Guerrilla antifranquista en Cantabria (1937-1957)

Guerrilla antifranquista en Cantabria (1937-1957)
Iván García

Bienvenidos a otro artículo más, hoy hablaremos sobre la guerrilla antifranquista en Cantabria.

El fenómeno de los huidos o “emboscaos” y la guerrilla antifranquista fue una de las vías de oposición a la dictadura de Franco en las dos primeras décadas de su existencia. En Cantabria, todo se precipitó un 26 de agosto de 1937 cuando las tropas sublevadas, entre ellas un gran contingente italiano, toman Santander, aunque Tresviso, último reducto republicano, caerá el 17 de septiembre. La lucha por la supervivencia y quizá un posible reagrupamiento para combatir al ejército que se había levantado el 18 de julio del año anterior, obligaron a multitud de personas a esconderse en los montes aledaños. Otras optaron por el exilio, replegarse hacia zona asturiana, quedarse en sus pueblos… o fueron víctimas de la represión franquista.

Es así como a esta primera etapa se la conoce como la de huidos o “emboscaos”, pues no tenían ningún tipo de organización política y su resistencia fue “pasiva, desordenada e individualista”. En estos primeros años los que se echaron al monte actuaron en pequeños grupos o individualmente, siendo este el caso de José López Ruiz “Joselón” por los montes de Pámanes, Penagos y Villaescusa. Además, hay que tener en cuenta la procedencia heterogénea de estos “emboscaos”: adscritos a diferentes partidos y sindicatos, combatientes en el frente, tuvieron un cargo público durante época republicana, personas sin ninguna ideología.

En Cantabria cabe destacar, en esta primera etapa, que al paso de las tropas sublevadas hubo casos de huidos en todos los valles y zonas de la región, pero gran parte de ellos duraron muy poco en el monte se entregaron o fueron abatidos, no resistiéndose más allá de 1940. Sí que podemos destacar tres grupos bien diferenciados cuantitativa y cualitativamente: la Guerrilla Azaña, el grupo del valle de Miera y los huidos de la zona de Liébana.

La actividad del primero se localizó en la zona sur de Cantabria, teniendo su centro neurálgico en Los Carabeos pero también actuando en Montes Claros, Celada, Matamorosa o Reinosa. El líder de esta partida era Juan Gil del Amo “El practicante” y su mano derecha Santiago Fernández Corral “Ramplín”.

El fin de este grupo aconteció el 2 de julio de 1941 en un enfrentamiento con la Guardia Civil en Haedo de las Pueblas. El grupo del Miera se instaló en las zonas de Mirones, Solórzano, Guarnizo, Soba, Ruesga y Miera, entre otros. Sin un liderazgo marcado, destacan las personalidades del carismático José Lavín Cobo “El Cariñoso”, Orestes Gutiérrez, Raimundo “Tampa”, Ramiro Agudo o Rafael Hazas Arce “El ferroviario”. El final de este grupo fue escribiéndose paulatinamente pero el golpe final fue el asesinato de “Pin el Cariñoso” en la buhardilla de la calle Santa Lucía número 44 de la capital cántabra el día 27 de octubre de 1941. El tercer y último grupo se asentó en los montes lebaniegos bajo la dirección de personas como Mauro Roiz y Ceferino Roiz “Machado”.

Juanín, uno de los últimos integrantes de la guerrilla antifranquista en Cantabria. Ilustración de Juan Fernández Ayala.

Esta agrupación, en muy pocos meses, aumentó sus componentes considerablemente por lo que tuvieron que expandirse a otras zonas como la cuenca del Nansa o la de Peñamellera. De estas tres zonas calientes originales, este último grupo fue el único que sobrevivió más allá de los primeros años de 1940. Además de las altas entre sus filas, entre ellas, la importante unión de Juan Fernández Ayala “Juanín” el 21 de julio de 1943, cabe subrayar la gran actividad de la agrupación en los años 1941 y 1942 y la extensión de sus puntos de apoyo por Liébana, Lamasón, Puentenansa, Val de San Vicente y otras zonas asturianas limítrofes.

El plano internacional va a jugar un papel muy importante en el fenómeno de la guerrilla antifranquista. Con los aliados dando la vuelta a la situación en su lucha contra el fascismo a partir de 1943, las organizaciones de izquierdas en el exilio, sobre todo el PSOE y el PCE, comenzaron a vislumbrar una posible oportunidad para derribar al régimen de Franco.

Su plan pasaba por manos de las potencias democrática, quienes, tras derrotar definitivamente al Eje, podrían desalojar del poder a Franco. Socialistas y comunistas comenzaron a entablar contacto, por medio de una compleja estructura organizativa en la clandestinidad, con los que se echaron al monte. Ambos con tácticas diferentes: los primeros a la defensiva, mediante una actitud pasiva y sin ninguna acción, esperando bien ser evacuado al exilio o un cambio político; por el contrario, los comunistas pasaron a la acción mediante una serie de actividades con el objetivo de desestabilizar al Régimen y preparar a la población para una última lucha contra la dictadura, la cual se presentará en la llamada “Operación Reconquista de España” con la fallida invasión del Valle de Arán en octubre de 1944. Así mismo, ambas organizaciones crearán distintas plataformas de organización: La Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas (ANFD) en 1944 y la Unión Nacional Española (UNE) entre 1941 y 1942, respectivamente.

Poco a poco se fueron creando grupos que fueron concentrando fuerzas en muchos puntos de España, comenzando por el XIV Cuerpo de la Agrupación de Guerrilleros Españoles de 1944, brazo militar del PCE y del que salió uno de los primeros grupos, la Federación de Guerrillas de León-Galicia. Por su parte, en Cantabria nació la Agrupación Guerrillera de Santander (AGS), plataforma que serviría de contacto entre los del monte y los militantes del PCE del interior y el “Mando Guerrillero de Santander”, el cual lo liderará el citado líder lebaniego Ceferino Roiz “Machado”.

En esta segunda etapa, la de guerrilla, encontraremos en Cantabria hasta cuatro agrupaciones con una actividad muy prolífica de acciones políticas entre 1944 y 1947, empujados por el optimismo de la victoria final aliada en la contienda mundial. Estas formaciones se irán construyendo mediante bajas por encuentros por la Guardia Civil, entregas en los cuarteles o salidas al exilio y altas con vecinos que huían de la represión de las fuerzas del orden o mandos enviados desde Francia por el PCE, estos últimos con una alta experiencia del maquis en la Resistencia frente a los nazis.

La primera agrupación y más importante será una continuación con respecto a la que operaba desde 1937 en los montes de Liébana, llamada Brigada Machado debido al liderazgo de Ceferino Roiz. Debido a su gran plantel, se dividieron en grupúsculos en tres zonas de actuación: “La Marina” asturiana o la costa del levante asturiano, el norte de Palencia y Liébana y la zona entre el Valle de Polaciones y Torrelavega.

Destacamos entre sus muchas acciones el asalto a las Minas de Reocín en abril de 1945. También cabe destacar los llamados “sucesos de Pandébano” acaecidos el 22 de abril de 1945, en donde varios miembros de la Brigada prepararon una comida en un invernal de esta zona para celebrar la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, tornando esta celebración en un fatal encuentro con la Guardia Civil, resultando muerto el líder guerrillero Ceferino Roiz “Machado”.

El segundo grupo a tener en cuenta fue la Brigada Malumbres, nombre adoptado en homenaje al periodista palentino asesinado por un grupo de falangistas a principio de junio de 1936 en Santander. Esta agrupación se formó con los restos supervivientes del grupo del “Cariñoso”. A estos se unieron otras personalidades importantes como Inocencio Aja Montes “El Vasco” o presos fugados de la construcción del pantano del Ebro. Al igual que los guerrilleros lebaniegos, al concentrarse un alto número de emboscados se dividieron en pequeñas cuadrillas que actuaron en zonas como Agüeros, Riotuerto, La Cavada, Entrambasagüas, Hazas de Cesto, Arredondo, Miera o el Valle de Cayón. La presión de las fuerzas del orden y las rencillas internas acabaron con esta agrupación entre finales de 1947 y 1948.

La Brigada Cristino García, homenaje al combatiente asturiano de la Resistencia Francesa y ejecutado por el régimen franquista en 1946 cuando iba a sumarse a la guerrilla española, fue la tercera agrupación a tener en cuenta en el ámbito cántabro. La creación de esta fue ex novo a partir de 1946 con personas como Anastasio Benito “Churriti”, Luis García “`Pancho” (ex miembros de la Brigada Malumbres), Nicolás Terán “Carrocera” o Martín Santos “Gitano”, este último consolidándose líder de este grupo.

El centro de la actividad de estos fue la zona entre el centro de Cantabria y Campoo, realizando acciones en Reinosa o el asalto a la Lechera Montañesa de Torrelavega. El final de la Brigada lo podremos situar a finales de 1949 debido a las bajas, la presión de las fuerzas del orden y el exilio de personalidades claves como “Gitano” y “Carrocera”.

Por último, siendo un caso peculiar, tenemos la Brigada Pasionaria. Este fue enviado desde Francia para nutrir de contingentes con experiencia en la Resistencia Francesa a la guerrilla antifranquista de Asturias. La partida, que al menos sumaba un número mínimo de 42 hombres liderados por Gabriel Pérez Díaz, salió de Francia en febrero de 1946 y fue interceptado por la Guardia Civil al llegar al Valle de Luena, produciéndose diversos enfrentamientos resultando de ellos numerosas bajas y detenciones, entre ellos la del líder de la expedición. Los pocos supervivientes se unieron a la Brigada Machado: José Quintiliano Guerrero “Tuerto”, Pedro Abascal Berrocal “Madriles”, José García Fernández “Pin el Asturiano” y Joaquín Sánchez Arias “el andaluz”.

Juanín y Bedoya, últimos integrantes de la guerrilla antifranquista en el Norte.

El ocaso del movimiento guerrillero en Cantabria se va a producir a partir de 1948. Las bajas y la cada vez más acuciante presión de las fuerzas del orden, unido con el desánimo de los emboscados al percibir que tras la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial las potencias democráticas miraban para otro lado, minaron el espíritu de lucha de los huidos y colaboradores. A ello se le sumó la reunión que mantuvieron, en octubre de 1948, Dolores Ibárruri, Francisco Antón y Santiago Carrillo con el líder soviético Stalin.

Este último aconsejó abandonar progresivamente la política guerrillera y optar por el llamado “entrismo”, esto es, la acción de la masa obrera en las instituciones del régimen, como el sindicato vertical. Así, con este afán, desde Francia se mandaron progresivamente cuadros para dar las órdenes, terminando muchas veces en conflictos con los guerrilleros autóctonos. Esta situación solo dejó dos vías a los pocos supervivientes: permanecer en el monte esperando la muerte o intentar marchar a Francia.

En palabras de Heine, autor que estudió el fenómeno guerrillero en Galicia “el cambio táctico no se produjo nunca, la única modificación que hubo fue la desaparición de los guerrilleros a manos de las fuerzas represivas”. En estos últimos años, el único grupo activo fue la Brigada Machado. Sus miembros sufrieron diferentes destinos: unos optaron por el exilio como fue el caso de Carlos Cosío “Popeye” y Segundo Calderón Pérez “Dandi”; otros perecieron en enfrentamientos con la Guardia Civil como fue el caso del carismático Hermenegildo Campo Campillo “Gildo el tresvisano” en los llamados “sucesos de Tama” el día 20 de octubre de 1952.

El año 1957 fue el punto y final de la aventura guerrillera en Cantabria con dos obituarios: el 24 de abril, Juanín es asesinado en la “Curva del Molino” en Vega de Liébana después de un encuentro casual con la Guardia Civil mientras caminaba con Francisco Bedoya Gutiérrez, quien salió ileso. Este último completamente solo quiso buscar apoyos para marchar a Francia.

Esta ayuda la encontró en su cuñado, José San Miguel Álvarez quien trabajaba para la Policía y preparó un plan para entregarlo. El 1 de diciembre de 1957, mientras los dos se encaminaban en moto hacia la frontera francesa, fueron tiroteados en la carretera a la altura de Castro Urdiales, poniendo fin a la experiencia guerrillera en Cantabria. Todavía tendrán que pasar algo más de ocho años para que el Régimen de Franco elimine toda resistencia guerrillera con el asesinato del emboscado gallego José Castro Veiga “el Piloto” en marzo de 1965. Este fie el fin de la guerrilla antifranquista en Cantabria.

BIBLIOGRAFÍA

ANDRÉS GÓMEZ, Valentín. Del mito a la historia. Guerrilleros, maquis y huidos en los montes de Cantabria. Santander: Universidad de Cantabria, 2008.

BREVERS, Antonio. Juanín y Bedoya. Los últimos guerrilleros. Santander: Cloux Editores, 2013 (5º edición).

BREVERS, Antonio. La Brigada Machado. Manuel Díaz López, «Doctor Cañete». Memorias de un guerrillero antifranquista. Santander: Cloux Editores, 2010 (2º edición)

CICERO, Isidro. Los torvos y fieros motivos de El Cariñoso. Madrid: Ediciones Corocotta, 1978.

CICERO, Isidro. Los que se echaron al monte. Santander: Ediciones Tantín, 2011 (11ª edición)

HEINE, Hartmut. La oposición al franquismo. Barcelona: Editorial Crítica, 1983

Si quieres leer más sobre la guerrilla antifranquista os dejamos este artículo.


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