Madrid rediviva y el plenilunio del 15M. Notas para un republicanismo de la licantropía

Reseña del libro de Eugenio Castro, en el que el autor recorre diferentes ciclos emocionales de su biografía y los sincroniza con los ciclos de Madrid como espacio social, poético y mental

Madrid rediviva y el plenilunio del 15M. Notas para un republicanismo de la licantropía / Emilio Santiago Muiño:

Este año 2021 se cumplirá el décimo aniversario del 15-M. Los análisis teóricos y los balances políticos proliferarán, en las muchas direcciones en las que se deja interpretar un hecho tan irruptor y polisémico, cuyas derivadas han sido además tantas y tan distintas. Se construirán diferentes relatos y memorias que, como sucede siempre, nunca recuerdan en frío sino en caliente, haciendo del recuerdo un punto de apoyo para disputar el presente y encaminar el futuro hacia algún horizonte que aún sea deseable. No será muy distinto en el caso de esta reseña de Madrid rediviva, un libro magnífico que, a mi juicio, rinde homenaje a uno de los aspectos más memorables y seguramente menos cantados del 15-M: lo que tuvo de acontecimiento subjetivo que, como una fiesta sorpresa, refrescó de súbito nuestras posibilidades colectivas. Y sobre todo, inauguró un momento de plenitud vital tan embriagador como desafiante para cualquier acomodamiento posterior al triste estado de las cosas capitalistas. Una vivencia a la que no se puede regresar en la memoria sin sentir la más interesante y la más útil de las nostalgias: cuando se ha conocido ese tiempo de las cerezas que son los grandes terremotos populares, uno no puede dejar de pensarlos como el verdadero patrón de medida de todas las cosas. Y por tanto no puede dejar de esperar su regreso a pesar de las malas previsiones del tiempo y de los augurios feos de la historia.

Madrid rediviva homenajea el ímpetu del 15-M de un modo que va mucho más allá de la evocación del acontecimiento concreto y sus ecos conscientes. De hecho, las referencias explícitas a la acampada y la ocupación de Sol solo comprenden dos de sus capítulos. Pero el espíritu de esos “primeros diez días que conmocionaron Madrid tras el 15 de mayo de 2011” donde, según Eugenio Castro, “el amor, la revuelta y la poesía obraron como una totalidad” es el verdadero centro de gravedad del texto.

Eugenio Castro celebra cómo Madrid, a la manera de un gato con muchas más vidas que siete, es capaz de reimponerse a sus diferentes asesinatos

En su aspecto formal se trata de un libro inclasificable, un anfibio entre la poesía y el ensayo, escrito por Eugenio Castro y publicado recientemente en Pepitas de Calabaza. Eugenio Castro es miembro fundador del Grupo Surrealista de Madrid y persona muy activa del movimiento surrealista internacional. Este dato no es menor. El surrealismo, esa propuesta de revolución cultural y moral que fascinó a Walter Benjamin, mal recepcionada hasta ser empobrecida como una vanguardia artística, y que es considerada por cierto sentido común historiográfico como un fósil, una momia reservada a exposiciones museísticas o reportajes de los suplementos dominicales, siguió siendo un movimiento activo tras la muerte de André Breton. El filósofo ecosocialista franco-brasileño Michael Löwy quizá sea el nombre más visible del surrealismo en vigencia, aunque el movimiento es amplio y rico. Mucho más ocultos que en la primera mitad del siglo XX, y lejos del foco de atención del circuito del arte, decenas de grupos surrealistas, dispersos por todo el planeta, han profundizado en sus postulados iniciales en pos de una tarea que aún está lejos de haber sido resuelta satisfactoriamente: transformar el mundo en palabras de Marx, cambiar la vida en las de Rimbaud.

En esta hermosa tenacidad, el surrealismo vivo ha dado lugar a textos, lamentablemente condenados al underground, que son auténticas joyas críticas y poéticas. Y que se mantienen fieles a la tradición que prefiguraron libros experimentales como Nadja o El campesino de París. En sus páginas, destellos de subjetividad iluminadores se entremezclan con testimonios de hechos tan inauditos que hablan por sí mismos, reflexiones teóricas inspiradoras y análisis críticos muy lúcidos sobre las condiciones de alienación moderna. Todo ello articulado en un relato en primera persona que no es ficción literaria, sino evidencia palpable y ejemplo vital. Algo así como propaganda por el hecho de la causa, siempre anticapitalista, de lo maravilloso. Pues Madrid rediviva es una de estas joyas. Que, como los buenos libros surrealistas que la han precedido, su lectura interpela en el mejor sentido de la palabra. Esto es, te incita a tu propia búsqueda de experiencias poéticas y aventuras vitales análogas a las que ahí se recogen. Y también predispone al sentimiento de rebelión política contra la jaula de hierro de un capitalismo que no es solo un orden económico injusto, sino un marco civilizatorio sórdido, deprimente y miserable.

Si hay algo por lo que merezca la pena escribir e imprimir libros, es precisamente cuando estos tienen algo de contagioso. Madrid rediviva contagia eso que enuncia en el subtítulo del libro: deseo de ciudad. Para aquellos que vivimos en ella, o en sus bordes exteriores, deseo de Madrid. Incluso a pesar de su trayectoria amarga. A lo largo de sus ocho capítulos, y con la sola excepción de un paréntesis parisino, Eugenio Castro recorre diferentes ciclos emocionales de su biografía y los sincroniza con los ciclos de Madrid como espacio social, poético y mental dotado de cierta organicidad y pulsos vitales propios. Su narración penetra en los horrores capitalistas que sufre el Madrid neoliberal con la mirada aguda de quién entiende y sufre el capitalismo, y pelea en la medida de sus fuerzas contra él, a sabiendas que este es más antropología que economía. Así Castro recopila pistas de las muchas muertes de Madrid a manos de los crímenes de la gentrificación, la turistificación y la metafísica del control social. Pero también de la dictadura de la transparencia, de la proliferación de inhóspitas plazas duras, de la tortura quirúrgica que sufren sus calles permanentemente en obras o de ese proceso de institucionalización generalizado que urbaniza cualquier reducto de vida interior salvaje. 

El autor hace un apunte sobre el modo en que en Sol quedó abolido en el tiempo de la mercancía y este fue sustituido por una especie de tiempo diferente

Sin embargo, el relato de Eugenio Castro, que es acompañado con toda una serie de hermosos documentos fotográficos, sin ser ni social ni históricamente ingenuo, no queda atrapado en la elegía melancólica, ni se complace en pasar lista al imparable avance de la deshumanización en versión madrileña. Simultáneamente, Eugenio Castro también recopila otras tantas resurrecciones de Madrid, en la vivencia del amor, de los conflictos sociales o en el disfrute de lo maravilloso cotidiano. Según el diccionario de la RAE, rediviva significa aparecida, resucitada. Ambas acepciones deben ser aquí simultáneamente tenidas en cuenta. Eugenio Castro celebra cómo Madrid, a la manera de un gato con muchas más vidas que siete, es capaz de reimponerse a sus diferentes asesinatos. Pero a su vez constata que la restauración de su vitalidad siempre sucede a través de fenómenos que tienen algo de milagroso. Como una revelación (atea) que irrumpe y nos descubre que eso que damos por hecho no es más que una versión empobrecida de lo real, y que por el contrario sigue estando a nuestro alcance “una vida inspirada”. Los fragmentos experienciales en los que esto se constata, que forman una buena parte del libro, son pasajes de altísimo voltaje poético: corredores de tiempo en el Parque de la Cornisa, reflexiones errantes sobre la vida a deshora el Parque de las Delicias y su dimensión infinitesimal, o relatos de un callejeo marcado por embriagadores ejercicios de imaginación onírica.

La apuesta del libro se sustenta en el siguiente principio básico: las condiciones de alienación modernas no han podido agotar las fuentes de lo maravilloso en la vida cotidiana. Y estas siempre presentan un inmenso potencial para la restauración de nuestras capacidades sensibles, de nuestro asombro y sorpresa ante la inmensidad de lo real, de ardor y arrojo rebelde ante lo intolerable. El valor más perenne de este libro es la defensa de la posibilidad de esas iluminaciones profanas que intentó pensar Benjamin, y que han sido siempre la piedra filosofal del trabajo alquímico del surrealismo, y la exaltación de ese yacimiento de energía emancipadora, tanto personal como colectiva, asociada a ellas. En Madrid rediviva esto no es una mera reflexión teórica, sino que además está demostrado a partir de la experiencia cotidiana.

Una vez que hemos dejado de ser mascotas de la economía y nos convertimos en bestias soberanas que reivindican el cuidarse juntas, nada vuelve a ser lo mismo

La propuesta, simultáneamente poética y política, que realiza Eugenio Castro a lo largo del libro llega al clímax en sus Crónicas de la desobediencia, escritas durante las noches de la acampada de Sol al inicio del 15-M. En esas páginas se deja constancia de toda una serie de fenómenos admirables que se vivieron en aquella utopía concreta, como la ausencia de dinero, la potencia de la autoorganización asamblearia, la riqueza infinita e imprevisible de la comunidad reunida y la instauración de banquete de creatividad generosa, equiparable al comunismo del genio con el que fantasearon los surrealistas. Entre todas estas notas, el autor hace un apunte especialmente valioso: el modo en que en Sol quedó abolido el tiempo de la mercancía y este fue sustituido por una especie de tiempo diferente, que llama el tiempo del despertar. Y concreta esta intuición en el momento en que la amenaza de desalojo de la Junta Electoral debía caer sobre la ocupación de la plaza la medianoche que separaba el 21 y el 22 de mayo. Lejos de amedrentarse ante el riesgo de represión, la desobediencia popular fue abarrotando no solo Sol, sino también las calles aledañas, como si el pueblo estuviera convocado a las doce a tomar lo que Eugenio Castro llama las “uvas de la revolución”. Pasada la medianoche, la victoria popular se celebró con un inmenso grito común que tuvo algo de nuevo rito fundacional. En ese momento, un pueblo en proceso de constitución había certificado el descubrimiento de su propia potencia olvidada. Castro, recordando al romántico Petrus Borel, describe ese instante con estas bellas y hondas palabras “nos hemos convertido en lobos que nos comíamos el tiempo cronológico de la extorsión e inaugurábamos un tiempo mítico en el que se funda la República de la licantropía”.

Licantropía es una buena metáfora para describir las transformaciones súbitas de las que son capaces tanto una biografía personal como un cuerpo social cuando se vive el influjo de esas grandes conmociones colectivas, como fue el 15M, o como ha podido ser recientemente el estallido social chileno. Esos momentos de ruptura funcionan como una suerte de plenilunio de la historia, que despierta en nosotros, como en un embrujo, toda la pasión por lo común, toda la creatividad sin cálculo y toda la propensión a cooperar que nos son sistemáticamente domesticadas y deprimidas por las miles de tecnologías de poder que conforman la dominación cotidiana en una civilización capitalista. Lo que un día antes parecía imposible, un día después se vuelve inevitable. Y una vez que hemos dejado de ser mascotas de la economía y nos convertimos en bestias soberanas que reivindican el deber de pertenecerse y cuidarse juntas, nada vuelve a ser lo mismo. Es verdad que la embriaguez de estos plenilunios históricos pasa, y la marea del entusiasmo baja. Pero las biografías cambian. Y los países nunca vuelven a ser los mismos.

Madrid rediviva es un libro que, frente a la plaga de cínicos, incrédulos y escépticos que produce un tiempo como el nuestro, honra la belleza de esta licantropía y su poder transformador. Tanto en su manifestación más gigantesca, como pudiera ser una revuelta, como también en esas pequeñas licantropías cotidianas que Eugenio Castro recoge en el resto de capítulos. Esos instantes transformadores que súbitamente nos demuestran que incluso en las circunstancias más desfavorables lo maravilloso es fácil y lo poético está ahí, al alcance de cualquiera. Castro nos enseña además que unos y otros momentos, los grandes hitos colectivos y las pequeñas revelaciones personales, están trenzados por un hilo invisible. Esas pequeñas señales cotidianas de que la realidad puede ser mucho más de lo que estamos acostumbrados son, sin duda, el mejor refuerzo anímico para mantener viva y políticamente organizada la esperanza de algo mejor, en lo personal y en lo social, nos es debido.

La única nota crítica que puedo poner a un libro como Madrid rediviva es que Eugenio Castro se haya mantenido firme en la famosa e intransigente coherencia surrealista, y no haya hecho apenas ninguna concesión a la época que nos ha tocado y el tipo de lectura que impone. No solo porque esto puede hacer que leer este libro se torne un pequeño privilegio. También en el plano de la liberación colectiva puede rebajar su influencia potencial.

En un contexto de crisis ecológica urge una reforma profunda de la sensibilidad y de la moral para saber apreciar lo maravilloso cercano, lo que Eugenio Castro llama “el lujo inconsumible de lo pobre” y así disputar una configuración del deseo radicalmente distinta a la felicidad criminal con la que nos seduce la publicidad capitalista. Para ello, siempre he defendido que en el surrealismo hay una veta muy fértil, de ideas y experiencias, que merece ser redescubierta y reapropiada por los movimientos sociales y emancipadores del siglo XXI. Aceptando esta premisa, que el surrealismo se mantenga demasiado apegado a las referencias, las presuposiciones y los códigos de su propia tradición, profundamente esotérica para la gran mayoría, puede generar distancia. Y volver sus propuestas inaccesibles para el gran público. Sin duda, para quienes ya estamos iniciados, este libro es una delicia estremecedora. Pero para iniciarse, como primera toma de contacto, quizá pueda resultar algo más difícil de lo que la impaciencia y la prisa reinantes favorecen. Bien mirado, seguramente no se trata de un defecto del libro, sino de un defecto de quien escribe esta reseña.

Madrid rediviva no será un best-seller porque Eugenio Castro, al que no le faltarían cualidades para ello, es por voluntad propia exactamente lo contrario a un literato o un escritor profesional. Pero se convertirá sin duda en una de las joyas más queridas de la biblioteca de cualquier persona que conserve la certeza de que otra vida mejor, una vida poética en el marco de una sociedad justa, libre y fraternal, es posible.


Fuente → ctxt.es

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