Urge romper el Concordato
 
Urge romper el Concordato
@ellibelaresc

Observa atentamente la foto, querido lector. Es la firma de los acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede, en enero de 1979. La puesta en escena parece indicar que es la culminación de una ardua negociación entre dos bandos, si no enfrentados, al menos con intereses opuestos. Sin embargo, todo es una farsa, puro teatro, una estafa al pueblo. Todos los presentes en esa escena pretenden hacer creer que pertenecen a bandos distintos, pero son en realidad uña y carne en un sentido ideológico. El representante del Estado Vaticano es el cardenal Jean-Marie Villot, cuya ideología se deriva de forma inmediata de sus cargos; pero enfrente de él está Marcelino Oreja, UCD de Adolfo Suárez, miembro del Consejo Nacional del Movimiento y de la Asociación Católica de Propagandistas (ACP): una asociación privada de fieles católicos españoles cuyo modo de perseguir el ideal religioso es la propagación de la fe católica y el apostolado, formando e instando a minorías selectas destinadas a dirigir la vida pública de la sociedad y la acción social y política de los católicos.

Hay que decir que la negociación de los acuerdos fue secreta y se realizó antes de que se aprobara la actual Constitución en diciembre de 1978. Incluso antes de que se redactara el apartado 3 del artículo 16: “Ninguna confesión religiosa tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”. Fijaos en la sutileza del párrafo, oxímoron en el que se dice una cosa y la contraria.

Estos Acuerdos son esgrimidos por la actual jerarquía y sus adláteres como el último obstáculo judicial para justificar los privilegios heredados, casi íntegramente, de la anterior dictadura fascista nacional católica. Unos privilegios obtenidos del dictador Franco como contrapartida del primer reconocimiento internacional que le otorgó el estado Vaticano. La iglesia católica gusta de recordar que estos acuerdos tienen rango internacional, pero su redacción se ocupa únicamente de plasmar, negro sobre blanco, una serie de ventajas otorgadas a los españoles católicos para llevar a cabo su labor de proselitismo con cargo al erario, desviando para ello enormes cuantías de dinero público que deberían destinarse al bien común.

Es urgente, por tanto, la denuncia y derogación de estos acuerdos urdidos por autoridades predemocráticas a espaldas del pueblo y retomar el concepto de aconfesionalidad del estado en su sentido primigenio equivalente a estado laico, y no del absurdo sentido que se le ha tratado de adjudicar como justificación de la redacción autocontradictoria del mencionado apartado 3 del artículo 16 de la Constitución. Algo que, dada la imparable caída en barrena de la religiosidad de los españoles, es cada vez más necesario.

Es evidente que los Concordatos son una estafa a la democracia y al pueblo. Si en verdad aspiramos a una democracia plena, es preciso derogar esos acuerdos y ser, de una vez por todas, un Estado Laico. La religión tiene su esfera en lo privado, nunca en lo público. No se sostiene, en la actualidad tal pacto. Imaginemos que el Estado español hubiera firmado acuerdos con la antigua Unión Soviética para financiar con dinero público actividades encaminadas a propagar en España la ideología estalinista estableciendo la obligatoriedad de una asignatura, con el mismo rango de las asignaturas fundamentales, dedicada a este adoctrinamiento, con profesores pagados por el estado y elegidos por algún partido español con esa ideología estalinista. Parece absurdo ¿No? ¿Lo soportarían PP y Vox? ¿Cuántas veces habrían recurrido al TC? ¿Os lo imagináis? ¿Tantos votos teme perder el PSOE si elimina los privilegios a la iglesia, existen otros motivos? ¿Querrá ser Pedro Sánchez el futuro papa? Fuente: Esteban Rosador.

LA ÚLTIMA: Imposible que lo pueda entender: La agenda del Vaticano incluye por primera vez sentarse a revisar los acuerdos Iglesia-Estado con España, pero elPSOE enfría la negociación de los acuerdos Iglesia-Estado porque “Las prioridades son la vacunación y la recuperación”. O sea, que para estos del gobierno las únicas prioridades son la salud, que me parece muy bien, y la economía. ¿Y en que trabajan los demás ministros? ¿Tantos votos dan estos acuerdos? ¿Dónde queda el laicismo que debería defender a ultranza el PSOE? Me callo.


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