Bebés robados

 
Bebés robados
Fernando Ayala Vicente 

Esta semana hemos aprobado y leído en el Pleno de la Asamblea de Extremadura una Declaración Institucional sobre los bebés robados. A algunos les puede parecer que estamos hablando de un tema que se hunde en un pasado muy remoto y del que parece que volvemos, una y otra vez, identificándolo con los ‘viejos asuntos de la Dictadura franquista’ y que por lo tanto, poco tienen que ver con la actual Democracia de la que disfrutamos. Es verdad que el origen de estos crímenes fue el tráfico de niñas y niños que se inició en la década de los 40 del siglo XX, como medida de represión política, cuando a las mujeres republicanas les arrebataron sus hijos. Del mismo modo es cierto que lo que se inició como un método de represión, continuó como un lucrativo negocio. Los bebes se robaban para venderse.

Pero también es un craso error identificarlo solamente con esa tenebrosa época. Nos estamos refiriendo a un asunto, todavía irresuelto, con múltiples trabas para facilitar información y que, si bien es cierto, que se gestó amparado en las crueldades de poderes intocables en aquellos momentos del franquismo, no lo es menos, que continuó funcionando sin dificultades, varios años con una Transición en marcha y luego con una Democracia funcionando.

Siguen siendo muchas familias, como hemos recordado en varias ocasiones, las que manifiestan su confusión, cuando no su repulsa, al desconocer, en el mejor de los casos, el origen y/o el destino de sus familiares directos. Han escuchado en sus casas, a veces han soportado el dolor de la duda, de la sospecha, del rumor de una hermana o una hija desaparecida, robada, entregada sin su consentimiento e incluso bajo su ignorancia.

En la actualidad en el Congreso de los Diputados está registrada una Proposición de Ley que tiene que conseguir afianzar los derechos de las víctimas, del pasado y del presente, de las que ya no están y de las que todavía buscan reencontrarse con sus familias o recuperar su identidad. Y ese es nuestro objetivo, impulsar a los legisladores para que, ya que ha pasado tanto tiempo, no permanezca fuera de sus agendas, una cuestión por la que tantas Asociaciones, Partidos, colectivos sociales… han mostrado su acuerdo en buscarle una salida y en manifestar su apoyo.

Son numerosos los motivos, son numerosas las razones, por las que, una deuda más de esta Democracia con parte de su sociedad, deba ser saldada. Se lo seguimos debiendo. ¡Cuántas lágrimas derramadas! ¡Cuánto silencio!


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