Impunidad. Porque fue rey.

Impunidad. Porque fue rey.
Maria Toca
 



En una de las muchas piruetas pseudo legales del Congreso se da por terminada la posibilidad de responsabilidad legal del ciudadano Juan Carlos Borbón, el Emérito, por más señas, debido a que los supuestos delitos cometidos lo fueron mientras era rey lo cual supone que dicho ciudadano no puede ser juzgado. Por ser rey. El artículo 1, párrafo segundo de la Constitución española, afirma que la soberanía nacional reside en el pueblo español del que emanan los poderes del Estado. Salvo que seas rey, que entonces los poderes del Estado te los pasas por el forro de las reales criadillas. Por ser rey, se puede delinquir hasta la exasperación, pasar a la ley por encima sin recato, comisionar como un vulgar buhonero y hacer de su capa un sayo. Por ser rey.

Lo decidido en el Congreso, nos demuestra que el rey “nos” otorgó al pueblo español la Constitución y como tal, está exento de cumplirla, pasándose , como decía más arriba, por el forro de las criadillas el principio de legitimidad democrática. Hemos de recordar un hecho significativo: El Emerito no juró la Constitución, que solo lo hizo (jurar) los Principios Fundamentales del Movimiento cuando fue nombrado por Franco. Quizá sea ese el motivo de su altanero proceder ¿por qué va a cumplir lo que no juró? ¿Por qué iba a sujetarse a las leyes y a la mínima decencia quién recibió el poder del máximo genocida?

Con esta denegación a que sean investigados y juzgados los supuestos delitos del ciudadano Juan Carlos Borbón, se nos pone, al pueblo español, en una fea tesitura. Cuando nos dice (su hijo El Preparao, que ahora más bien es el Callao) que todos/as somos iguales ante la ley, nos miente como a bellacos. ¿Todas? A menos que seas rey, hayas sido rey, seas familia de rey… hasta seas amigo de rey. Entonces, amigas lectoras, se es libre para hacer lo que se quiera. No me sorprendería que en breve se solicite a las jóvenes del reino derecho de pernada. Porque está viejo el julandrón que si no…

La vergüenza que nos produce como pueblo es tremenda, porque nos deja en la tesitura de una monarquía bananera y medieval. Y mucho me temo que las sorpresas no hayan hecho más que empezar.

Hace poco nos “sorprendía” la noticia de la desclasificación de los papeles de la CIA, denunciando que Felipe Gonzalez, supervisó y aprobó la trama del GAL. El señor X, para entendernos, era él, sin duda y confirmado. Claro que pocas lo dudábamos. Nos tememos que el día que se desclasifiquen los papeles del 23F la sorpresa que nos llevemos sea del mismo tono. Confirmaremos lo que ya sabemos. O intuimos mucho.

Amadeo Martínez Inglés, ha publicado un libro, “Juan Carlos I. El último Borbón” donde afirma que este se reunió con Alfonso Armada (la autoridad competente, por supuesto, o también llamado: el efante blanco, en la jerga golpista) siete veces en las fechas aledañas al 23 de Febrero. Además de innumerables llamadas que se realizaron a la Zarzuela, de ida y vuelta. El general Armada, solicitó al rey durante el juicio militar al que fue sometido, utilizar lo hablado el día 13 de Febrero con el monarca, en su defensa…Cosa que el mezquino y ladino rey Juan Carlos, denegó ¿Qué se habló ese día para no poderse utilizar en un juicio público? ¿Qué traía y llevaba Alfonso Armada a la Zarzuela durante el mes de Febrero?
La callada ha respondido a estas cuestiones. Cuando ocurrieron los hechos, recuerdo claramente como un familiar que conocía bastante a don Alfonso Armada se hacía cruces y negaba con insistencia la traición de este al entonces rey, Juan Carlos I, alegando que su relación fue filial. Le educó, le crió y le amaba como a un hijo. No fue correspondido, porque este rijoso que tuvimos como rey y hoy como lastre, siempre fue famoso por sus traiciones y mezquindades. Es muy probable que utilizara a Alfonso Armada traicionándole hasta el corvejón al final de la trama. Armada fue condenado a treinta años, cumplió poco y de forma cómoda, todo hay que decirlo. Por si no lo saben, Felipe Gonzalez le indultó cuando llevaba cumplidos seis años de condena… Acabó su vida cuidando las hermosas camelias de su finca de Pontevedra, en un silencio elegante y dolorido.

¿Qué haremos cuando se pueda contar con detalle lo acaecido en el 23 de Febrero de 1981? ¿Hasta dónde va a llegar el ocultamiento de la abyecta monarquía borbónica? ¿Hasta dónde nos enfangará como pueblo las irracionalidades de ese juerguista amante del dinero y del folleteo? ¿Cómo es posible que soportemos como pueblo civilizado a una familia que es ejemplo absoluto de desorden, delincuencia y malas artes? Ignoro como son y qué hacen los actuales monarcas (poco o nada, más bien) pero su ascendencia les incapacita para reinar, si no fuera ya de facto, la monarquía, una forma anacrónica de gobierno.
Vivimos en un país muy curioso, oigan. Una jueza, un guardia civil (golpista, no lo olvidemos) y un Legionario de Cristo Rey montan una patraña de acusación sobre el 8 de Marzo intentando culpar al Movimiento Feminista de las muertes del Covid 19 y no se les ocurre procesar a un tipo que ha expoliado al Estado, riéndose en nuestras narices, lejos, eso sí, que goza de buena salud en República Dominicana, viviendo a cuerpo de rey ( justamente traído el símil) a costa de nuestros impuestos.

Nadie va a pedir responsabilidades a esos bufos denunciantes (que película hubiera montado Berlanga,la jueza, el guardia y el legionario…”) del aquelarre censor que nos han montado con informes que parecen redactados por Mortadelo y Filemón, pero no se puede investigar a un presunto delincuente de altos vuelos. Impune porque fue rey. Porque es padre de rey.

Y nosotras pagando.


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