
Cuando Lola Sanjuan tenía 11 años se
fue de su pueblo natal en Aragón a casa de su tía, en Bilbao, porque
tenía problemas respiratorios y los médicos les recomendaron que pasara
una temporada cerca del mar. Estando allí estalló la Guerra Civil y Lola
no pudo regresar con su familia. Nunca volvió a ver a su padre ni a uno
de sus hermanos, que fueron fusilados, y tardó tres años en
reencontrarse con su madre, Benita. En ese período Lola estuvo refugiada
en Camprodon, cruzó los Pirineos varias veces y escribió infinidad de
cartas a su madre. Aunque sabía que las cartas nunca llegaban, Benita
también le escribía continuamente.

"A mi abuela le gustaba mucho hablar y a
lo largo de los años me repitió las historias un millón de veces",
explica en referencia a su abuela Lola Noemí Sanjuan, que ha plasmado la relación epistolar de su abuela y su bisabuela en el libro Nietas de la memoria, publicado por la editorial Bala Perdida.
La de Lola y Benita es una de las diez historias con las que el libro trata de recuperar la memoria histórica
de las mujeres de las que nunca se habló. Mujeres que, a pesar de no
luchar en la guerra o ser fusiladas, pasaron por situaciones
extremadamente duras.
La idea del libro surgió a través de un grupo de Telegram compuesto por muchas mujeres periodistas que el 8 de marzo de 2018
se unieron a la huelga feminista y a las multitudinarias
manifestaciones. Tras muchas conversaciones, el 23 de abril de ese mismo
año surgió la idea de contar la vida de sus abuelas, de mujeres que
vivieron la guerra pero a quienes la sociedad siempre ignoró. Una vez
acabado, Bala Perdida las recibió con los brazos abiertos. "Es una
manera de dar voz a mujeres que fueron anónimas y de homenajearlas",
explica Lorena Carbajo, editora del libro.
Los relatos de la guerra y la posguerra
siempre hablan de los hombres de esa época, pero casi nunca de las
mujeres, en especial de las mujeres desconocidas. "La cotidianidad de las mujeres en la época de la guerra y posguerra, que era durísima, no se conoce.
Muchas se quedaron solas, muchas sufrieron la represión o tuvieron que
dejar de trabajar. Muchas fueron educadas en el nacionalcatolicismo, que
las oprimía", relata Sanjuan.
Es por eso que las autoras decidieron
rescatar la historia cotidiana de esas mujeres que doblemente
silenciadas, por el machismo y por la opresión. "La historia siempre está contada por hombres y
nos parecía interesante contar la historia de las mujeres que lucharon
muchísimo y, en muchas ocasiones, solas, sin sus maridos", cuenta la
nieta de Lola.

HISTORIA DE VACÍOS
La
de Carmen Freixa es una historia completamente diferente. Su relato,
cuenta la autora, es un relato de silencios, de vacíos, que narra lo que
vivieron muchas familias de la burguesía catalana. En su familia había
dos historias con dos bandos.
"Nadie se fiaba de nadie", asegura. "La
burguesía catalana recibió con los brazos abiertos la dictadura y
entonces había silencio en las casas porque nadie quería que sus hijos
contaran en la escuela lo que oían de los padres. Había muchos
silencios". Silencios que, asegura, se traducen en no conocer a tu
propia familia, y en tener un sentimiento de pérdida de unas historias
que podrían haber sido preciosas.
Freixa remarca la crudeza de la situación
de aquellas mujeres, algunas de las cuales "fueron adolescentes durante
la República y tenían una esperanza de un futuro mucho mejor, en el que
podían votar, ejercer la política y ser libres". Todas estas mujeres
tuvieron que callarse y adoptar el papel de la mujer servicial y
callada, siempre a disposición del patriarca. "Fue mucho peor para ellas
porque conocieron la libertad", explica.
Igual que su compañera, Freixa considera
que al hablar de memoria histórica siempre se habla de hombres. "Nadie
dice que la memoria histórica también está compuesta por todas estas
mujeres, muchas de las cuales no tienen ni nombre ni apellido. Pero creo
que cuando hablamos de memoria histórica debemos hablar de todas ellas,
porque gracias a ellas hoy tenemos los derechos democráticos que
tenemos", dice convencida la autora, que señala que la memoria histórica
está conformada por muchas pequeñas mujeres que pasaron siempre
desapercibidas pero lucharon por conseguir pequeñas cosas que hoy
consideramos derechos fundamentales.

"Creo que todo el mundo que lea
el libro sentirá que parte de su familia está ahí, con otros nombres y
otras circunstancias", dice Freixa. Ambas autoras se muestran
orgullosas de poder contar las historias que representan a tantas
mujeres de las generaciones de sus abuelas. Además, en la web del libro animan a que quien quiera envíe la historia de su abuela para poder crear un proyecto colaborativo.
"¿Cuántas historias se han quedado allí que no hemos llegado a conocer? ¿Cuánta memoria se está perdiendo?", se pregunta Sanjuan.
Fuente → catalunyapress.es
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