Clase obrera y extrema derecha: un matrimonio de conveniencia

'Queremos trabajo y pan, vota Hitler'. Lema del cartel de propaganda nazi en un calle de Berlín en 1932
 
Clase obrera y extrema derecha: un matrimonio de conveniencia
Fidel Oliván Navarro

Hace casi un año, en el madrileño distrito de Hortaleza, un militante de un grupúsculo izquierdista se dirigió en tono apocalíptico al entonces candidato a la presidencia Íñigo Errejón al grito de “¡Vosotros sois unos oportunistas y los obreros votan a Vox por algo!”.

En el artículo anterior del Observatorio Contra la Extrema Derecha se había subrayado la representación obrera en el electorado de los partidos europeos de la extrema derecha. El porcentaje de obreros cualificados y no cualificados en el electorado de la extrema derecha llega al 55% en Suecia y Alemania. En el mismo artículo se consideraba la excepción de Vox en este preocupante fenómeno de la sobrerrepresentación obrera en el electorado de la extrema derecha.

En este breve artículo vamos a exponer tres explicaciones sobre este fenómeno: la laboral, la cultural y la social. En primer lugar, “el inmigrante que viene a quitarnos el trabajo, es un vago y vive de ayudas”. Por suerte, esta teoría ha demostrado poco poder explicativo, sobre todo en el caso español.

Otra de estas explicaciones responde a unos valores supuestamente inherentes de la clase obrera: progresista en aspectos económicos pero autoritaria en aspectos culturales, con el rechazo al multiculturalismo como modelo de sociedad.

Conflicto con los referentes históricos

En tercer y último lugar, en una explicación social del fenómeno, el apoyo obrero a la extrema derecha se debería a una insatisfacción de esta clase con la democracia liberal por el debilitamiento de los lazos políticos y sociales entre la comunidad obrera, los partidos de izquierda y los sindicatos. La clase trabajadora, sin sus referentes políticos y sociales históricos, pero igualmente insatisfecha con el sistema, se gira hacia los partidos de extrema derecha que se oponen verbalmente a esta democracia liberal. El mencionado debilitamiento se explicaría a su vez por los profundos cambios socioeconómicos de la desindustrialización, el desmantelamiento del Estado del Bienestar, la globalización y la desregulación.

En el caso español, se pueden lanzar diferentes hipótesis al respecto del voto obrero a Vox, que es mucho menor que en otros países pero que existe igualmente y representa una amenaza política y social. La explicación laboral de la demanda carece de base en España, ya que el modelo del Estado del Bienestar y del mercado laboral no es tan competitivo o excluyente como el caso de los países anglosajones. La explicación cultural tiene dudosa base de acuerdo con los numerosos estudios sobre tolerancia y racismo que indican que la sociedad española es relativamente más tolerante que en otros países. Finalmente, del lado de la demanda encontramos la explicación social de la insatisfacción y los lazos sociales, que podría tener parte de razón sobre todo en la desestructuración del mundo o sistema obrero a partir de los Pactos de la Moncloa y la desindustrialización.

Hay que añadir la cuestión territorial que en el Estado español resulta fundamental. Por encima de las clases sociales, parece que el voto a Vox tiene diferentes significados según se deposite en Cataluña y País Vasco (voto reaccionario combativo, casi filofascista), Aragón y Valencia (voto contra el vecino, voto cortafuegos o síndrome de la frontera), Madrid y las Castillas (reafirmación identitaria de la derecha española tradicional) o Murcia y Andalucía (voto contra el inmigrante).

(*) Coordinador del libro de próxima publicación El toro por los cuernos / Vox, la extrema derecha europea y el voto obrero. Editorial Tecnos

Fuente → mundoobrero.es

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