No más “campechanos” ni “preparaos”, solo República

No más “campechanos” ni “preparaos”, solo República
Puño en Alto

Los contertulios paniaguados y serviles a la causa han salido en tromba queriendo hacernos ver que la incomprensible vacunación de la infantas y hermanas del rey durante su visita al rey emérito huido en Abu Dabi, se trata de una cuestión que hay que enmarcarla en el ámbito estrictamente privado de ambas, desmarcando al actual monarca de este reprobable proceder, algo que no se sustenta de ninguna manera.

Vamos a ver, más allá de lo inmoral, poco ético e insolidario de sus conductas, hay que tener en cuenta que se trata de la tercera y la sexta en la línea de sucesión y mientras ostenten esa condición ninguno de sus actos pueden ni deben enmarcarse en ningún estricto ámbito privado, máxime cuando el viajecito de marras para ver a su progenitor, con vacunación anti COVID incluida, nos ha costado más de 33.000 euros a los sufridos contribuyentes españoles.

Sean consideradas nominalmente miembros de la Casa Real o no, sean familia del rey o no, lo cierto es que llevan en sus currículums suficientes casos como para que Felipe VI haga lo que tenga que hacer para que renuncien a la línea de sucesión, de lo contrario el comunicado de la Casa Real, desmarcándose del reprobable proceder de las infantas queda en papel mojado, de la misma manera, que quedó en aguas de borrajas, la decisión del actual monarca de renunciar a la herencia de su padre tras conocerse que era beneficiario de una suculenta cuenta bancaria de una fundación. Hecho que sabía, al menos desde hacía un año y no hizo nada al respecto hasta que trascendió a la opinión pública, gracias a determinados medios de comunicación.

Hay que recordar que los hijos de la tercera en la línea de sucesión, ya vacunada, a su vez, cuarto y quinto en esa misma línea, se vieron inmersos de alguna manera en la utilización de la llamadas tarjetas black real, además de llevar una vida muy desahogada, ampliamente conocida en determinados ámbitos de la capital. Igualmente, la otra vacunada, sexta en la sucesión, se salvó in extremis de pisar la cárcel junto a su marido por graves delitos, gracias a un imaginativo informe de la Agencia Tributaria, hecho por los cuales ni una ni el otro han admitido ni han pedido perdón a los españoles.

Con este currículum, desde la duda, cabe preguntarse si las infantas y hermanas del rey fueron a ver a su padre y de paso se vacunaron o fueron a vacunarse con la excusa de ver a su padre.

Da miedo pensar que, si por mor del diablo, las infantas vacunadas, siendo tercera y sexta, respectivamente, en la línea de sucesión o cualquier de los vástagos de la primera tienen que ser proclamados reina o rey de España y, por ende, Jefe del Estado.

Por otra parte, la numantina y rocambolesca defensa que han hecho determinados partidos de la derecha política del proceder de las infantas, flaco favor le ha hecho al rey, sobre todo si han tenido que recurrir a argumentos peregrinos, cuando no estrambóticos, como que no han quitado ninguna vacuna a nadie ni se han saltado ningún turno de vacunación, además del consabido ámbito privado.

Más allá de lo caduca, arcaica, anacrónica y antidemocrática de la institución, la monarquía hace aguas y si el dictador impuso al “campechano” y este al “preparao”, se hace más necesario, aunque sea por mera cuestión de higiene, que un nuevo proceso constituyente en forma de república, impida que aquel dé paso a nadie más y no tengamos que seguir lamentando los comportamientos de quienes no quieren o no saben devolver con algo de ejemplaridad la vida regalada que tienen por el mero hecho de haber nacido en el seno de la familia en la que han nacido.


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