Activista del Socorro Rojo, comunista y republicana, asesinada por sicarios franquistas

Dolores García-Negrete Ruiz Zarco, activista del Socorro Rojo, comunista y republicana, asesinada por sicarios franquistas en jaén en 1940

Dolores García-Negrete Ruiz Zarco, “Dolores la Bella”, nació en Alcalá la Real (Jaén) en 1886. Estaba casada con el médico Federico Castillo Extremera, muy respetado por su actividad clínica y social, diputado a Cortes por Izquierda Republicana, y en 1936 presidente de la Diputación Provincial de Jaén. Dolores fue madre de 23 hijos e hijas, de los que llegó a tener vivos a la vez a 14 a los que educó en un ambiente cristiano; la familia Castillo, acomodada y cultivada, mostró una fidelidad incuestionable a la causa Republicana y la defensa de los sectores sociales más desfavorecidos.

Su casa de Jaén era frecuentada por estudiantes, políticos, comunistas, intelectuales y artistas, pero también por pobres y menesterosos carentes de recursos para pagar la asistencia médica. Su esposo falleció en Madrid en Noviembre de 1936 de un cáncer de garganta, provocando gran desconsuelo en Dolores. Pero dio un giro a su vida frente a la agresión fascista para continuar las iniciativas políticas de su esposo en la lucha por la libertad, también con la influencia de sus hijos mayores (Federico y Manuel, también médicos) próximos a las teorías comunistas.

Dolores se afilió al Partido Comunista en 1937 del que su hijo Federico era miembro fundador en Jaén, volcándose por entero en defensa de la legitimidad Republicana. Dolores fundó y presidió la Asociación de Mujeres Antifascistas de Jaén de la que fue su presidenta y se afilió e implicó en el Sindicato de Mujeres de la UGT. Fue consejera en la Diputación Provincial de Jaén y creó una célula comunista en el barrio de San Ildefonso. Su labor con el Socorro Rojo Internacional (SRI) fue incansable organizando rifas benéficas, subastas y envíos humanitarios, su obsesión fue facilitar cobijo y abrigo a los más necesitados.

Presidió la “Campaña de Invierno” del SRI utilizando los micrófonos de Radio Jaén para recoger ropas y vituallas destinadas a los soldados Republicanos en el frente. El llamamiento dio su fruto, en la noche vieja de 1937 se repartieron en los frentes próximos a Jaén 50.000 cajetillas de tabaco, 200.000 piezas de dulces, 6.000 litros de aguardiente y ropas de abrigo a los sectores más necesitados. El mismo Miguel Osuna, falangista Secretario de Orden Público del gobierno civil de la dictadura franquista, reconoció que Dolores también se acordaba de los presos derechistas.

El 5 de marzo de 1939, los socialistas, tras el golpe del Coronel Casado, anularon la influencia comunista. Dolores y sus hijos fueron detenidos en su propio domicilio junto a otros comunistas. El 26 de agosto de 1939 Dolores fue encarcelada, no había huido de Jaén porque creyó que nada debía temer. Las palabras que pronunció Dolores García-Negrete se hacen más significativas: “de la cárcel saldré a hombros o al patíbulo”.

Los fascistas sometieron a Dolores a un”consejo de guerra”. Se le consideraba una dirigente y fue considerada culpable por su filiación comunista y por sus cargos políticos, no por sus acciones, pues éstas estuvieron centradas, sobre todo, en labores humanitarias. La sentencia acusaba a los dirigentes Republicanos de haberse resistido al “levantamiento” y no haber permitido que triunfara el golpe de Estado de forma inmediata. Dolores fue condenada a muerte por oponerse a la revuelta insurgente y apoyar, desde la retaguardia, a la vanguardia Republicana, lo que justificó su eliminación física inmediata.

A las 7 de la mañana del 1 de marzo de 1940 fue conducida junto a otros 5 condenados a muerte al cementerio municipal de San Eufrasio. Dolores era una mujer muy conocida en Jaén y la dignidad que mostraba estremeció al piquete de ejecución. El oficial que comandaba el piquete le disparó directamente un tiro en la nuca, seguramente para ahorrarle sufrimientos y evitar el disgusto de sus hombres. Dolores García-Negrete Ruiz Zarco se desplomó manchando de sangre una gran losa de la cantera, que quedó durante muchos años en la piedra; los canteros no hicieron uso de ella quedando tal cual durante mucho tiempo.

En 2006 el Ayuntamiento de Jaén le dedicó una calle en el barrio de Santa Isabel. Pese a su humilde ubicación en el barrio de Santa Isabel, supone uno de los escasos tributos a personajes del bando Republicano durante la guerra civil, en una ciudad, donde aún existen medio centenar de calles que recuerdan la dictadura franquista.


banner distribuidora