'Patria' y la batalla mediática de la memoria

'Patria' y la batalla mediática de la memoria
Adrià Cluet Vall

En octubre, la consultora GAD3 publicaba el informe "La memoria de un país. España "donde, a través de encuestas, indagaba sobre el nivel de conocimiento que la población española tiene de ETA. Los datos publicados hacían evidente una desinformación notable sobre el tema y en destacaba el hecho de que, actualmente, la mitad de los españoles cree que la banda sigue activa. 

Seguramente, este dato se entiende mejor si tenemos en cuenta que en 2020 ha sido un año cargado de ficción audiovisual sobre el conflicto vasco. En pleno confinamiento, Movistar Plus narraba el inicio de las acciones armadas de la banda en la serie La línea invisible y, en septiembre, HBO publicaba la adaptación a las pantallas de la novela Patria de Fernando Aramburu. Un mes después, Amazon se añadía a relatar el conflicto vasco con la miniserie documental El desafío: ETA.

Más de nueve años después del cese definitivo de la actividad armada de la banda, podría parecer que las producciones se han atrevido a hablar del conflicto vasco desde la distancia que marca el tiempo. Pero esta distancia no ha sido suficiente para crear productos que aborden la complejidad del conflicto. 

En este sentido, el escritor vasco Joseba Sarrionandia -citado en el último libro de Antoni Batista, ETA y nosotros- describe de la siguiente manera el hecho de narrar o escribir sobre violencias: "En vez de intentar entender la anatomía de la violencia o de las violencias [...] el pensamiento aún no sabe más que bordear la cuestión. Son pocas las obras de la filosofía, la literatura, la psicología o el cine que como testigos preocupados han conseguido penetrar en esta ciudad fortificada ". Ni Movistar Plus, ni HBO, ni Amazon han logrado acercarse a esta "ciudad fortificada". De hecho, seguramente, no tenían ninguna intención de hacerlo.  

Estas teleseries nos sitúan ante una estrategia de los grandes medios de afianzar un tipo de relato sobre el conflicto. Y no sólo eso, en esta batalla del relato le acompaña una batalla por la memoria. 

Walter Benjamin fue quien comenzó a hablar de la relación entre medios y memoria. El filósofo alemán decía que, debido a la fidelidad que transmiten, las fotografías son capaces de llenar los espacios de la memoria. En esta línea, unos años más tarde, Alison Landsberg estudió cómo actúan los medios culturales masivos en la formación de memorias colectivas. 

La estadounidense explica que, con el fin de habitar el espacio de la memoria, una representación mediática (serie, película ...) debe hablar de un episodio distinto del que vive el espectador: si no, éste ya dispone de mecanismos -como la tradición oral o otros factores para llenar estos espacios. Seguro que estas series sobre ETA acabarán ocupando mucho más espacio en el imaginario colectivo fuera del País Vasco que dentro. Cuando el medio de comunicación es la única forma de acceso al relato, se convierte en la imagen de los eventos en la memoria de millones de personas. 

Manuela Simón, cabo primera de la Guardia Civil y coautora del libro Historia de un desafío, sobre el que está basada la miniserie documental de Amazon, lo hacía evidente: "Es una pena que haya niños de 14 o 15 años que no sepan nada de la banda ETA. Por eso este documental es tan importante, porque refleja lo que hemos vivido durante 50 años ". 

Estas narrativas popularizadas por las grandes plataformas están en camino de convertirse en las historias únicas de ciertos sucesos. Seguramente es la consecuencia que la gestión de la memoria esté mercantilizada y que sus gestoras, en buena parte, sean grandes empresas del entretenimiento. Si, como decía Montserrat Roig, "si hay un acto de amor, este es la memoria", esta debe estar lo más lejos posible del mercado, que es el mayor enemigo del amor.  


Fuente → media.cat

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