Una década de exhumaciones en territorio valenciano: 70 fosas de la represión franquista y 1.128 víctimas recuperadas

Tres investigadores hacen balance de las campañas arqueológicas que han permitido recuperar el 18% del total de víctimas de la dictadura en el País Valenciano

Una década de exhumaciones en territorio valenciano: 70 fosas de la represión franquista y 1.128 víctimas recuperadas / Lucas Marco:

Unas 70 fosas exhumadas y los cuerpos de 1.128 víctimas de la represión franquista recuperados en el territorio valenciano. Es el balance de una década de trabajos de exhumación publicado por el arqueólogo Miguel Mezquida y las antropólogas Andrea Moreno y Marisol Schwab en la revista de la Universitat de Barcelona Ebre 38.

La cifra supone un 18% del total de víctimas computadas en el País Valenciano, que cuenta con un epicentro de la represión franquista de posguerra situado en el cementerio de Paterna. De las, al menos, 2.237 víctimas asesinadas en el recinto cementerio, según los cálculos del historiador Vicent Gabarda, se han exhumado hasta el momento 934 cuerpos (un 42% del total).

La historiadora y antropóloga Andrea Moreno lamenta la larga etapa de "políticas intencionadas de desmemoria". "Solemos decir que la exhumación parece el objetivo final de la política pública de memoria cuando realmente es una parte más, muy importante y necesaria para la reparación, pero la meta final es ir más allá", declara Moreno a elDiario.es. "La memoria como derecho va más allá de la mera reparación, el derecho a la memoria no es exclusivamente de las víctimas directas, es una política pública que debe entender que el conjunto de la sociedad civil tiene derecho a conocer la verdad", agrega.

La investigación publicada en el marco de un monográfico sobre historia y arqueología de Ebre 38 aporta claves para entender las raíces de la memoria histórica en la España contemporánea. Los tres investigadores han establecido una "fase 0" de las exhumaciones que se inicia por parte de los familiares de las víctimas desde la inmediata posguerra.

Entre 1939 y la década de 1950, los autores han contabilizado 70 acciones de "escarbar-desenterrar-reinhumar". "No podemos contabilizarlo como exhumación científica porque no había un protocolo ni muestras de ADN y es complejo de contabilizar al depender de la memoria familiar", advierte la antropóloga. Pero los datos muestran que la necesidad de las familias por recuperar a sus seres queridos y darles una sepultura digna empieza desde el inicio de la represión franquista, con el evidente peligro que suponía.

En una segunda etapa de la dictadura franquista, entre 1959 y 1975, los autores han establecido que se llevaron a cabo, al menos, cinco exhumaciones de víctimas republicanas sufragadas por las propias familias en localidades como Paterna, Castelló, Dénia o Godella. Se trata del "germen de lo que vendría décadas después", anotan los investigadores, que forman parte del equipo especializado Arqueoantro.

"La búsqueda no ha sido una moda que floreciera al abrigo de las subvenciones contemporáneas en materia de memoria, sino que estas acciones y reivindicaciones por recuperar a las víctimas del franquismo fueron promovidas y ejecutadas de manera privada y particular por las propias familias", escriben los autores. Un dato que desmonta al completo el argumentario de la derecha española contra las políticas públicas de memoria histórica (el líder del PP, Pablo Casado, lo expresó sin pudor: "Los de izquierdas son unos carcas, todo el día con la fosa de no sé quién").

La antropóloga Marisol Schwab realiza la prueba de ADN a una descendiente de los represaliados enterrados en las fosas comunes del cementerio civil de Castelló. CARMEN RIPOLLÉS

Durante la Transición hubo 19 procesos de exhumación de víctimas del franquismo en territorio valenciano. No es hasta el siglo XXI cuando los trabajos arqueológicos se multiplican tras la intervención pionera en Priaranza del Bierzo (León) el año 2000 impulsada por el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva. En el País Valenciano, aunque hubo anteriores "intervenciones bisagra", la primera actuación científica se remonta al 2010.

La multiplicación de los trabajos en los últimos años ha sido posible gracias a la financiación pública por parte de la Generalitat Valenciana, de las diputaciones de Valencia y Castelló y de algunos ayuntamientos. La antropóloga Andrea Moreno destaca el "peso imprescindible del movimiento asociativo" en la investigación de estos "crímenes de lesa humanidad". "A veces", lamenta Moreno, "lo que pasa es que acaban cargando con los procesos previos de documentación histórica, visitas a archivos, padrones o registros civiles y el contacto con los descendientes para obtener el ADN; al final dependen del voluntariado de técnicos y de familiares".

El trabajo publicado también critica las complicaciones burocráticas que sufren las asociaciones de familiares con las licitaciones, un fenómeno detectado por la antropóloga y la socióloga que siguieron la etnografía de la exhumación de la fosa 100 de Paterna. "Además de arqueólogos y antropólogos forenses que exhumen los cuerpos y confirmen la muerte violenta, recuperar la memoria requiere de sociólogos, antropólogos sociales, también hay una parte de museología importante y es complejo porque los presupuestos son limitados", explica Andrea Moreno.

"No estamos exhumando necrópolis moriscas ni visigodas, en este caso hay una vinculación con el presente a nivel social y, además de exhumar y vaciar fosas, hace falta mucha divulgación", concluye la antropóloga.


Fuente → eldiario.es

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