 
Los camaradas que nos consideramos comunistas 
tenemos la obligación de organizarnos, de mantener o retomar una 
militancia activa, porque nos enfrentamos a las consecuencias de una 
crisis pospandemia y también al avance del fascismo.
La disculpa de que no existen organizaciones de clase capaces de representarnos, es eso, una disculpa.
Si
 no existen habrá que crearlas y si existen aunque sean imperfectas 
tendremos que militar, participar y tratar de influir mediante el 
discurso y el ejemplo en la clase trabajadora.
El comunismo es
 una teoría económica y social pero sobre todo es una ciencia práctica, 
una teoría al servicio de la clase trabajadora.
Los comunistas
 no podemos permitirnos ser sectarios, eso es anticomunista, somos clase
 obrera consciente, pero ante todo somos eso trabajadoras y trabajadores
 que luchan por transformar la sociedad.
Debemos ser críticos 
porque no somos borregos, pero no criticones, los críticos argumentan 
buscando soluciones y dando alternativas para los problemas reales, los 
criticones solo son capaces de descalificar o de argumentar desdeñando 
la realidad.
Sin duda las opiniones son como los culos, todo 
el mundo tiene uno, pero no te trata de opinar, se trata de trabajar, de
 plantar cara al capitalismo, de frenar al fascismo, de ser capaces de 
organizarnos.
Debemos recuperar el orgullo de ser comunista y 
ser capaces de contestar el actual discurso del fascismo anticomunista 
con la cabeza alta y sin complejos.
Hace años le explique a 
mis hijos lo que significa para mí ser comunista. Les dije que un 
comunista es una persona que piensa que cualquier persona, por el hecho 
de haber nacido tiene derecho a una vida digna y a tener sus necesidades
 básicas cubiertas, es una persona que piensa que la economía tiene que 
estar al servicio del ser humano y no el ser humano al servicio de la 
economía, es una persona que piensa que tenemos que trabajar para vivir y
 no vivir para trabajar, es quien considera que la patria es la clase 
obrera y quién piensa que la solidaridad, la igualdad, la fraternidad, y
 la justicia social son los cimientos de un futuro socialista.
La herramienta capaz de defender los intereses de la clase obrera se llama Partido Comunista.
Los
 comunistas tenemos el deber de organizarnos, esta crisis demuestra una 
vez más que el capitalismo no sirve como sistema para la mayoría, para 
la clase trabajadora.
Además vivimos una crisis para la que el
 capitalismo solo tiene una salida, devolver a la clase obrera a las 
condiciones de trabajo del siglo diecinueve, conseguir que trabajemos 
para ganar lo necesario para sobrevivir y mantener una base de 
trabajadores en paro, en la miseria como amenaza a los que tienen 
empleo, el miedo es su mejor arma.
Lo que diferencia a esta 
crisis de otras crisis cíclicas a las que nos viene condenando el 
sistema capitalista, es que en esta ocasión se suman  una Pandemia a una
 crisis de sobre producción y una a la escasez de recursos energéticos.
No hay una vuelta posible a aquel mal llamado “estado del bienestar” dentro del capitalismo.
La
 clase obrera, las trabajadoras y trabajadores, tenemos otro problema 
añadido para intentar cambiar el rumbo de este barco que nos lleva al 
naufragio como sociedad,  hemos perdido la conciencia de clase que nos 
hace conscientes de nuestra propia fuerza, el sistema se ha ocupado de 
crear sucedáneos que venden humo y esperanza en que las cosas cambien 
solas, simplemente introduciendo un voto en una urna, niegan la 
existencia de la lucha de clases y se inventan un nuevo lenguaje tan 
absurdo como vacío que reniega de la lucha obrera como motor de cambio.
Sin
 duda este espejismo no durará mucho, las contradicciones de clase no 
dejarán de aparecer, la crispación aumentará con la decepción de las 
expectativas no cumplidas y la confianza traicionada.
En este 
contexto presente y futuro se hace necesaria una organización comunista,
 una organización que pueda ser la herramienta en manos de la clase 
obrera para defender sus intereses de clase, una organización capaz de 
ser vanguardia y punta de lanza a la hora de crear y organizar esa 
Unidad Popular de la izquierda rupturista capaz de conquistar las urnas,
 pero sobre todo las calles, ese Frente Popular de la izquierda 
transformadora y consciente, que haga temblar las vigas y los cimientos 
del edificio podrido de esta falsa democracia.
Desde todas 
partes podemos escuchar discursos contra la corrupción, que olvidan que 
es el capitalismo en sí mismo el que la genera, que no dicen que este 
sistema se basa en la explotación y el abuso, que esconden la verdad 
para ganar votos, estos discursos son también enemigos de la clase 
obrera, son cortinas de humo que tratan de cegarnos y confundirnos.
En
 estos discursos donde también se habla de justicia, sin reconocer la 
absoluta vigencia de la lucha de clases como motor de la historia 
pasada, presente y futura. En realidad no se dice nada, estan huecos.  
Porque la verdadera justicia social es imposible dentro del capitalismo.
Las
 comunistas y los comunistas sabemos que sin una base ideológica clara 
no se puede levantar una nueva sociedad. El capitalismo solo negocia con
 la clase obrera cuando está organizada, cuando existe el peligro de un 
movimiento revolucionario capaz de quitarles el poder, solo nos respetan
 cuando nos temen, solo nos temen cuando estamos organizados y somos 
conscientes.
Vivimos tiempos difíciles, las trabajadoras y 
trabajadores perdemos en días los escasos derechos conquistados en años 
de lucha y sacrificio, las organizaciones que debían dar respuesta a 
este ataque de las oligarquías hace tiempo que están infectadas, si no 
tomadas, por asalariados del sistema.
Aparecen nuevos partidos
 que vienen de la mano de los medios de “desinformación de masas”, que 
venden a la sociedad la posibilidad de recuperar los derechos y la 
esperanza desde el sillón de su casa, mensajes mesiánicos convencen a 
incautos del nacimiento de la “nueva política”, que extrañamente 
comparte espacios con la vieja, se nos pone delante un menú de partidos 
con nuevos colores y discursos floridos sin contenido, pero que suenan 
bien y son fáciles de entender.
Los vendedores de humo salen 
en todos los medios, a todas horas, los vemos hasta en la sopa y nos 
felicitamos por poder elegir no solo entre el azul y el rojo, ahora el 
sistema nos permite también escoger entre el naranja y el morado, eso si
 las oligarquías van a seguir teniendo el pincel y el lienzo donde 
dibujar el futuro, un futuro que para la clase obrera pinta de color muy
 negro.
Defiendo además que se puede y se debe ser comunista 
en un Estado plurinacional, porque en el Estado español existen 
distintas naciones.
Los comunistas somos internacionalistas, entre otras cosas, porque reconocemos la existencia de naciones.
Se
 puede ser independentista y comunista, lo que no se puede es ser 
comunista y estar contra el derecho de autodeterminación de los pueblos.
Otra
 cosa es anteponer el hecho nacional por encima de la lucha de clases o 
entender que la lucha por la liberación nacional está al margen de la 
lucha de clases, en este caso existe una contradicción.
Pero 
el hecho de sentirse parte de un pueblo, de una nación, y de defender el
 derecho a decidir no es incompatible con la militancia comunista 
consecuente.
Es verdad que existen contextos en que el hecho 
nacional puede ser usado por la burguesía para dividir a la clase 
obrera. Pero es un error plantear la incompatibilidad de independentismo
 y comunismo, sobre todo cuando el Gobierno de la metrópoli es 
totalitario.
Los comunistas somos internacionalistas, entre otras cosas, porque reconocemos la existencia de naciones.
Parece
 que no es sencillo para una parte de la izquierda nacional entender la 
realidad plurinacional del Estado español. En esta incomprensión 
comienza un grave problema de convivencia dentro del Estado.
El Estado español no es una nación de naciones, ni es una nación. El Estado español es en todo caso una unión de naciones.
Pero
 para que exista unidad y coexistencia, tiene que existir respeto y 
comprensión. La unidad tiene que ser entre iguales. No pueden existir 
naciones de primera y de segunda categoría.
Esta unidad tiene que ser voluntaria, debe ser una unión de naciones libres que deciden caminar juntas.
De no ser así el Estado español será siempre más una prisión de pueblos que la casa de todos, será un Estado fallido.
Es
 necesario abrir un debate necesario sobre el modelo de Estado, 
República y monarquía, y del derecho de autodeterminación de los pueblos
 dentro del Estado español.
Para las comunistas y los 
comunistas es ahora un deber dar un paso al frente para decir aquí 
estamos, que existe alternativa, pero las cosas solo se cambian 
luchando, somos la clase obrera y tenemos la fuerza, pero debemos 
organizarnos, es necesario reivindicarnos como comunistas, mostrarnos 
orgullosos, no escondernos, explicar hasta la saciedad nuestro programa,
 tenemos el deber de recuperar el prestigio del comunismo.
No 
se trata de ser sectarios ni de apartarnos de los procesos de unidad, 
todo lo contrario, son procesos necesarios en esta etapa y en este 
contexto, ahora en estos procesos de unidad que tienen la finalidad de 
sacar al Partido Popular de las instituciones, a un PP que es una 
organización corrupta hasta la medula, los comunistas debemos de 
participar en ellos con nuestra voz, no para controlarlos, nuestro deber
 es ayudar a crearlos y fomentar el debate para que la clase obrera 
recupere la conciencia de clase.
Los comunistas somos 
conscientes de que este primer paso que consiste en sacar al Partido 
Popular de las instituciones no va a ser la solución de los problemas de
 la clase obrera, no será suficiente, porque sabemos que el problema es 
el sistema capitalista es necesario fortalecernos, organizarnos y 
recuperar el prestigio de los comunistas entre las trabajadoras y 
trabajadores del estado español.
Vienen tiempos difíciles 
donde una vez más el Partido Comunista es la única herramienta capaz de 
defender los intereses de la clase obrera.
Audacia, audacia y más audacia camaradas.
¡Proletarios del mundo, uníos!
Fuente → tercerainformacion.es
 


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