La influencia del legado de algunos movimientos previos para entender lo de Madrid

La influencia del legado de algunos movimientos previos para entender lo de Madrid / Gomer Betancor:

El contexto del cambio de siglo

El cambio de siglo en Madrid supuso un cambio en la morfología de los movimientos sociales al haber un nuevo contexto político, social y económico. En lo político, el contexto venía marcado por recientes mayorías absolutas del Partido Popular que desalentaban propuestas alternativas; en lo económico, por un crecimiento macroeconómico (a base del ciclo álgido inmobiliario, pelotazos y una incipiente financiarización) que invisibilizaba crecientes desigualdades sociales y desempleo estructural; y en lo activista, una izquierda fragmentada y un repliegue de los movimientos sociales tras el fallido intento de refundación de Lucha Autónoma, la coordinadora de colectivos autónomos que venía dinamizando gran parte de la actividad de los movimientos alternativos de la capital.

Así, este nuevo contexto sirve de revulsivo para un cambio interno en los movimientos sociales autónomos en Madrid durante el emergente ciclo de movilización 2000-2004, que es un ciclo duro de contestación social ante las diferentes medidas restrictivas y privatizadoras de un PP thatcheriano (decretazo, ley de extranjería, leyes educativas mercantilizadoras, entrada en la Guerra de Irak, mala gestión del Prestige, Plan Hidrológico Nacional, etc.).

El paso decisivo para una mayor repercusión social es el trasvase de militancia del Movimiento Autónomo al Movimiento de Resistencia Global (rama española del Movimiento de Justicia Global), mediante una nueva generación de activistas (Wilhelmi y Salamanca, 2011).Estas redes madrugadoras, caracterizadas por activar un proceso de movilización amplio en lo temático, van a situar el nuevo foco de la protesta en problemas globales movilizándose desde lo local, heredando así la influencia del zapatismo y en directa colaboración con las redes europeas antiglobalización, que amplían la agenda temática.

Este ciclo de 2000-2004 se caracteriza por un conflicto social creciente en los años sucesivos a partir de diferentes leyes y malas gestiones gubernamentales que van generando diferentes agravios en la ciudadanía. Esto se debió en parte importante a la pésima gestión gubernamental del ecocidio del Prestige, que generó en 2002 una ola de solidaridad de voluntarios sin precedentes en la historia, seguido por el rechazo popular a la Guerra de Irak (2003) y las mentiras del 11M, justo antes de las elecciones generales de 2004. El punto álgido de movilización social del ciclo fue en 2003, con el descontento ciudadano arrastrado y con las protestas contra la guerra de Irak como momento de mayor malestar social contra el Gobierno de Aznar. En 2004 y al poco del cierre de legislatura, las sedimentaciones de los agravios a la ciudadanía se acumulaban en diferentes capas (huelgas educativas y laborales, mala gestión pública, entrada en una guerra ilegítima). A lo que se sumaba una mayor criminalización de la protesta de los movimientos sociales tras el cierre securitario global derivado de los atentados yihadistas y por la guerra contra ETA en lo estatal, que además en Madrid tenía como referente a Ansuátegui como Delegado de Gobierno (que traía a la capital las tácticas antiterroristas aplicadas a los movimientos sociales).

Las más que documentadas mentiras del Gobierno de Aznar sobre la autoría de los atentados del 11-M en Madrid no hicieron más que encender la mecha de una ciudadanía que ya estaba capacitada para informarse en medios alternativos (prensa extranjera y medios de contra-información –Nodo 50, Indymedia), para inaugurar así un repertorio de organización y protesta colectiva que se rescataría más tarde: la autocomunicación de masas con el famoso Pásalo de SMS masivos para protestar, el mismo día a la misma hora y en diferentes ciudades, por la verdad de los atentados (Castells, 2005). Tras una masiva y desobediencia civil a la jornada de reflexión, el PSOE gana inesperadamente esas elecciones que traen a Rodríguez Zapatero como nuevo Presidente. Así, con el triunfo del PSOE hay una bajada drástica de la movilización ciudadana (ver gráfico 1) al cubrir algunas de las demandas urgentes de esta ciudadanía contestataria (derogación de leyes educativas, retirada de tropas de Irak, mayor diálogo social, leyes de igualdad de género etc.).

Gráfico I. Manifestaciones durante 2004 en España (n)

Fuente: Anuario Estadístico del Ministerio del Interior

2005-2008. Cambio de contexto, desescalada de la acción colectiva y trabajo latente de redes sumergidas

Las prácticas experimentadas por los colectivos por una globalización alternativa y el movimiento estudiantil más asambleario son utilizadas posteriormente por V de Vivienda y el movimiento anti-Bolonia (y sirven además de socialización política para una multitud de jóvenes), pero también reutilizadas y resignificadas por Juventud Sin Futuro y Democracia Real Ya como colectivos impulsores del 15M en Madrid. De modo que en estos años sucesivos se van a ver repertorios de organización y acción que resonarán en las acciones de los Indignados, como contracumbres, bloqueos, encierros o acampadas. En la siguiente figura podemos ver el proceso temporal de algunas redes de movilización y movimientos en esa primera década hasta la irrupción del 15M en 2011.

Figura I. Hilo temporal de las principales redes y movimientos anteriores al 15M

Fuente: elaboración propia

Coincidiendo con el triunfo del Gobierno de Rodríguez Zapatero, que apacigua los grandes conflictos que venían protagonizando los movimientos sociales (y las nuevas leyes y derechos civiles aumentan los conflictos con la iglesia católica, la AVT y las organizaciones conservadoras), se da un repliegue a lo local, al trabajo en lo cotidiano en el activismo. Esta circunstancia de vuelta al trabajo cotidiano se aprovecha para reimpulsar la Semana de Lucha Social Rompamos el Silencio (RES). Esta semana anual de lucha social será crucial para entender la unión estratégica de redes autónomas con otros movimientos sociales alternativos mediante el trabajo en diferentes ejes (como la okupación, la soberanía alimentaria, la globalización alternativa, la ecología o los feminismos). Estas redes sirven para construir una narrativa del encuentro y la multiplicación de luchas sociales, sirviendo como punto de encuentro de activistas de diferentes movimientos que, a la postre, será crucial para reactivar las redes activistas cuando irrumpa el Ciclo 15M y llenar plazas y asambleas de barrios (García Arístegui, 2011).

Prefigurando la inclusividad desde las redes sumergidas. Hacia la diversidad de Centros Sociales Autogestionados

El cambio de siglo en Madrid también implica experimentaciones de centros sociales nuevos, más allá de la práctica desobediente de la okupación de espacios liberados como fin último de la acción colectiva del Movimiento Okupa. Se había venido ensayando progresivamente en colectivos autónomos una estrategia innovadora basada en la autocrítica, experiencias fallidas, aprendizajes colectivos y la necesidad de abrirse a la sociedad. De modo que a partir del cambio de siglo y con la experiencia de algunos centros sociales como el Centro Social Okupado y Autogestionado El Laboratorio, o la lucha barrial del Centro Social Seco, el concepto de Centro Social se va haciendo más inclusivo a diferentes reivindicaciones sociales. A ello contribuye decisivamente un cambio interno en los movimientos sociales madrileños que tendrá efectos hasta el Ciclo 15M: la introducción del denominado sindicalismo social como línea prioritaria. Este nuevo repertorio táctico de los movimientos sociales trasciende el campo de acción tradicional de sindicatos clásicos institucionalizados, y se abre a nuevas experiencias de precariedad laboral y vital para “ayudar a la reconstrucción de formas asociativas y comunitarias que cortocircuiten los mecanismos concretos de desposesión que se nos imponen” (Carmona, 2017). Como destaca Beatriz García, “son grupos basados en el apoyo mutuo, que enfrentan problemas propios, pero se enmarcan en una lucha mayor, que emplean la acción directa y la pelea legal. Son como sindicatos, pero en el campo de la vivienda, la salud o los cuidados” (García, 2017). Así se empezó con las Oficinas de Derechos Sociales para empoderar la lucha de migrantes en situación irregular en diferentes centros sociales, o con el impulso de Ferrocarril Clandestino como colectivo de apoyo a migrantes precarios. Una forma de activismo que contribuyó a la hibridación de luchas sociales con nuevos sujetos que se empoderaban: migrantes, jóvenes precarios o trabajadoras del hogar. Y fue el germen necesario para la posterior creación de colectivos que han ensanchado e incorporado el eje de clase en el activismo social, como la Plataforma de Afectadas por las Hipotecas, el Sindicato de Manteros o la lucha de las Kellys, en años recientes.

Con esta apertura a diferentes experiencias de inclusión social el concepto de Centro Social se va haciendo más proclive a diferentes reivindicaciones sociales. Así, hay una mayor legitimidad social de los centros sociales con Los Laboratorios, o la Eskalera Karakola a principios de la década del 2000, y con la irrupción del Patio Maravillas como cristalización de este modelo de Centro Social 2.0. Un modelo de centro social que se importa con la influencia de los centros sociales italianos (la autonomía italiana), caracterizado por ser expresamente propenso a unir luchas sociales sin anteponer identidades cerradas, con el objetivo último de ensayar nuevas formas de lucha que se acomoden a las circunstancias devastadoras y cambiantes del neoliberalismo tardío (desregulación laboral, financiarización de la vivienda, explotación laboral de migrantes etc.).

Efectos de contagio entre movimientos sociales. De V de Vivienda al Movimiento anti-Bolonia como antesala de Juventud Sin Futuro

Siguiendo la estela inmediata del tiempo, V de Vivienda emerge en 2006 como denuncia pública (y de origen anónimo, influido por el éxito de la convocatoria del 13M) de un sistema inmobiliario que condena a miles de personas a la precariedad y pobreza habitacional, en un contexto de una galopante burbuja inmobiliaria que terminaría estallando. Era una red novedosa y rupturista en el uso de un lenguaje que salía de los autorreferenciales códigos militantes y resignificaba el concepto de dignidad, tomado de los zapatistas. Marcó el hito de una pauta de comunicación activista que se verá en redes sociales de internet más adelante: convocatorias online masivas y acciones anónimas. Y coge de nuevo el hilo roto de la lucha por una vivienda digna, olvidado por un excesivamente institucionalizado movimiento vecinal (que esos años vuelve a la palestra con la creación de la Comisión de Jóvenes de la FRAVM, jóvenes llegados del movimiento autónomo para hibridar las demandas del movimiento autónomo con la lucha a nivel barrial). V de Vivienda será fundamental para poner en primera línea de debate político los efectos segregadores del modelo del ladrillo de lo que Ramón Fernández denominaba el tsunami urbanizador español. Y generó los espacios necesarios de redes, recursos y activistas (algunos/as acamparon en la UCM con el reclamo de la vivienda, y ya venían entrenados para estar en Sol) para la reactivación de las demandas por una vivienda digna en la Acampada Sol y la activación de asambleas de vivienda barriales del 15M.

En los años siguientes a la lucha de V de Vivienda, la misma generación de activistas jóvenes universitarios reactivó el Movimiento Estudiantil con su protesta frente a la imposición del Proceso de Bolonia (el Movimiento anti-Bolonia). Ha sido en este movimiento anti-Bolonia donde calaron especialmente las prácticas desobedientes y las dinámicas asamblearias en toda una generación de jóvenes activistas que luego impregnaron de las mismas otros movimientos y ciclos de protesta, con multitud de efectos de contagio en los discursos, de trabajo en red, de repertorios de desobediencia civil etc. Estas pautas serán utilizadas por estos activistas de Juventud sin Futuro (JSF), que vienen de esta lucha anti-Bolonia (fogueados en la desobediencia estudiantil con huelgas, encierros y visibilización del conflicto estudiantil en medios), que también plantean un cambio de relato que apela a mayorías sociales contra la mercantilización de la vida, ampliando el framing estudiantil anterior que se limitaba a medidas concretas y apelando a consecuencias que se veían en la educación superior y en otras instancias de la vida social, como el empleo o la sanidad ("Sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo").

Este giro hacia el significante de una juventud sin futuro implica un exitoso enmarcamiento de juventud precaria que construyen, principalmente debido a la especial cobertura informativa de los medios masivos convencionales. Y lo más importante para ver su legado en el sentimiento discursivo general del 15M: logran construir estrategias para suscitar lealtades transversales que generan un apoyo general amplio a las demandas del movimiento (Errejón, 2011).

Redes madrugadoras y precuela del 15M

La precuela del 15M va a estar marcada por una combinación creciente de acciones online y en la calle como reacción a la salida neoliberal de la crisis por parte del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Así, la iniciativa #NoLesVotes va a ser especialmente influyente en la consolidación de una masa crítica de activistas por las libertades en la red. Surgía con el objetivo de denunciar y boicotear la Ley Sinde, apoyada por la mayoría del PP, PSOE y PNV. Era una ley antidescargas de Internet, que limitaba la visualización de contenidos en la Red cerrando en un corto espacio de tiempo sitios web que facilitaran la descarga de material protegido por derechos de autor.

En el momento de salir a la luz pública el contenido de la ley, allá por el 2 de diciembre de 2009 se publica en Facebook el "Manifiesto en defensa de los Derechos fundamentales", que alcanza más de 240.000 adhesiones. En pocas semanas el manifiesto se viraliza y se crean grupos en todas las comunidades autónomas (recordemos que Twitter no se usaba tanto como Facebook en esos momentos). El manifiesto era claro y se focalizaba en el boicoteo en el voto a esos tres partidos. Utilizaron además la amplia resonancia mediática de la Gala de los Premios Goya de 2010 para hacer una performance que genera un nuevo icono de las protestas del ciclo 15M: la máscara de Guy Fawkes (el justiciero de V de Vendetta, película en la que también se inspiró la cartelería de V de Vivienda). La operación Goya significó la amplificación del mensaje ciudadano en contra de esta ley, en un contexto de cierre de régimen y de total impugnación a la corrupción política y al bipardidismo. En esos momentos de cabreo ciudadano se añadieron acciones de hackeo durante días a las webs de esos partidos, con la incorporación de Anonymous a las protestas.

Tampoco se puede obviar la huelga general del 29 de septiembre de 2010, que ayudaba a caldear el ambiente entre el movimiento sindical más clásico. Fue convocada por los sindicatos mayoritarios (que se habían mostrado excesivamente pactistas con medidas anteriores de recortes sociales) y con el apoyo de otros sindicatos como USO, LAB o CGT contra la reforma laboral de 2010 promovida por el gobierno de Rodríguez Zapatero y contra la reforma del sistema público de pensiones anunciada por el Gobierno. En la huelga participaron JSF y otros colectivos juveniles con un piquete alternativo, lo que abriría una estrategia de colaboración crítica de secundar marchas y paros, pero con demandas más radicales.

Pero si el malestar entre los/as trabajadores/as organizados/as las capitalizaba la vieja sociedad civil (sindicatos, partidos, asociaciones institucionalizadas), el malestar social generalizado va a estar una conjunción de circunstancias económicas (una crisis derivada de un modelo insostenible a golpe de ladrillo, una deuda desbocada, fraude fiscal) y, sobre todo, una percepción política de crisis sistémica, del bipartidismo o el régimen del 78 como sistema corrupto. Y este malestar va a estar capitalizado por los grandes perdedores de la crisis con más capital cultural para movilizar el descontento. Así, con los precedentes de las protestas islandesas y las primaveras árabes, miles de jóvenes (y no tan jóvenes) se organizan por las redes con mucho tiempo antes para organizar una jornada multitudinaria el 15 de mayo de 2011 (la semana anterior a las elecciones locales, como protesta simbólica ante el poder político).

En este proceso, la iniciativa #NoLesVotes será decisiva en otra red de protesta online que se va fraguando casi paralelamente: (Estado Del Malestar, EDM). Es todo un precedente de estas redes tecnopolíticas, ya que crean un primer grupo con un ideario que influye en Democracia Real Ya (DRY) como red madrugadora. Es una nueva iniciativa de un grupo online que se concentran semanalmente para denunciar la crisis social y política que se está acrecentando en esos momentos. De forma paralela se venía gestando la Plataforma de Grupos Pro-Movilización Ciudadana, grupo de Facebook en el que participan algunas personas de EDM y que da el paso de coordinar DRY en todas las capitales de provincia y otras ciudades importantes, nodos que organizan la movilización del 15 de mayo. Pocas semanas antes se produce la fusión de la acción online y offline: personas a título individual se reúnen presencialmente para organizar la movilización bajo unas demandas mínimas y con la intención clara de salirse de movimientos clásicos y hacia la apertura y lo inclusivo. En Madrid, varias semanas antes el grupo de este proto-colectivo (DRY) se reúne en el Patio Maravillas y recibe el apoyo de este centro social, que durante la Acampada y todo el 15M suspenderá actividades para fundirse con el 15M.

Algunas anotaciones para discutir

Lo que sucede a partir del 15 de mayo de 2011 con la Acampada en la Puerta del Sol es un cambio de escala y la inauguración de un ciclo (global) de protesta que se ha analizado abundantemente. Lo que interesa resaltar aquí es el legado que hereda el 15M: las formas de la movilización toman herencias claras del movimiento estudiantil, la lucha por la cultura libre, V de Vivienda o Juventud Sin Futuro, cuyas redes se incorporan a fondo en el proceso movilizador (cartelería similar, framing más amplio e identidad colectiva abierta). Entre estas redes anteriores existe una continuidad de activistas, recursos e identidad colectiva (facilitadas por experiencias como el RES y la inclusividad los centros sociales 2.0) que son determinantes para la organización y el desarrollo de Acampada Sol. Todo ello lo podemos observar de forma esquematizada en el siguiente cuadro.

Cuadro VI. Cuadro resumen de influencias de movimientos analizados en el 15M

De modo que la interacción de estas redes de movimientos sociales es fundamental para entender el buen arraigo del 15M en diferentes aspectos que se consolidarán en la cultura española de protesta más reciente, a saber: cultura deliberativa, apertura social e inclusividad a públicos diversos, creatividad e innovación, nuevos discursos hacia mayorías…(Cruz, 2015). El trabajo progresivo de estas redes de movimientos sociales incide, en este sentido, en la emergencia de un nuevo modelo de movimientos sociales moldeado por algunos elementos novedosos: configuración progresiva de las identidades abiertas; aumento de la capacidad inter-organizativa entre movimientos; nueva cohorte activista que usa masivamente redes sociales y tecnologías de la información y comunicación; construcción de una estructura y discurso de trabajo descentralizado y en red (Romanos 2013).

Así, la forma abierta de estas redes facilita que el 15M sea un proceso paradigmático de desborde colectivo en las últimas décadas que solamente tendrá parangón en las Huelgas Feministas de estos años recientes. En este sentido, el trabajo feminista de redes sumergidas dentro de los propios movimientos ha sido clave para entender la praxis lenta y de cuidados del 15M (no son conflictos patriarcales). La memoria de estas luchas transmitidas por las distintas redes que se van solapando en el tiempo han sido clave para entender el 15M en sus diferentes dimensiones: Legal Sol, PAH, software libre, asambleísmo, vivienda digna, etc.

Gomer Betancor es militante del Sindicato de Inquilinas de Madrid e investigador predoctoral en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)

Referencias

Carmona, P. (2017). “Sindicalismo social en la nueva fase del ciclo institucional”. Diagonal. Consultado en https://www.diagonalperiodico.net/blogs/funda/sindicalismo-social-la-nueva-fase-del-ciclo-institucional.html

Castells, M. (2005) (Ed.). The Network Society: A Cross-cultural Perspective. Massachusetts: Edward Elgar.

Cruz, R. (2015). Protestar en España 1900-2013. Madrid: Alianza Editorial.

Errejón, I. (2011). “Algo habrán hecho bien. Una juventud «sin futuro» pero con estilo”. En VV. AA. Juventud Sin Futuro. Barcelona: Icaria.

García Arístegui, D. (2011). Haciendo ruido con las rejas de la jaula. Semana de Lucha Social Rompamos el Silencio 2005-2011. En F. Salamanca y G. Wilhelmi (Eds.), Autonomía y movimientos sociales. Madrid, 1985-2011 (pp. 239-252). Madrid: Solidaridad Obrera.

García, B. (2017). “Centros sociales y sindicalismo: la potencia colectiva”. Diagonal. Consultado en https://www.diagonalperiodico.net/blogs/funda/centros-sociales-y-sindicalismo-la-potencia-colectiva.html

Romanos, E. (2013). Collective learning processes within social movements: some insights into the Spanish 15-M/Indignados movement. En C. Flesher y L. Cox (Eds.), Understanding European movements: new social movements, global justice struggles, anti-austerity protest (pp. 203-219). Londres: Routledge.

Salamanca y G. Wilhelmi (Eds.) (2011).Autonomía y movimientos sociales. Madrid: Solidaridad Obrera.

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Fuente → vientosur.info

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