La República en la España del siglo XXI

La República en la España del siglo XXI
José Manuel García

La propuesta republicana que planteamos es un proyecto para el siglo XXI. Pero no podemos olvidar dos referencias históricas: la I y la II República. Épocas y circunstancias históricas diferentes, pero procesos sustentados por valores comunes: regeneración democrática, libertad, justicia, progreso social, educación, cultura y laicidad.

La II República no fue el paraíso, pero a pesar de su corta duración, solo cinco años, del “bienio negro” y de los obstáculos y conspiraciones de los sectores reaccionarios, supuso un proceso de avances y transformaciones políticas, económicas y sociales muy importante: superación de la monarquía corrupta, limitaciones al poder de la oligarquía, impulso de la educación y de la cultura en un país atrasado y con un 32% de analfabetismo, derechos laborales y el derecho al trabajo como eje de la acción política, la apuesta por la dignificación de las condiciones de vida en el campo, la defensa de los derechos de la mujer y el rechazo a la influencia de la Iglesia Católica y de los sectores más reaccionarios en la vida diaria de la gente.

El golpe de Estado de 1936 paralizó este proceso de cambio y transformaciones y después que el fascismo ganara la guerra, con el apoyo decisivo y la intervención de la Alemania y la Italia fascistas, impusieron una dictadura que trajo cuarenta años de oscuridad y represión y que liquidó todos los avances políticos y sociales del periodo republicano, y supuso un retroceso que nos llevó a la caverna política y a la explotación de la clase trabajadora y el pueblo.

Con la llamada Transición democrática, a finales de los 70, se abrió la esperanza de un cambio real en nuestro país. El resultado fue el que todos conocemos: una democracia coartada con un marco institucional (Ley electoral,…) que determinó el modelo político, el bipartidismo. Se enterró la perspectiva republicana y la Constitución de 78 consagró un régimen monárquico. Las riquezas del país siguieron controladas por las familias de siempre, por la oligarquía.

En los años posteriores se produjo el vaciamiento de la parte más progresista de la Constitución de 1978. Los derechos políticos, laborales y sociales recogidos en el Titulo I se convirtieron en papel mojado. En esta situación el Partido Comunista de España en 1996 dio por concluido y agotado el pacto constitucional y llamó a desarrollar el proyecto republicano: “La Constitución del 78 está agotada y el régimen está en crisis porque no garantiza una vida digna a la mayoría de la población”.

Parecía que la situación era inamovible pero la crisis de 2008 del sistema económico y social capitalista, el agotamiento del régimen y el inicio de la difusión, fundamentalmente en la prensa extranjera, de informaciones sobre las corrupciones del rey y de la monarquía abrieron nuevos horizontes. Distintos sectores sociales afectados directamente por las políticas neoliberales de recortes y privatizaciones empezaron a rechazar la situación, produciéndose importantísimas movilizaciones populares (15M, Marchas de la Dignidad y otras) que cuestionaban el régimen vigente.

Se plantearon dos procesos que confrontan. Por un lado la restauración del régimen monárquico del 78 y por otro, la salida de un proceso constituyente que abra la opción de construir colectivamente otro modelo de sociedad, donde los derechos no se promuevan sino que se garanticen.

Y en esta realidad se plantea el proyecto republicano para la España del siglo XXI. Un proyecto en el marco de la construcción de un nuevo país. Una propuesta de República que se configura como alternativa al marco político-constitucional (monarquía parlamentaria) y al modelo económico y social (neoliberalismo). Un proyecto republicano ligado a la resolución de los problemas reales de la gente, de la mayoría social trabajadora.

Se trata, en definitiva, de construir una democracia real y, por tanto, participativa y una alternativa a la actual organización económica que no satisface el bienestar de la mayoría e imposibilita una vida digna.

El proyecto republicano que planteamos hoy a la sociedad se sustenta en los siguientes nueve ejes:

1. Regeneración democrática: más democracia. Transparencia y control democrático.
2. Una economía, un modelo económico y social al servicio de la mayoría, que garantice los derechos laborales y sociales fundamentales.
3. Defensa de lo público como fundamento de la economía productiva y del sistema financiero.
4. Ecodesarrollo y defensa del equilibrio medioambiental.
5. República feminista. Igualdad legal y real de mujeres y hombres.
6. Garantizar el presente y el futuro a la juventud, que carece de mecanismos reales de participación.
7. Un Estado laico. Separación real entre el Estado y las iglesias.
8. Un Estado federal, que reconozca la plurinacionalidad y se base en la libre voluntad de los pueblos.
9. Soberanía, paz y solidaridad internacional. La paz como objetivo básico.

Por último, ¿cómo hacer avanzar la propuesta, el proyecto republicano?, ¿cómo alcanzamos la III República?

Lo primero es desterrar en la opinión pública tres creencias:
- La idea de que la República es un asunto del pasado (II República).
- Considerar que la República no es un tema prioritario actualmente, idea extendida en algunos sectores sindicales y políticos.
- Aceptar la falacia que estamos ante una monarquía republicana, es decir democrática. La monarquía per se no es democrática.

Y segundo, hay que identificar y extender la realidad que el proyecto republicano va ligado a la resolución de los problemas de la gente: empleo, precariedad, vivienda, sanidad, educación, igualdad, etc. La República como una salida real a las necesidades y reivindicaciones de la ciudadanía, con un contenido antioligárquico y al servicio de la mayoría de la población.

Partiendo de lo anterior, para que avance el proyecto, el movimiento republicano plantea dos cuestiones imprescindibles:

Las organizaciones políticas, sindicales y sociales que se declaran republicanas tienen que pasar de las palabras a los hechos. Y para ello: no reducir su republicanismo a una conmemoración anual, el 14 de abril, de una República pasada. Es necesario que tengan la propuesta republicana como objetivo básico y la vinculen a las tareas cotidianas del conjunto de la militancia.

Las organizaciones políticas republicanas tienen que llevar en sus programas políticos y electorales la República como uno de los ejes básicos, la República ligada a la construcción de un nuevo país. En los próximos procesos electorales (municipales, autonómicos y generales) la reivindicación y la propuesta republicana tienen que aparecer visibles, como elementos principales, a la ciudadanía. El frente amplio, el bloque político y social alternativo tiene que llevar la República como componente primordial y distintivo.

Superar la atomización del movimiento republicano. Este elementos negativo se empezó a superar en noviembre de 2018 con la constitución del Encuentro Estatal por la República, espacio unitario que agrupa a gran parte del movimiento republicano estatal y que se basa en el acuerdo sobre ejes mínimos compartidos y en acciones unitarias estatales (hoja de ruta).

Un buen instrumento para plantear y extender el debate Monarquía o República está siendo la Consulta Popular Estatal, que se celebrará el 14 de mayo de 2022. Será además una jornada de democracia participativa y un acto popular en el que podremos pronunciarnos sobre una cuestión que nos concierne directamente y sobre la que tendríamos que tener el derecho democrático a decidir.

Compañeras, compañeros, tenemos que construir un nuevo país, se llama República. Y ya urge.

Fuente → mundoobrero.es

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