Así fue cayendo la impunidad de los criminales de la dictadura argentina. Tras una primera condena a un militar de segunda fila en la Audiencia Nacional española empezaron a ir procesándose en la propia Argentina hasta el día de hoy a centenares de criminales culpables de las desapariciones forzadas y de las torturas cometidas desde el golpe de estado hasta el final de la dictadura de Videla.
Hoy pienso en dos personas que creyeron firmemente en que ese mismo proceso de restauración de la justicia para las víctimas argentinas se produciría en España, Carlos Slepoy y Chato Galante. Uno hablaba de la fisura en el muro de la impunidad y otro del trabajo con la cuchara para acabar con esta injusticia como hizo horadando los muros de la cárcel de Segovia.
Y sí. Una grieta se ha abierto en esa pared que separa a las víctimas de la Justicia. Por esa grieta se oyen los gritos de sufrimiento de las familias de quienes murieron por balas disparadas por la policía armada que continuaba con el mismo uniforme y el mismo comportamiento que antes de la muerte de Franco. Pero aún siguen estando pendientes de justicia muchas otras víctimas.
El pasado 16 de octubre, la jueza argentina María Servini de Cubría dictó un auto de procesamiento contra Rodolfo Martín Villa, hijo de un cenetista y azote del movimiento libertario, que es un referente en el tardofranquismo como exministro de Relaciones Sindicales y de Gobernación. Sin embargo, la orden de procesamiento se ha dictado por las muertes de tres trabajadores en el asalto de la policía a la Iglesia de San Francisco el 3 de marzo de 1976 tras el que, sin ningún miramiento, se ametralló a la multitud de personas que se encontraban en asamblea decidiendo el futuro de la huelga general de Álava en el templo tras obligarlas a salir a la calle lanzando botes de humo en su interior. El resultado fue de cinco muertes y centenares de personas heridas de bala. Las palabras textuales de las comunicaciones de la policía que han sido recuperadas son “esto ha sido una carnicería”. Tras los hechos no se produjo ningún tipo de investigación y, encima, las personas heridas padecieron la visita de los ministros Fraga y Martín Villa. Pero a pesar de reconocer la salvaje actuación policial no hubo ningún tipo de modificación en las actuaciones policiales y, por supuesto, tampoco ningún procesamiento ni sanción. Estaban cumpliendo con las órdenes recibidas.
Sucesos similares son los que se produjeron en los Sanfermines 78. En ese caso, el ataque a la población desarmada se produjo primero en la Plaza de Toros de Pamplona y luego por las calles adyacentes al coso. Como resultado de esa actuación con las consignas “no os importe tirar a matar”, muere Germán Rodríguez de un tiro en la cabeza. Un tiro directo, no de rebote en la pared y encontrándose Germán parapetado tras un coche. Tras los hechos, en el Congreso de los Diputados se produce la intervención de Martín Villa explicando lo sucedido y lo considera como error pero, igualmente, no se produce ningún tipo de represalia ni llamada a la moderación de las fuerzas armadas en las intervenciones contra las protestas. La frase de Martín Villa fue “lo nuestro son errores, lo suyo son crímenes”.
Pues bien, Rodolfo, hay una jueza argentina que, tras más de un año de haberte tomado declaración, ha valorado la actuación de “tus” fuerzas de orden público como delitos contra la humanidad porque cumplían y seguían las instrucciones establecidas por una estructura represiva con la intención de eliminar la oposición de la que tú eras uno de los que la encabezaba. Desgraciadamente, hay otros que también deberían sentarse en el banquillo contigo pero ya se fueron al sueño de los justos.
En el auto, de 970 páginas, la magistrada argentina decreta la “prisión preventiva” del exministro, de 87 años, aunque reconoce que esta “no se hará efectiva” porque instancias judiciales superiores de Argentina ya revocaron en julio de 2017 la orden de detención que Servini había lanzado contra él en 2015. Servini ordena también “el embargo” de los bienes del exministro “hasta cubrir la suma de 9,8 millones de euros”.
Finalmente, tras más de seis años desde la orden de imputación y petición de extradición que la jueza Servini emitió, Rodolfo Martín Villa es procesado por la muerte de Pedro María Martínez Ocio, Romualdo Barroso Chaparro y Francisco Aznar Clemente en los sucesos del 3 de marzo de 1976 en Vitoria y la de Germán Rodríguez Saiz en los Sanfermines 78. Pero deja reflejado que sigue investigando y pendiente de analizar tras conseguir más documentación sobre las muertes de los otros dos fallecidos en Vitoria 76 y otros casos de la transición en los que está implicado Martín Villa como ministro de la Gobernación o de Relaciones Sindicales.
El golpe a la transición que ha asestado la Querella Argentina es tremendo con literales como estos del auto: “Toda la estructura represiva montada por el régimen franquista siguió funcionando bajo la dirección ahora de la nueva dirigencia política a cargo del proceso de transición. Durante los primeros años se mantuvieron las normas, estructuras, agentes y las prácticas represivas propias de aquel y se les aseguró a las fuerzas del orden público la impunidad de su actuación por todos los medios a su alcance”. Lo que siempre hemos denunciado las víctimas del franquismo: no hubo transición sino traspaso de poderes entre distintos “perros” pero con los mismos collares. Ya es demasiado repetitivo pero debemos volver a decir que tras la supuesta “democracia” siguieron los mismos jueces, muchos políticos y policías que el día anterior. No hubo ninguna depuración ni reestructuración de las instituciones que están a la cabeza del Estado. Nadie se acuesta fascista y se levanta demócrata por la gracia de Dios.
Lo que siempre hemos denunciado las víctimas del franquismo: no hubo
transición sino traspaso de poderes entre distintos “perros” pero con
los mismos collares
Pero no olvidemos que el objetivo final es conseguir que sean los Juzgados españoles quienes procedan a la investigación de estos delitos sin tener en cuenta la Ley de Amnistía del 77 a la que se aferran a pesar de haber sido en repetidas ocasiones informados por organismos internacionales de la no aplicación de esta amnistía a los delitos contra la humanidad. Lo cierto es que para nosotras, las víctimas, se han abierto los corazones y para los victimarios creemos que se les ha abierto una línea de preocupación sobre su impunidad.
Seguiremos con la cuchara horadando y horadando el muro de la impunidad hasta que se consiga Verdad, Justicia y Reparación.
Fuente → elsaltodiario.com
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