“Caso Saida”: el primer proceso de injurias al rey
 
 La publicación de un reportaje sobre la República en diciembre de 1977 motivaría el ingreso en prisión de cuatro personas.
 
“Caso Saida”: el primer proceso de injurias al rey
Eduardo Abad García
 
Durante las últimas semanas, los medios de comunicación han vuelto a desempolvar con esmero el mantra de la modélica Transición. El motivo no está siendo otro que la pueril defensa del papel de Juan Carlos I como monarca tras la muerte de Franco. De esta manera, ahora que asistimos a su fuga en medio de una investigación sobre algunas de sus recientes corruptelas, tratan en vano de blanquear su figura. Esta narrativa oficial del pasado ha servido en innumerables ocasiones de cortafuegos al ex-monarca. Su contenido es simple y directo, se ensalza su papel como brillante estadista y se construye una narrativa donde aparece como “salvador de los españoles” en coyunturas difíciles. Sin embargo, la historiografía ha criticado en innumerables ocasiones este relato acusándolo de falaz, dado que esconde el carácter antidemocrático de los Borbones (descendientes directos de Franco) y niega la intensa violencia política existente durante los primeros años de su reinado. Un buen ejemplo de esa violencia lo constituye la persecución y el hostigamiento existente durante la Transición hacia cualquier iniciativa republicana. Uno de los casos más representativos de esta persecución se encuentra en el conocido como “caso Saida”.
Portada de la revista valenciana “Saida”.
1977 fue un año importante para la historia del Estado español, tras 40 años de dictadura se conquistaban importantes derechos democráticos y sociales, a la par que se comenzaban a oír más alto voces críticas hacia el papel de la Monarquía. En este sentido, tuvieron un importante papel los partidos de la izquierda revolucionaria (comunistas ortodoxos, maoístas, trotskistas o consejistas), organizaciones que abogaban por la ruptura democrática, la república e incluso el socialismo. También contribuyeron las revistas alternativas que ofrecían un periodismo contrainformativo y más radical. Este fue el caso de cabeceras míticas como El viejo Topo, Triunfo, El Cuervo o la propia Saida. La iniciativa de formar una revista partió del Movimiento Comunista (MC), quien puso a Javier Ortiz (redactor jefe de su periódico Servir al Pueblo) al frente de la cabecera. El proyecto pretendía tener un enfoque plural que diera cobijo a todas las corrientes a la izquierda del PCE. Para ello, ficharon al periodista independiente Miguel Bayón, quien era oficialmente la cara visible de la revista. El primer número saldría poco antes de las elecciones de junio de 1977 con un monográfico sobre “las candidaturas malditas”, en referencia a las singulares candidaturas que tuvieron que formar muchos partidos republicanos y de izquierdas que seguían sin legalizar. No obstante, la revista tuvo un corto recorrido, de mayo de 1977 a mayo de 1978, saliendo en total 28 números.
Pegatina por la libertad del dirigente Eugenio del Río, encarcelado por el “Caso Saida”.
Su enigmático nombre se debía al patronímico de una resistente marroquí de la época, torturada por la policía. Más conocido era el hecho de que Saida significaba salida en gallego. Otro dato interesante, además, era que los editoriales de la revista aparecían siempre con la enigmática firma de Ramón Collar para evitar consecuencias legales. Eran tiempos convulsos y la represión sacudía especialmente a las voces más críticas. Tal y cómo relataba Javier Ortiz, su origen se encontraba en un homenaje a un poema de César Vallejo, incluido en su libro titulado España, aparta de mí este cáliz. Empezaba el poema: “Aquí, / Ramón Collar, / prosigue tu familia soga a soga, /se sucede, / en tanto que visitas, tú, allá, / a las siete espadas, /en Madrid, / en el frente de Madrid”.

Pese a que la revista siempre tuvo una distribución modesta, pronto se convirtió en un icono de la izquierda transformadora donde aparecían interesantes reportajes sobre las luchas sociales de la época. También porque fue un espacio de convergencia de muchas de estas organizaciones revolucionarias donde se expresaban sus opiniones políticas sin sectarismos. Sin embargo, la revista conoció las consecuencias de la represión, con varios secuestros y la apertura de causas judiciales. El más grave fue el sucedido tras la publicación en diciembre de 1977 de un dosier titulado «¡Viva la República!», donde abordaba la cuestión del modelo de Estado y presentaban una alternativa republicana en diversos artículos. Este fue el primer caso en que se acusaba del delito de injurias al Jefe del Estado del artículo 147 en relación al artículo 458 número 4 del Código Penal y el Real decreto-Ley 24/77 del 1 de abril de 1977. Una fórmula con la que se perseguía la crítica republicana y se acallaba la voz de los sectores más rebeldes.

Pronto se formó un potente movimiento de solidaridad, agravado por el contexto de casos similares como el del grupo de teatro Els Joglars.
 
Ante tal circunstancia, los máximos dirigentes de las principales organizaciones de la izquierda revolucionaria decidieron autoinculparse como los autores del dossier junto a Miguel Bayón, director de la revista. Se trataba de Eugenio del Rio (MC), Carlos Delgado (Partido Comunista de los Trabajadores), Miguel Romero (Liga Comunista Revolucionaria) y Andoni Hernández (Organización de Izquierda Comunista). Sorprendentemente, la justicia decidió exigir una fianza de 50.000 pesetas de la época a cada uno y ante su negativa, encarceló preventivamente a estos cuatro dirigentes en la cárcel de Carabanchel. Sin embargo, pronto se formó un potente movimiento de solidaridad con los encarcelados, ante lo que se consideraba como un grave ataque a la libertad de expresión, agravado por el contexto de casos similares como el del grupo de teatro Els Joglars. A través del “Comité de defensa de los procesados en el caso ‘Saida” se organizaron mítines y se recabó un importante apoyo por parte de sindicatos, partidos políticos, parlamentarios, intelectuales y destacados artistas. Al final, tras doce días en la cárcel los imputados fueron liberados a la espera del juicio.
Cartel del MC con los colores de la República.
Sin embargo, meses después llegó la fecha del juicio en el cual la fiscalía demandaba seis años y un día para cada imputado. Un total de más de treinta años. El 21 de diciembre de 1979 a las 9:30 se celebró el juicio sobre el caso Saida. Los imputados denunciaron los límites de la reforma en cuanto a la libertad de expresión, al tiempo que insistieron en que estas penas tenían por objetivo conseguir “castigos ejemplares a quienes opinan sobre los temas que el mismo poder ha considerado tabúes para la prensa” y que significaban “una herencia evidentemente directa del pasado franquista”. Por su parte, el equipo de prestigiosos abogados compuesto por Pablo Castellano, José María Mohedano y Paca Sauquillo siguió una táctica un tanto diferente. Como bien recuerda Javier Ortiz: “Pablo Castellano argumentó que el artículo podía justificarse porque se había publicado antes de la aprobación de la Constitución. ¡Casi me da un ataque de apoplejía! ¡Como si la aprobación de la Constitución hubiera atemperado nuestro rechazo de la Monarquía juancarlista! ¡Como si estuviéramos allí pidiendo perdón!”.

Finalmente, gracias a la presión popular, el juicio se saldó con una arrasadora victoria para la causa republicana y los acusados fueron declarados absueltos de todo delito. Además, el propio juicio se convirtió en una tribuna desde donde denunciar la represión del nuevo régimen hacia las críticas al monarca y los estrechos límites de la libertad de expresión. Sin embargo, este no sería el final de la represión a los republicanos, que tendrían que convivir durante esos años con un continuo hostigamiento mediante detenciones, multas y todo tipo de trabas legales.


Fuente → nortes.me

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