Soy español y esa no es mi bandera
 

Soy español y esa no es mi bandera
Pablo Álvarez


Soy español, tan español como cualquiera que tenga esta misma nacionalidad, ni más ni menos. Ser español no me hace más inteligente, más alto o más guapo, tampoco me convierte en mejor persona. Mi lugar de nacimiento no es motivo de orgullo, tampoco de vergüenza. 

Lo siento mucho, jamás me he dejado arrastrar por el chauvinismo, es más, soy de los que piensa que quien cae en la trampa de sentirse superior a quienes le rodean solo por el mero hecho de haber nacido en determinado lugar, en este caso España, en poco o en nada se diferencia de un nazi.

Soy español y mi espíritu crítico está muy por encima de mi patriotismo, lo que hace que no le tenga ningún cariño a personas, instituciones, símbolos o tradiciones con las que otras y otros compatriotas, esas y esos que reparten los carnets de buenos o malos españoles, sí se sienten identificados. 

Soy español, me da asco la monarquía, me horroriza la tauromaquia, paso olímpicamente de santos, vírgenes procesiones, las gestas deportivas de Nadal y Alonso me la traen al pairo, odio la "caridad" de Amancio Ortega, encarcelaría a los Aznar, el himno me da risa y la bandera no me representa. Y con esto último, con la bandera, me voy a quedar. 

No me representa por muchos motivos, pero principalmente por el uso que las y los "patriotas" hacen de ella. La bandera no solo es instrumento para blanquear a corruptos, especuladores, ladrones, explotadores y vividores, sino que además es el arma que muchas y muchos utilizan para disparar todo su clasismo, su xenofobia, su homofobia, su racismo, su machismo y toda su intolerancia a quienes no compartimos tan "magníficos" valores. Siempre para excluir, nunca para integrar, para eso quieren la bandera. 

Que no es la bandera, es quien la porta, los trozos de tela, por si solos, no hacen daño, pero es cierto que, de tanto ondearla para sembrar odio y cercenar libertades, han conseguido que muchas y muchos de nosotros no le tengamos cariño alguno. 

Y no, no nos vamos a ir ni a Cuba ni a Venezuela, vamos a seguir aquí, intentando construir un país mejor, más amable, más culto, más digno y, sobre todo, más libre. 

Eso sí es hacer patria, eso sí es ser patriota.
 

Fuente → diariodelaire.com

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