Borrar mujeres luchadoras por derechos de los muros, y de paso, sacarnos de la sociedad y de la historia, como ya hicieron durante la dictadura. Eso pretende la derecha. El viaje a los años 40 que realiza la derecha española de la mano de Vox resulta escalofriante. A la derecha no le gustan las mujeres.
Es necesario recordar de dónde venimos y oponernos con todas nuestras armas. No podemos permitir que los nietos del fascismo franquista le den a la moviola y nos devuelvan a las cavernas. Lo primero que hizo el fascismo triunfante en el año 39, tras el golpe de estado contra el gobierno democrático de la II República y la guerra infame que vino después, fue meter en casa a las mujeres y silenciarlas, hacerlas tragar nacionalcatolicismo por la fuerza en altas dosis de garrafas de aceite de ricino, rapados de cabezas, escarnios públicos y desapariciones en cunetas para las descaradas y librepensadoras, y borrar sus logros, sus luchas, sus escritos, sus obras de arte, sus conquistas de igualdad, su propia memoria. Lo borraron todo. Las borraron. Trabajaron con ahínco para que todas lo tuvieran claro, a la que se saliera de la fila, palo en la cabeza, condenada al ostracismo o a la cuneta. Se instaló el sindicato del miedo. Metieron en casa y silenciaron a más de la mitad de la población. Esa fue una estrategia que dio sus frutos. Mantuvieron un país entero cautivo durante cuarenta años de dictadura. Con una mano de obra baratísima trabajando en casa sin reconocimiento alguno, silenciadas y sumisas, pariendo hijos y cuidando a todo el mundo, siempre en silencio y sin quejarse, trabajando como mulas.
La resolución de borrar el muro contra las violencias machistas del polideportivo de Ciudad Lineal es un paso más hacia ese país del pasado que ya se empleó a fondo con nosotras para doblegarnos. Es además, un ejemplo sangrante de la virulencia y del mercado del odio en el que el partido verde vómito ha embarcado a todas las derechas en España. Tal como ya ocurrió, van a por nosotras, a por las mujeres libres, a por las feministas, a por cualquier mujer que reivindique su espacio, su lugar propio, sus derechos y sus reconocimientos.
La resolución municipal de borrar el muro contra las violencias machistas aprobada en el pleno del distrito de Ciudad Lineal por las fuerzas del trifachito es un símbolo, nos quieren silenciadas, mudas, borradas de la historia, desaparecidas y SUMISAS.
Me rebelo contra esto y grito: ¡FASCISMO NUNCA MÁS! Lo grito muy alto, aquí sentada delante del ordenador, en mi casa, frente al teclado. ¡FASCISMO NUNCA MÁS! Lo grito una y otra vez y me desgañito, para que me oigan mis vecinas, para escucharme a mí misma y empoderarme. ¡FASCISMO NUNCA MÁS! No quiero verme cosiendo de sol a sol por unos trozos de tocino como mi abuela, silenciada en vida por ser roja; no quiero ver a mi hija atada a una silla, con el único horizonte vital de ser esposa sumisa y madre amantísima, o condenada al ostracismo si no acepta, como tantas mujeres en España durante tantísimos años. No quiero. No podemos permitir que vuelva el fascismo. A las mujeres nos va en ello la dignidad, la libertad, la autoestima, el derecho a ser personas, el derecho a ser seres humanos. Nos va la vida en ello. Literal.
No podemos permitir que la misoginia, el nacionalcatolicismo y el fascismo si instalen de nuevo.
Las feministas somos tenaces, fuertes y combativas, siglos de luchas por derechos nos contemplan. Nos tendrán siempre enfrente.
#ElMuralNoSeToca
Fuente → nuevatribuna.es
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