierda gomera, Ramón
Cabrera Bernal y Manuel Quintana Florentino Pérez (1). La prensa de la
época destaca de su fusilamiento que el brigada “dio un “¡Viva España!”
al situarse frente al piquete, siendo contestado por todos los
presentes, incluso por sus compañeros de condena. Una vez más la razón
ha precedido a la muerte y han muerto como españoles, los que ofuscados
por ideas disolventes, se atrevieron a combatir contra su Patria” (2).
Un mensaje periodístico que perfila y destila claramente el odio
patriotero de quienes se creían defensores de los valores más
tradicionales, por desgracia tan vigente en el debate político de los
últimos tiempos.
Los otros 47 habitantes de
Vallehermoso tuvieron que esperar hasta febrero de 1937 para enfrentarse
a un Consejo de Guerra en el que sabían que no tenían ninguna
oportunidad. Habían pasado meses en prisión, con el miedo a una muerte
más que posible, como la de sus compañeros. La espera de ellos y sus
familiares tuvo que ser terrorífica.
La prisión de Fyffes acoge a
la mayoría, la de San Miguel a las tres mujeres detenidas en este
proceso. Eran unos gomeros más de los cerca de 290 detenidos por sus
“ideas marxistas” en los primeros días, tras la llegada de los militares
golpistas a la Isla (3).
El Consejo de Guerra
transcurrió como lo preveían sus sufridos protagonistas. El proceso lo
describe en el libro el Fogueo uno de los acusados, “¿hablar con mi
abogado?¡Qué va! Abogado, ¡nunca!”. La acusación los señala como
“extremistas de acusada peligrosidad”, indicando que la maestra Blanca
Ascanio Moreno, su pareja, Francisco González Jaumandreu y los
militantes de la Federación Obrera, Daniel Hernández Gaspar, Manuel
Méndez Prieto, Juan Medina Herrera, Nicolás Prieto Ventura y Antonio
González Jaumandreu eran los más destacados en su beligerancia en la
defensa de los derechos de los obreros y campesinos (4).
Los
siete señalados por el brazo judicial del régimen son condenados a
muerte ese día de febrero, aunque posteriormente se les conmuta sus
penas por cárcel a Blanca Ascanio, los hermanos González Jaumandreu y
Daniel Hernández Gaspar, dejándoles pena de muerte a Manuel Méndez
Prieto, Juan Medina Herrera y Nicolás Prieto Ventura, fusilados en el
Barranco del Hierro, en la capital tinerfeña, el 10 de marzo de 1937.
Juan Medina era un joven
campesino, “un muchacho con muy poca preparación, pero se sumó como todo
el mundo a la resistencia”(5). Varios de sus hermanos fueron detenidos
también en esos oscuros días de verano de 1936 y sufrieron años de
cárcel (6).
Manuel Méndez era un obrero
militante de las Juventudes Comunistas, que según sus contemporáneos
era “un hombre muy capacitado para defender las leyes del trabajador,
que es lo que quería, era un defensor de la justicia” (7).
Nicolás Prieto era
socialista y trabajaba de peón, lo consideraban un hombre tranquilo y se
despide con varias emocionantes cartas dirigidas a sus familiares. Con
un fragmento de ella termino esta historia, apenas un párrafo escrito a
la espera de la temida sentencia, el 26 de febrero de 1937, en las que
pide que a su hija: “cuando tenga conocimiento le dices por las ideas
que murió su padre, que ella siga mi camino, que yo he luchado para el
bien de ella y todos los demás de la edad de ella” (8).
Bibliografía y fuentes:
-
Medina Sanabria, Pedro. Orden para conducción de tres cadáveres. pedromedinasanabria.wordpress
-
Gaceta de Tenerife. 4 de septiembre de 1936. P3
-
López Felipe, José Francisco. La represión franquista
en las Islas Canarias. 1936-1950. Santa Cruz de Tenerife-Las Palmas de
Gran Canaria. 2002. P.34
-
García Luis, Ricardo y Torres Vera, Juan Manuel. Vallehermoso, “El Fogueo”. Santa Cruz de Tenerife. 1986. P. 209
-
Idem. P. 218
-
Medina Cabrera, Pedro. El modelo autonómico y de
integración en la Unión Europea está diseñado para convertirnos en una
colonia de mercado cautivo: elpaiscanario.com
-
García Luis, Ricardo y Torres Vera, Juan Manuel. Op cit. Pp. 215-216
- Idem. p. 219
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