La crisis de la Corona desnuda el extraño “republicanismo” de IU y el PCE

  En mitad de la peor crisis de la Corona los ministros “comunistas” y los diputados de IU y el PCE optan por la inacción y sumarse desde el gobierno a la operación para salvar la institución separándola del emérito.

La crisis de la Corona desnuda el extraño “republicanismo” de IU y el PCE / Santiago Lupe:

No hay día en el que no se conozca un capítulo más de los escándalos del rey emérito. La Corona vive en estos días una de sus peores crisis, solo comparable a la de Botswana de 2012. Aquella se intentó saldar con la abdicación de Juan Carlos I dos años más tarde. Esta vez se intenta taponar la herida con una operación entre Moncloa y Zarzuela -con el apoyo de buena parte de la prensa cortesana- para separar a Felipe VI de las corruptelas de su padre.

El momento para quienes dicen defender otra forma de Estado, o al menos el derecho democrático elemental de poder someter ésta a referéndum, se podría decir que es óptimo. Lo es para que pasaran a la ofensiva, trataran de convertir esta crisis en una oportunidad para dejar una institución medieval y heredera del franquismo condenada a morar en el museo de historia. Pero, no esta siendo así, ni mucho menos.

Los ministros “comunistas” como parte de la operación “salvemos a Felipe VI”

Nos referimos a los principales partidos que han hecho de la tricolor y la reivindicación de la III República una de sus principales insignias identitarias en las últimas década, concretamente IU y el PCE. No hablamos de Podemos, que como veremos, desde su nacimiento se posicionó como una fuerza leal a la Corona más allá de algún discurso o tweet molesto para Zarzuela.

Tanto los ministros “comunistas”, Garzón y Díaz, como el secretario general del PCE, Enrique Santiago, no solo están dejando pasar la oportunidad por omisión, sino que como parte del gobierno y del soporte parlamentario al mismo, están comprometidos con la operación de Estado para salvar la institución a costa de “sacrificar” el “juancarlismo”.

De hecho han renunciado a cualquier iniciativa parlamentaria que cuestione la institución o a Felipe VI, aunque si esa autolimitación a investigar al emérito ha sido aceptada por sus socios del PSOE en alianza con la derecha y la extrema derecha.

El “republicanismo” del PCE e IU se desnuda como un “republicanismo” para los 14 de abril, para adornar atriles en la Fiesta del PCE y originales diseños de pegatinas y camisetas. Cuando la Corona está en apuros, ahí está esta corriente política, fundadora del Régimen del 78, para ser parte del salvavidas.

El argumentario para justificarlo es que están atendiendo otras cuestiones más urgentes, en el marco de la actual crisis sanitaria y económica. Parece que la lucha contra la Corona debe posponerse entonces a épocas sin crisis, cuando haya prosperidad económica, pleno empleo y estabilidad política. Es decir posponen su “republicanismo” para cuando este vuelta a tener cero filo, no pase de una manifestación anual que no moleste a Su Majestad.

El extraño “republicanismo monárquico” del PCE

No es nada nuevo. El extraño “republicanismo monárquico” del PCE data desde su propia legalización. En la primera rueda de prensa de Carrillo tras la Semana Santa de 1977 en que Suárez sacó a su partido de la clandestinidad, sorprendió que estuviera presidida por una gran rojigualda de fondo, la bandera de la Corona. El viejo estalinismo reconvertido en eurocomunismo se comprometía con la aceptación de la Monarquía y la unidad de España con este gesto.

No era una cuestión menor. El reinado de Juan Carlos I, al que Carrillo llegó a apodar en 1975 como “El Breve”, era una condición fundamental para garantizar las continuidades de la dictadura. Que el principal partido de la oposición se comprometiera a defenderla fue clave para una próspera restauración borbónica. El hoy emérito siempre se lo agradeció a Carrillo, con el que le unió una excelente relación personal hasta su muerte.

Más recientemente hemos vuelto a ver en los actuales dirigentes del PCE e IU reediciones de esta política de auxilio a una Corona en apuros. La principal dificultad de los 6 años de reinado de Felipe VI se llama Catalunya. El rechazo popular a la Corona allí es de masas y permanente, al punto de que en mitad de esta crisis la Zarzuela ha suspendido su visita a Barcelona y Figueras este viernes ¿Ha apoya entonces el PCE e IU este fenómeno antimonárquico íntimamente ligado con la lucha por el derecho de autodeterminación? Tampoco.
De la misma manera que su “republicanismo” se evapora cuando la institución está en crisis, el compromiso del PCE e IU con el derecho a decidir desapareció justamente en los momentos más agudos del movimiento democrático catalán, negándose a reconocer la legitimidad del referéndum del 1 de octubre y posicionándose en el campo de la defensa del marco constitucional como límite infranqueable.

Aunque Garzón y otros dirigentes hayan cuestionado puntualmente el discurso del 3 de Octubre de Felipe VI, el grueso de su política respecto a Catalunya ha abonado el sentido común españolista que avaló la represión del Estado.

Podemos y su lealtad manifiesta a la Corona

Menos aún se podría esperar una actitud beligerante con la Casa Real de parte de Podemos o los Comunes. El partido de Iglesias se estrenó en 2014, tras su irrupción en las europeas, negándose a apoyar las movilizaciones contra la monarquía que se convocaron en decenas de ciudades tras el anuncio de la abdicación. Iglesias y Errejón entendieron, como Carrillo en 1977, que para lograr su objetivo – ser aceptados como parte de una restauración “progre” del régimen en crisis – tenían que aceptar los consensos fundamentales del reino.

Por si quedaba alguna duda, desde Vistalegre I explicitaron que para ellos la forma de Estado no era en absoluto un tema que estuviera en la agenda, más allá de sus preferencias por una forma electiva de la Jefatura del Estado.

En Catalunya este papel auxiliar de la Corona ha tenido expresiones aún más agudas. Además de compartir con IU una posición constitucionalista que dejaba el “derecho a decidir” como una frase hueca a pronunciar cuando no moleste, el neorreformismo decidió enfrentarse directamente a las muestras de contestación popular a las visitas del rey.

Ada Colau, como alcaldesa de Barcelona, ha recibido a Felipe VI y defendido explícitamente su presencia en la ciudad, en momentos como las manifestaciones contra los atentados de las Ramblas – en la que masivamente se cuestionó los lazos de los Borbones con las monarquías del golfo financiadoras del terrorismo islamista – o en diversas ocasiones después de avalar la represión del 1 de Octubre.

No acabaremos con la Corona sin hacerlo con el Régimen del 78

La imagen de los diputados de Unidas Podemos en pié y sus ministros aplaudiendo a Felipe VI en la sesión inaugural de la actual Legislatura, podemos decir que fue la culminación de este neomonarquismo del cambio. Hoy este se constata con la alineación de los morados con el PSOE en su defensa de la institución, que puede pasar incluso por algunos gestos y hasta -menos probable- alguna reforma.

Una imagen que deja claro que para acabar con esta reaccionaria institución no se puede contar con los “republicanos” de Unidas Podemos reconvertidos en ministros y ministras de Su Majestad. Algo tan elemental como conseguir un referéndum sobre monarquía o república solo será posible desde una lucha independiente de los partidos del gobierno “progresista” y en contra del Régimen del 78.

La pelea por imponer procesos constituyentes desde la movilización social, con la clase trabajadora al frente, para resolver esta demanda democrática, junto a otras como el derecho a decidir, y abordar también todos los problemas sociales agravados ahora por la crisis, sigue siendo una tarea vigente y la única vía de poder abortar las operaciones restauradoras en curso de las que el nuevo “progresismo” es parte.


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