Paul Preston retrata a los propagandistas de la patraña absolutamente ridícula del ‘contubernio judeo-masónico-bolchevique’

 El mito que justificaba las barbaridades de la dictadura franquista

Paul Preston retrata a los propagandistas de la patraña absolutamente ridícula del ‘contubernio judeo-masónico-bolchevique’ / Lucía Herrera

La búsqueda de un enemigo ha sido una técnica utilizada, en especial en la derecha y ultraderecha, para justificar crímenes terribles desde hace mucho tiempo. Los bulos o las fake news no son elementos actuales sino que durante décadas sirvieron para el señalamiento de ese supuesto enemigo invisible.

En el siglo XX, la comunidad judía europea, cifrada en 9,5 millones en 1933 por la Enciclopedia del Holocausto (https://bit.ly/3uCrD87), fue el blanco principal de los horrores del nazismo. Sin embargo, en España apenas había 4.000 judíos en esa misma época, lo que representaba una comunidad muy minoritaria. A pesar de ello, Franco y otras figuras de la dictadura estaban convencidos o querían convencer de que existía un “contubernio judeo-masónico-bolchevique”. Esta teoría fue un mito, la fake news del siglo pasado que usaron para justificar las atrocidades de la guerra civil y la posterior dictadura franquista.

El hispanista Paul Preston (Liverpool 1946) se adentra en su última obra, Arquitectos del terror (Debate), en los orígenes de un mito absurdo que funcionó como propaganda en el bando franquista. Franco, Serrano Suñer, Mola o Pemán fueron algunos de los artífices del odio y de la mentira, cuyas biografías retrata el historiador británico en este libro.

Un repaso biográfico a los “artífices del odio”

“Lo que más me interesa son las luchas sociales”, dice Preston, “pero me fascinan los seres humanos, el papel del individuo”. El autor de obras como La Guerra Civil española o El holocausto español defiende así el diferente formato que utiliza en Arquitectos del terror, basado en numerosas biografías de distintos personajes del bando franquista. El origen de este formato en su carrera, según el autor, se encuentra en la biografía de Franco que realizó años atrás, cuando se dio cuenta de que, “sin dejar de interesarse por las justicias sociales”, le interesaban los casos individuales en la historia.

Los protagonistas del libro son los “propagandistas” de la “patraña absolutamente ridícula” del contubernio. “En el siglo XX todo procede del éxito de Los Protocolos de los sabios de Sión. El país donde más éxito ha tenido esa obra es España, donde aún se puede comprar, aunque ya se sabía desde el siglo pasado que era una mentira”, explica Preston. Presenta a quienes propagaban una conspiración basada “en un grupo de judíos que dominan el mundo y quieren acabar con la Iglesia Católica”.

Los capítulos reflejan la biografía de Franco, su círculo inmediato y los “propagandistas” del bulo: Serrano Suñer, Carrero Blanco, Juan Tusquets, Mauricio Carlavilla, Jose María Pemán, Emilio Mola, Queipo de Llano y Gonzalo de Aguilera. Muchos de ellos contaban con cientos de publicaciones vendidas, artículos publicados y el impacto incluso en la prensa internacional de ser personas “con autoridad” a pesar de esas ideas tan “estrafalarias”, según Preston.

Impacto en la sociedad
 
Sin embargo, ¿permeó realmente el mito del contubernio judeo-masón en la sociedad? Paul Preston concluye que “la función de todo el contubernio era contentar o suavizar la conciencia de los que en el fondo debían saber lo que hacían, que eran atrocidades espantosas”. Toda la literatura del mito, “les daba la idea de que estaban haciendo algo moral”. Según el historiador, “no había judíos contra los que se podía ir a la guerra, la motivación real de la guerra civil era acabar con las reformas de la II República, con su empeño educativo y los derechos de la mujer”.

La prensa y la propagación del bulo

“Es lo mismo que en cualquier época”, dice Preston sobre el papel de la prensa en la supuesta conspiración judeo-masónica. “Todos los periódicos suelen predicar a los ya convencidos”. En la II República, durante la guerra civil y la dictadura, pasó lo mismo con la prensa extremista de derechas cuya función era la de “justificar” lo que pretendía el franquismo.

El caso del contubernio y la utilización de fake news y mitos son parecidos al caso de Boris Johnson o Donald Trump, según opina el autor. “El apoyo de la prensa y la búsqueda de un enemigo” son similares en la época actual y en la propagación del bulo de la conspiración judeo-masónica.

Para Preston, su obra trata de “recordar la malicia y la maldad que había detrás de mucho de lo que hacían los franquistas”. “Yo sé que la derecha me insulta, dice que lo que escribo es propaganda”, explica Preston, afirmando que la propaganda significa “la verdad que ha de propagarse” a pesar de que hoy en día tiene “la sensación de que significa falsificación o ideas falsas”.

“Yo sí que puedo decir que sin ninguna duda soy antifranquista, de la misma manera que soy anti-hitleriano y anti-mussoliniano, critico las injusticias a través de una completa investigación”.
 
Publicado en el Nº 352 de la edición impresa de Mundo Obrero febrero 2022

Fuente → mundoobrero.es

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