La democracia liberal como oxímoron
 
La democracia liberal como oxímoron
Gregorio Benito

Ni la Democracia puede ser liberal ni el Liberalismo puede ser democrático. Porque lo democrático no es sólo un concepto político. Al igual que en lógica matemática, es necesario pero no suficiente. La democracia siempre ha necesitado completarse con atributos, lo que nos muestra su incompletitud. Habitualmente se hace referencia al término genérico para “resolver” posibles críticas en lo concreto. Ser demócrata, sin necesidad de calificativos, nos prestigia personalmente y en política exterior nos abre las puertas de todos los organismos internacionales. Al franquismo se las abrieron por ser una democracia orgánica anticomunista. Nos perdonan nuestros pecadillos políticos al compararnos con regímenes autoritarios o sencillamente porque les caemos bien.

Los regímenes democráticos han capitalizado a través de diversos sistemas electorales, de representación, de distribución de poderes, de organización territorial, de distribución de competencias, de estructura de la Administración, de los sistemas de elección en la dirección de numerosas Instituciones con competencias que influyen en el funcionamiento democrático, el concepto democracia. Y sin embargo, son evidentes las diferencias abismales que existen entre los diferentes países en sus sistemas democráticos. Por poner un ejemplo sencillo, a la par que cristalino, existen democracias bajo modelos de Estado Republicano y Monárquico. Es evidente que el modelo de Estado influye en el régimen democrático y en su funcionamiento. No es lo mismo para el funcionamiento democrático un Estado Federal, que Confederal, que Centralizado. Y en lo relacionado con las clases no es lo mismo una democracia liberal que una democracia económica y social. El sistema electoral español viene siendo denunciado por mantener un sesgo profundamente desigual, por sus consecuencias en la representación, para los votantes. Discrimina negativamente a unos votantes respecto a otros. y a unas organizaciones políticas respecto a otras. Al igual que el socialismo realmente existente, la democracia realmente existente deja mucho que desear

La democracia ha sido siempre una reivindicación popular, sobre todo en la etapa de agotamiento agónico, y por tanto violento, de regímenes autoritarios, absolutistas, fascistas, dictatoriales, etc. Y no cabe ninguna duda de que esos sectores populares han sido los que han sacrificado más siempre para derribar este tipo de regímenes. En la mayoría de las ocasiones, sobre los golpeados hombros del pueblo, se han apoyado los nuevos dirigentes, para sustituir a los antiguos dictadores. Ese trabajo de excitación de las hordas con proclamas populistas es una actividad muy conocida y practicada por las burguesías de todos los países. De la más famosa triada de la Revolución Francesa, la burguesía se ha quedado sólo con un tercio: Libertad. Igualdad y Fraternidad quedan para más tarde, siempre. Una vez tomado el poder, se olvidan de las proclamas: OTAN, de entrada No y de salida Tampoco.

La burguesía ya ha adelantado sus intenciones de “mejorarlo” en el sentido liberal y lo lleva a cabo con soltura, en su práctica cotidiana, allí dónde gobierna. Adelgaza lo público y engorda lo privado, eso sí con dinero público

Y es que la democracia tiene distinto contenido para según qué clase. Desde el punto de vista de la Historia y tratando de no caer en el derrotismo, pienso que estamos ante un régimen democrático en construcción y por tanto clara y necesariamente mejorable.

La burguesía ya ha adelantado sus intenciones de “mejorarlo” en el sentido liberal y lo lleva a cabo con soltura, en su práctica cotidiana, allí dónde gobierna. Adelgaza lo público y engorda lo privado, eso sí con dinero público. Con el poder de la democracia política le vale, y lo disputa con agresividad, pues ya cuenta con el poder económico, contrario a la democracia económica. Al poder social lo margina, lo engaña, lo confunde. Los demás poderes los tiene actualmente de su parte: Jerarquía militar, mayoría del poder judicial, jerarquía eclesiástica, poderosos medios de comunicación. Parece que lo de la democracia es un sustantivo poco sustantivo. La pregunta es: democracia ¿Para qué? Una vez contestada la pregunta, calificaremos. En este caso el bosque nos impide ver el árbol. Y es en el que vivimos nosotros, aquí y ahora. La Historia política ha sobrevivido gracias a los Mitos: Dioses, Héroes, Profetas, Emperadores, Reyes, Presidentes. Todos están desnudos.

Diseccionemos con rigor analítico nuestra democracia, sistema por sistema, órgano por órgano, función por función, e integralmente juzguemos y contrastemos con lo que esperamos de ella. Obremos con la precisión de un forense y de un patólogo experimentados. Después elaboremos el dictamen final.


Fuente → nuevatribuna.es 

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