
«Con una gigantesca crisis económica en ciernes, muchos españoles se
preguntan si, incluso si no es culpa suya, están a punto de perder su
trabajo. Entre ellos está el rey Felipe VI».
Así empieza el artículo de The Spectator,
‘¿Podría ser Felipe el último rey de España?’, firmado por Jim Lawley,
corresponsal de la revista en España. Lawley defiente del «breve
reinado» de Felipe VI ( «una rareza histórica: un Borbón que se toma su
trabajo en serio»), pero lamenta que Felipe pueda ser «una víctima
inocente de las muchas deficiencias de la dinastía, en particular de la
declinante reputación de su padre».
El artículo
hace un repaso de los escándalos que han acompañado al rey emérito,
desde su lamentable cacería de elefantes en Botswuana que precipitó su
abdicación hasta la actual investigación por regalar 65 millones de euros a su amante Corinna Larsen «por gratitud y amor»:
«La
gente está comprensiblemente cabreada. Cuando Felipe se dirigió al país
en marzo en su intento de unir al país frente a la pandemia, lo que
consiguió fue desencadenar protestas, con caceroladas que exigían que su
padre donara sus ganancias ilícitas al sistema público de salud».
Lawley
explica que la monarquía sigue vigente en España gracias al apoyo de la
mayoría de los partidos políticos, incluyendo al PSOE de Pedro Sánchez,
que considera que la institución «es uno de los pilares de la
constitución española».
«La preocupación, sin embargo, es que en
otoño, cuando la crisis económica empiece a morder, las demandas
populares para un referéndum puedan ser irresistibles y el voto pueda
virar fácilmente contra la monarquía. Por ponerlo llanamente: si cientos
de miles de españoles pierden sus trabajos puede que a Felipe le
resulte difícil mantener el suyo».
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