El día que el PCE aceptó que el rey fuera intocable

La tragedia sigue viva. Las concesiones de un PCE dominado por el eurocomunismo y una dirección encabezada por un personaje siniestro llamado Santiago Carrillo, se ven estos días. La aceptada inviolabilidad de los Borbones que contempla la Constitución es una afrenta a la izquierda y al sentido común. El PCE vendió barata su legalización (bandera, monarquía, capitalismo, desmovilizaciones, continuación del poder de la Iglesia…), el deseo de sus líderes de tocar poltrona parlamentaria les hizo aceptar todo lo que le pusieran por delante para que el sistema lo elogiase como adalides del «proceso democrático». La mal llamada «transición» es un ejemplo de sumisión de clase y mordaza, y estos días, que van a confirmarnos que Juan Carlos es intocable hasta el 2014 por obra y gracia de lo firmado en 1977, es bueno recordar quiénes estuvieron detrás de tamaña infamia.

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El 9 de abril de 1977 fue legalizado el PCE. Pero a cambio, Suárez pidió a Carrillo que tenían que aceptar la monarquía y la bandera. En el famoso comité central del 14 de abril de 1977 (fecha simbólica cuanto menos) Carillo pidió a sus compañeros que debían aceptar dichas condiciones, por el “miedo a los militares”. Sólo hubo once abstenciones, la mayoría de dirigentes vascos y catalanes. La única voz abiertamente discrepante fue la de Joaquim Sempere, miembro de la ejecutiva del PSUC (partido hermanado con el PCE, pero formalmente autónomo), quien planteó que una decisión de aquella envergadura debía ser tomada con más tiempo y discusión. Pero no fue así. Después del Comité Central, hubo una rueda de prensa en la que Carillo dijo que “La opción hoy no está entre Monarquía o República, sino entre dictadura o democracia.»

Las renuncias del PCE en la Transición:
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