Homenaje a los españoles republicanos que lucharon contra el nazismo

Homenaje a los españoles republicanos que lucharon contra el nazismo

Coincidiendo con la conmemoración de la victoria sobre el nazismo, la Asociación Descendientes del Exilio Español ha celebrado en el cementerio de Fuencarral un homenaje a los españoles republicanos por su contribución en la lucha contra el nazismo. Al acto han asistido representantes diplomáticos de México, República Checa, Francia, Rusia, Bielorrusia, el Presidente del Ateneo Español en México, el ex ministro de Defensa Julián García Vargas, y el actual Secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López.
 
En el monumento erigido en 1995 en homenaje a los españoles que combatieron contra el nazismo, reza la placa: “En memoria de los españoles que combatieron por la libertad de Europa” ha pronunciado el discurso de apertura la presidenta de la Asociación de Descendientes del Exilio Español, Pilar Nova Melle:

“Sin ambages, sin falsas lecturas, aquí se recuerda a los exiliados republicanos, que nadie se llame a engaño en un momento en el que la sombra de la intolerancia emerge sobre los luchadores de la democracia. Partidos que quieren ocultar y, lo que es peor, negar, la gesta de las brigadas internacionales, de los soldados soviéticos en nuestro país. Todos ellos vinieron a defender lo que se estaba construyendo: educación, libertad, progreso. Y nuestros exiliados supieron agradecer y corresponder luchando en Europa, junto a ellos, por la misma causa: libertad y democracia. Su esfuerzo no fue vano: el nazismo fue derrotado. El pueblo español hundía sus raíces en el siglo de las luces y había sido cercenado, expulsado una vez más en la historia, como lo fueron los judíos o los liberales. Ahora eran los republicanos los que se veían obligados a abandonar el país por un golpe de Estado.

Aquellos expulsados, calificados por los vencedores de “antiespaña”, fueron auténticos patriotas. En sus largos años de exilio reforzaron la presencia de la cultura española en los países de acogida. En el exilio se crearon obras capitales de la literatura española del s. XX, así como en las bellas artes. Auténticos patriotas que en el camino del exilio perdieron todos sus enseres, pero no perdieron la tierra de España que portaban. Auténticos patriotas por las renuncias voluntarias realizadas al negarse a adquirir otra nacionalidad a cambio de perder la propia. Siempre fueron españoles. Que nadie ose calificar a los exiliados de “antiespaña”. Hoy la sociedad española no tiene una imagen bien fundada de cómo era la España de los años 30. Después de muchos años de olvido impuesto se intenta recordar, pero toda memoria es un esfuerzo, como afirmó un historiador francés, por comunicar nuestros recuerdos.


De izda. a dcha: María Sánchez Puig, filóloga, nacida en Rusia, junto a su marido, Manuel Arce Porres, médico, nacido en Oña (Burgos), quien salió al exilio como Niño de la Guerra con 8 años y perdió a su hermano en Leningrado. A su lado, Tomás Mansilla, médico, nacido en Moscú.

Se ha instaurado la equidistancia. Poner en el mismo nivel a los defensores de un régimen legalmente establecido y a los que actuaron para derribarlo por la fuerza de las armas es inmoral. Nosotros, sus hijos, nietos, los descendientes del exilio republicano, no lo vamos a permitir. Y recordaremos a la sociedad su vida, su diáspora, su integridad. Hombres y mujeres que defendieron los valores de la democracia aquí y en el exilio. Y los defendieron olvidando posiciones vengativas que nunca nos transmitieron. La equidistancia es una falsificación de la historia, una manipulación de la memoria, un abuso del olvido. En el caso español recordar tiene un gran significado, porque es desenterrar lo oculto. Primo Levi consideraba el olvido como una estrategia de las naciones por la que habían creído alcanzar el perdón. Pero no es así. El perdón se invalida cuando no se asume la existencia del pasado, sin arrepentimiento, sin resarcir los daños. Se impone un duro proceso de conquista de la memoria. Que nadie dude que el exilio es uno de los episodios más dolorosos de nuestra historia reciente. Como decía María Teresa León: “Estoy cansada de no saber dónde morir”.

Miramos al futuro. Después de tanto sufrimiento, de tanto olvido, nos reconforta la próxima ley de memoria democrática, que en uno de sus capítulos dice: "Se declara 8 de Mayo el día del recuerdo y homenaje a las víctimas del exilio como consecuencia de la guerra civil y la dictadura".

Los republicanos españoles lucharon contra el nazismo en los frentes del Este y del Oeste de Europa. Es por ello que nos reunimos en este monumento para rendirles reconocimiento, indistintamente, el 8 o el 9 de mayo, porque fue la misma victoria. También nos reconfortan las recientes palabras pronunciadas por el Presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, ante nuestro Presidente del Gobierno, que dijo: “No olvidaremos nunca los numerosos republicanos españoles que se unieron a la resistencia francesa y nos permitieron mantenernos libres". En esa lucha, que hoy conmemoramos, murieron en Francia cerca de 35.000 españoles, luchando contra la invasión y la ocupación nazi.

No puedo finalizar estas breves palabras sin un recuerdo para México. Ese país que nos abrió las puertas de par en par. Y me gustaría asimismo recordar las palabras del Presidente Lázaro Cárdenas: “A los que han luchado en su país, a favor del gobierno legalmente constituido no les vamos a ofender con un interrogatorio. Hay que recibir a todos”.

Seguidamente ha tomado la palabra la embajadora de México, María Carmen Oñate, en representación del cuerpo diplomático presente, quien ha recordado de esta forma la fraternal relación entre México y la República española:

“El México surgido de la Revolución de 1910 respaldó desde su nacimiento en 1931 a la II República Española, con la que estableció una cercana relación diplomática, cultural, económica y política. México encontró en España al país que le tendió la mano para ingresar a la Sociedad de Naciones, en cuyo marco México realizaría la más firme defensa de la República Española, denunciando la injerencia extranjera, la indiferencia de las democracias occidentales y el embargo impuesto a su legítimo gobierno. México desarrolló desde Ginebra acciones diplomáticas en defensa de la soberanía y de la libertad, de esa libertad con mayúsculas. México acogió al Gobierno de la República, con el que mantuvo relaciones a lo largo de cuatro décadas.

El Gobierno del Presidente Lázaro Cárdenas, que ya en 1937 había acogido a los 464 niños que más tarde se conocieron como Los niños de Morelia, no dudó en dar la bienvenida a más de 25 mil españoles que a bordo del llegarían a las costas de Veracruz entre 1939 y 1942.

En sus palabras de bienvenida, el entonces Secretario de Gobernación de México, Ignacio García Téllez, expresó: “No los recibimos como náufragos de la persecución dictatorial a quienes misericordiosamente se arroja una tabla de salvación, sino como a defensores aguerridos de la democracia republicana y de la soberanía territorial, que lucharon contra la maquinaria opresora al servicio de la conspiración totalitaria universal. El Gobierno y el pueblo de México les recibe como a exponentes de la causa imperecedera de las libertades del hombre”.

Precisamente, las palabras de la embajadora han estado precedidas por la lectura del poema “Entre España y México”, escrito por Pedro Garfias camino del exilio, a bordo del vapor “Sinaia”:

De acero fiel nos une y nos separa
con España presente en el recuerdo,
con México presente en la esperanza.
Repite el mar sus cóncavos azules,
repite el cielo sus tranquilas aguas
y entre el cielo y el mar ensayan vuelos
de análoga ambición, nuestras miradas.

España que perdimos, no nos pierdas;
guárdanos en tu frente derrumbada,
conserva a tu costado el hueco vivo
de nuestra ausencia amarga
que un día volveremos, más veloces,
sobre la densa y poderosa espalda
de este mar, con los brazos ondeantes
y el latido del mar en la garganta.

Y tú, México libre, pueblo abierto
al ágil viento y a la luz del alba,
indios de clara estirpe, campesinos
con tierras, con simientes y con máquinas;
proletarios gigantes de anchas manos
que forjan el destino de la Patria;
pueblo libre de México:
como otro tiempo por la mar salada
te va un río español de sangre roja
de generosa sangre desbordada.
Pero eres tú esta vez quien nos conquistas,
y para siempre, ¡oh vieja y nueva España!

Ha cerrado el turno de intervenciones el Secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez López, quien ha puesto en valor las razones por las que el pueblo español tiene un deber de memoria y una deuda con los republicanos españoles que tuvieron que exiliarse tras la guerra civil, que no fue una guerra distinta de la que luego libró el resto de Europa contra el fascismo:

“Su compromiso en la lucha por la libertad es un ejemplo para nosotros y para futuras generaciones. Es un ejemplo que pone el punto de mira en el corazón de la sociedad que queremos construir. Es un ejemplo de valores de solidaridad y de libertad que tienen que impregnar nuestra vida cotidiana. Y es un ejemplo, en consecuencia, de la contribución que ellos han hecho a los fundamentos de esta sociedad democrática que hoy vivimos. Por eso, no podemos olvidar. Nunca vamos a olvidar la lucha y el sacrificio de los hombres y de las mujeres del exilio republicano que lucharon por la liberación de Europa. Y no lo vamos a olvidar, entre otras cosas, porque ellos son los cimientos de la sociedad democrática que hoy vivimos. Gracias a ellos se enlaza aquella España democrática de los años 30 con esta España democrática a partir de los años de nuestra Transición y de la Constitución del 78. Gracias a su acción colectiva hoy podemos recordarles con emoción

Hoy es un buen día para celebrar este acto, porque están emergiendo de nuevo ideas totalitarias, de carácter neofascista y que están tomando visos de legalidad en espacios políticos de nuestro entorno. Es un día que tenemos que tener muy en cuenta y estar muy pendientes de este renacimiento totalitario y neofascista. Y tenemos la obligación de perseverar en la memoria en relación con las mujeres y hombres del exilio, de su legado y de sus enseñanzas. Tenemos que difundir las lecciones de la II Guerra Mundial y aquellos hechos dramáticos. La libertad, la democracia y el Estado de derecho hay que cuidarlas todos los días. Precisamente por la emergencia del pensamiento totalitario, es necesario que cuidemos esos valores de libertad. De libertad con mayúscula, no de otras libertades de las que se hablaba recientemente en Madrid. Los valores de libertad, de respeto, de solidaridad, esas virtudes republicanas tenemos que cuidarlas”.

El acto ha finalizado con un homenaje floral de los asistentes frente al memorial de las Brigadas Internacionales, en el que han depositado claveles rojos.

Fuente →  mundoobrero.es

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