
¡Es el momento del cambio!
Juan García Ballesteros
Colectivo Prometeo
Juan García Ballesteros
Colectivo Prometeo
Aunque ya asomaba la patita, la aparente moderación de la derecha
extrema ha saltado por los aires en los momentos más duros de la
pandemia. La alianza del PP con las propuestas extremistas de VOX han
marcado un peligroso camino de provocación con el Gobierno, en plena
pandemia, con el único objetivo de derribarlo. Esta derecha reaccionaria
es incapaz de aceptar el juego democrático, sólo, como ocurre en
algunos países Latinoamericanos, es legítimo el Gobierno, cuando ellos
son los ganadores. Su oposición, crispada y mendaz, sólo ha aportado al
debate absurdos enfrentamientos que han desviado las discusiones,
obviando lo realmente importante, buscar soluciones para frenar el
covid-19. Pero su estrategia desestabilizadora no ha tenido éxito, ha
fracasado. El PP se ha quedado con sus votos fieles de antes de la
crisis. La ciudadanía no ha creído en sus mentiras, sus manipulaciones y
su falta de iniciativas ante una situación tan dramática como la que
estamos viviendo.
¿Por qué el Partido Popular no ha hecho ninguna propuesta para
solucionar la grave crisis social, económica y humanitaria? No es que no
tenga programa, claro que lo tiene. Lo han aplicado con saña en los
años que han gobernado desde 2011. Lo que ocurre es que en plena
pandemia, la población confinada, con tantas víctimas, con el
hundimiento de la economía, con millones de trabajadores en paro, con el
cese de actividad de miles de empresas y los servicios sanitarios
colapsados, no se ha atrevido a proponer lo que sería su modelo social y
económico. Se hubieran encontrado con una fuerte y decisiva reacción
social y eso hubiera sido su hundimiento.
La Comisión Europea presentó el pasado mes de mayo su propuesta del Plan
de Reconstrucción económica de los países afectados más duramente por
la pandemia. Aunque tendrá que ser aprobada, cuenta con el visto bueno
de Alemania y Francia. En ella, se contempla, que España recibirá
140.446 millones de euros de los que 77324 serían a fondo perdido y
63.122 en préstamos que habría que devolver. Esta propuesta no es la que
pidieron inicialmente los países del sur, que era mucho más ambiciosa a
través de eurobonos, pero al final se ha aceptado. Resulta realmente
preocupante y vergonzosa que el PP, junto a la extrema derecha europea,
tenga la indignidad antipatriótica de apoyar las mismas propuestas que
los países insolidarios del norte (Holanda, Finlandia, Suecia,…) que
llevan batallando meses para que la necesaria ayuda de recuperación para
paliar los desastres económicos de la pandemia sean a través de
préstamos, lo que supondría duros recortes en servicios sociales,
salarios de los trabajadores, pensiones, … Al PP no le importa la
recuperación de nuestro país, ni el bienestar de sus ciudadanos, sólo le
preocupa, y está dispuesto a todo para conseguirlo, que nuestro
Gobierno tenga la posibilidad de afrontar la difícil situación, evitando
que recaiga el desastre económico, como pasó en la crisis de 2008,
sobre las espaldas de los trabajadores, de la inmensa mayoría de la
ciudadanía. Le subleva que la coalición gobernante sea capaz de mejorar
las condiciones de vida de una población castigada en los últimos años
por la pobreza y la exclusión social y que pueda recuperar los servicios
públicos y los derechos sociales arrebatados.
Es tal su indignidad, su talante antidemocrático, que el PP ha
presentado a la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo una
carta-denuncia, elaborada con noticias falsas y recortes de prensa,
poniendo en cuestión el Estado de Derecho en nuestro país por la
implantación del estado de alarma durante la pandemia. Esta nueva
falsedad no tendrá recorrido institucional y debería obtener fuerte
respuesta de los representantes de nuestro Gobierno en la UE. Demuestra
que el PP se ha convertido en un partido fallido, que sabe que el
programa aplicado en los últimos ocho años de gobierno (recortes,
privatizaciones, pérdida de derechos laborales y sociales, …) ha
conducido al desastre, sin poder de respuesta ante la crisis. A este
partido reaccionario no le importa hundir a su propio país para atacar
al Gobierno legítimo. No tiene ningún escrúpulo en dejar en mal lugar a
España ante los socios comunitarios, sabiendo el daño que puede provocar
ante las negociaciones en marcha para conseguir el Plan de
Reconstrucción. No ha tenido ningún escrúpulo en bloquear en la
Eurocámara, con VOX y C´s, la violación de derechos humanos en Hungría,
país gobernado por la extrema derecha.
La perversión de esta derecha extrema no tiene límites (“la cabra tira
al monte”) y su obsesión neoliberal le está llevando, en plena pandemia,
a aplicar sus políticas privatizadoras, favorecedoras de los poderes
económicos, a plantear la bajada de impuestos, lógicamente a los ricos, a
regalos de dinero público a entidades privadas y a tapar sus vergüenzas
con regalos caritativos.
Es la Comunidad de Madrid es la campeona del despilfarro del dinero
público, que ha engordado los bolsillos de fondos de inversión y grandes
empresas por la privatización de la sanidad, las residencias de
ancianos y la educación concertada. Es la CA que menos impuestos cobra
(favorece a los poderes económicos) y está estudiando, esperemos que lo
impida la homogenización fiscal que el Gobierno debe aprobar para acabar
con la competencia desleal entre CCAA, hacer una nueva rebaja, una vez
pase esta crisis. Ya ha emprendido privatizaciones (Hospital Niño Jesús)
y, mientras los hospitales públicos necesitan todo tipo de medios
humanos (más profesionales en hospitales y atención primaria) y
materiales (medios de protección, camas, UCIs, …), la sra. presidenta,
en lugar de abrir las plantas cerradas de hospitales públicos, se deja
caer (todo a lo grande como la Ciudad de la Justicia, 100 millones y sin
terminar) con la construcción de un nuevo macrohospital de 50 millones.
La última ayusada ha sido la propuesta de aligerar los trámites
urbanísticos (regalar los permisos) para impulsar la donación de suelo
público a las poderosas constructoras y poner en marcha una nueva era
del “ladrillo”, de nefasto recuerdo. Tiene la Sra. Ayuso la desfachatez
de apropiarse, de adjudicarse la autoría del reparto de 10000 bolsas de
alimentos que los trabajadores del metro de Madrid compraron de su
bolsillo y repartieron en barrios necesitados de la capital.
El sr. Casado sigue sin desvelar qué futuro quiere para su país. Ante
las elecciones gallegas y vascas, el presidente del PP centrará su
campaña (lo ha recomendado a los candidatos) en la absurda insistencia
de acusar al Gobierno de ocultar las cifras de muertos por el
coronavirus (sabe que los datos los mandan las CCAA) con el sólo
objetivo de arañar un puñado de votos, sin importarle un absoluto, ni
plantear propuestas para solucionar la difícil situación que atraviesa
una gran mayoría de población. En Galicia, en plena campaña electoral,
el Gobierno de Feijóo (PP), haciendo gala de su benévola caridad, ha
propuesto regalar 20000 tarjetas monedero (unos 5 millones de euros) de
250 euros por persona para el personal sanitario del servicio Gallego de
Salud (Sergas) y de servicios sociales para gastar en restaurantes y
hoteles de la Comunidad. La delegación gallega de la Confederación
Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) mostró su indignación por lo que
consideran unas “dádivas electorales” y en la misma línea, la Asociación
Galega de Medicina Familiar e Comunitaria (Agamfec) trasladó su
irritación del bono que consideran vergonzoso y populista de cara a las
elecciones, mientras se olvidan del reconocimiento de la labor de sus
profesionales, de sus precarias condiciones de trabajo y de los notables
y duros recortes en la sanidad pública gallega.
En Andalucía más de lo mismo. Colocan a VOX en la presidencia de la
Comisión para la reconstrucción económica de Andalucía (el zorro en el
gallinero). Con personajes, alérgicos a toda mejora social, es imposible
llegar a acuerdos, por lo que dignamente la izquierda ha dado un
portazo, no puede participar de un engaño de reconstrucción que sólo
beneficiará a los poderosos. Este gobierno reaccionario, en plena
pandemia, regala 400 millones de euros a la Cope (la Iglesia), pero no
hay dinero para asignar una renta mínima andaluza a los miles de
familias que están en la extrema pobreza y ordena que los ayuntamientos
no destinen fondos económicos para paliar las penurias de miles de
familias. Estos gobernantes andaluces, tan dados a exigir libertad de
elección de centro educativo cuando se trata que ellos sean los
beneficiarios, tienen la desfachatez de eliminar líneas (60 ó 70) en
Educación Primaria, Infantil y Secundaria en centros educativos públicos
de Córdoba y provincia (Hernán Ruiz, Caballeros de Santiago, Algafequi,
Juan de Mena, Joaquín Tena Artigas, Concepción Arenal, …) que tienen
solicitud de matrícula suficiente, para derivarlos a la enseñanza
privada concertada. La lucha presentada por el sindicato USTEA,
familias, profesorado, directivas y AMPAS tiene que intensificarse. No
sólo los afectados, la implicación en esta batalla en defensa de la
Escuela Pública debe implicar a toda la sociedad, a toda la ciudadanía, a
todos los colectivos sociales, pues en esta lucha está en juego no sólo
la Educación, sino todos los Servicios Públicos que esta derecha
ultraconservadora irá eliminando. Desprecian la Educación Pública, para
beneficiar a las élites. Estos eliminan líneas para favorecer a la
concertada y la Comunidad de Madrid aumenta el presupuesto económico
para becar a alumnos de bachillerato de centros privados.
Una vez pasada la parte más dura de la pandemia, los esfuerzos del
Gobierno tienen que ir dirigidos a poner en marcha el programa de
Gobierno acordado y a temporalizar, priorizando los proyectos más
urgentes. Para ello es fundamental que las propuestas se pongan ya sobre
la mesa, se discutan con partidos y agentes y colectivos sociales. El
ejecutivo no puede esperar a consensos amplios en el arco parlamentario,
porque no es posible. Esto sólo puede llevar a dilatar en el tiempo las
propuestas y que al final queden descafeinadas y con pocas
posibilidades de cambio real. Esto lo hemos comprobado con la renta
mínima vital que, además de tarde, ha perdido en el camino del consenso
varios miles de millones de euros necesarios para llegar a una mayoría
de familias en situación de pobreza extrema o de exclusión social y lo
mismo puede ocurrir con los ERTES. Sin tiempo que perder, el Gobierno
debe plantearse seriamente que una parte importantísima de su programa
de Gobierno nunca va a tener el beneplácito de la derecha extrema, ni de
la patronal. Por eso, no merece la pena insistir, ni que se alarguen en
discusiones con el único objetivo que los cambios nunca se produzcan.
El ejecutivo tiene que ser valiente y buscar los acuerdos posibles con
los partidos que apoyaron la moción de censura, los sindicatos (no sólo
CCOO y UGT) y muchas asociaciones y colectivos sociales que se
movilizarán para apoyar los acuerdos programáticos firmados. Es el
momento y no se puede esperar a que la Comisión Europea apruebe el Plan
de Reconstrucción, porque no se sabe cuánto se alargará en el tiempo.
Hay que entender que un programa tan amplio de cambio de una sociedad
requiere tiempo, esfuerzo y alianzas. La priorización de acuerdos
programáticos debe tener en cuenta la urgencia e impacto social. La
puesta en marcha del programa debe contar con un calendario necesario
para que, cuánto antes, se vayan aprobando las medidas más necesarias y
poco a poco se desarrolle el resto. No hay que tener miedo al vocerío,
al escandaloso ruido de la derecha extrema y la extrema derecha. Hay que
contar con ello y no entretenerse en el camino.
Por ello, como se recoge en el programa de gobierno firmado, es
necesaria e imprescindible una reforma fiscal justa y progresiva,
potenciar los servicios públicos (sanidad, educación, dependencia,
vivienda, …), blindar las pensiones públicas, acometer un cambio
profundo y necesario de nuestro sistema productivo con la posibilidad de
nacionalizar empresas deficitarias y la banca, que ha sido rescatada
con dinero público, potenciar el desarrollo de energías limpias, derogar
la reforma laboral y la ley Mordaza, desarrollar una agricultura
ecológica, incrementar el I+d, aprobar nuevas leyes para conciliar la
vida laboral y familiar, fomentar y animar el empleo digno (público y
privado) y proteger a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad
(parados, mujeres, ancianos, niños).
¡El camino será difícil y la lucha muy necesaria!
Fuente → colectivoprometeo.blogspot.com
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