
Conseguidor: que consigue. Aunque en México la palabra
también se utiliza como sinónimo de alcahuete: persona que concierta,
encubre o facilita una relación amorosa, generalmente ilícita. Y, en
general, persona o cosa que encubre u oculta algo. Comisionista: persona
que se emplea en desempeñar comisiones mercantiles. Comisión:
porcentaje que percibe un agente sobre el producto de una venta o
negocio. Cómo no recordar aquellos viajes por el mundo del ‘campechano’
Juan Carlos I junto a “un grupo de importantes empresarios”. Cuestión de negocios. Todo por España.
“Yo
le decía ‘pero mi general, ¿por qué no abre un poco…?’. Y él me decía
‘eso tendrá que hacerlo usted, yo no. Yo no lo puedo hacer, yo no puedo
cambiar’”. El sucesor de Franco, Juan Carlos de Borbón, reconoce así que
el general –que, tras dar un golpe de Estado contra la II República en
1936, había ganado la Guerra Civil española con la ayuda de los nazis de Hitler y los fascistas de Mussolini
y que había sobrevivido a la II Guerra Mundial y a la Guerra Fría
reconvirtiéndose en aliado de Estados Unidos como ariete anticomunista
frente al Bloque del Este– era plenamente consciente de que a su muerte
tendría que haber una apertura política, que efectivamente acabaría
plasmándose en la Transición española. Una apertura política dirigida,
eso sí, por la monarquía borbónica que el propio Franco había restaurado
y puesto al frente del Estado y de los tres ejércitos.
Durante su
discurso de la Nochebuena de 1969 –el año en que nombró a Juan Carlos
de Borbón su “sucesor a título de rey”–, Franco pronunció una frase
histórica: “lo dejo todo atado y bien atado”. El
golpista moría en la cama apenas seis años después, tras casi cuatro
décadas en la jefatura del Estado español y en el mando supremo de los
tres ejércitos, precisamente los dos cargos que su sucesor, Juan Carlos
I, ocuparía desde aquel noviembre de 1975 hasta junio de 2014 –cuando la
oligarquía que lo sostiene le obligó a abdicar para intentar que sus
escándalos no acabaran salpicando a la Corona española y con ello a los
intereses económicos de esa oligarquía– y que el sucesor de su sucesor,
Felipe VI, ocupa desde aquel junio de 2014 hasta la fecha.
El testamento político de Franco
–cómo no recordar al entonces presidente del Gobierno, Carlos Arias
Navarro, intentando darle lectura sin que se le escaparan las lágrimas–
tiene dos claves: una, “os pido que rodeéis al futuro rey de España, don
Juan Carlos de Borbón, del mismo afecto y lealtad que a mí me habéis
brindado y le prestéis, en todo momento, el mismo apoyo de colaboración
que de vosotros he tenido”, y dos, “mantened la unidad de las tierras de
España, exaltando la rica multiplicidad de sus regiones como fuente de
la fortaleza de la unidad de la patria”. Apenas tres años después de la
muerte de Franco, la Constitución española de 1978
determina, por un lado, que el rey es “el jefe del Estado” y que le
corresponde “el mando supremo de las Fuerzas Armadas” y que la Corona de
España es “hereditaria en los sucesores” de Juan Carlos I y, por otro
lado, que la Constitución se fundamenta “en la indisoluble unidad de la
Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles”.
La
frase “yo le decía ‘pero mi general, ¿por qué no abre un poco…?’. Y él
me decía ‘eso tendrá que hacerlo usted, yo no. Yo no lo puedo hacer, yo
no puedo cambiar’” la pronunció el propio Juan Carlos de Borbón en el
documental ‘Yo, Juan Carlos I, rey de España’ (2015), dirigido por
Miguel Courtois y coproducido por la francesa TF3 y la española RTVE,
que TF3 emitió en 2016 pero que RTVE se ha negado a emitir. El
documental revela también la conversación que Juan Carlos de Borbón
mantuvo con Franco la víspera de la muerte de este:“yo me acuerdo de que
me cogió la mano –estaba en la cama y yo estaba al lado–, me cogió la
mano y me dijo ‘alteza, lo único que le pido es que mantenga la unidad de España’.
Y eso –si lo piensa uno– quiere decir muchas cosas. No dijo ‘mantenga
esto’ o ‘mantenga lo otro’ o ‘no haga esto’… No, no: ‘la unidad de
España’; lo demás…”.
A pesar de su condición de jefes del Estado y
de los tres ejércitos, ni Franco se sostuvo solo ni Juan Carlos I se ha
sostenido –ni ha actuado– solo ni Felipe VI se sostiene solo.
El poder político lo sostienen, en cualquier tiempo y espacio, quienes
ostentan el verdadero poder, el poder económico. En el caso del actual
Estado español, una oligarquía –con presencia en consejos de
administración de bancos, industrias y medios de comunicación– que en su
inmensa mayoría procede directamente del franquismo y que, como el
propio Franco, sabía que, a la muerte del general, el poder político
tendría que abrirse “un poco” para que el poder económico siguiera donde
estaba.
Fuente → laultimahora.es
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