
Ignorarlos para no dar bola a su discurso o confrontarlos discursivamente: este es el eterno dilema de los medios de comunicación
sobre la extrema derecha y sus constantes discursos de odio. Si bien es
cierto que no todo el mundo tiene resuelto el debate, también lo es que
no a todos les preocupa esta discriminación in crescendo ahora ya institucionalizada de la forma más abrupta.
Pero están ahí. Están y vomitan bilis y odio día tras día desde
sus escaños y sus mesas de debate, entre micrófonos, cámaras y
libretas, mientras las miserias y opresiones del día a día se tapan a
golpe de desgracia y con una clara falta de apuestas constructivas. Por
ello, muchas consideramos que dar aún más bola a según qué discursos no es en ningún caso conciliador.
El pasado 19 de mayo, el Col·legi de Periodistes de Catalunya junto con la Asociación de Periodistas Europeos (APEC)
y con el apoyo de la Oficina del Parlamento Europeo de Barcelona,
??organizaron un encuentro telemático con Jordi Buxadé. El eurodiputado
del grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos y diputado de Vox
en el Parlamento Europeo es también miembro de la comisión de Libertades
Civiles, Justicia y Asuntos de Interior y forma parte de la delegación
para las Relaciones con los Países del Magreb y la Unión del Magreb
Árabe y de la Asamblea Parlamentaria de la Unión por el Mediterráneo.
También es miembro suplente de la comisión de Asuntos Jurídicos y de la
comisión de Asuntos Constitucionales y participaba del encuentro en
conversación sobre las prioridades para la IX legislatura que fue
moderada por Rafa Gimena, vicedecano y presidente de la demarcación de
Lleida del Col·legi de Periodistes.
El anuncio del encuentro
encendió las redes sociales y varios periodistas colegiados se pusieron
en contacto a través de correos y llamadas pidiendo explicaciones en
relación con el hecho de que el Col·legi de Periodistes de Catalunya
diera un espacio a VOX, entendiendo que así se legitimaba su discurso y
se normalizaba su presencia. La respuesta para muchos fue la misma,
tanto por correo como por teléfono. Y como era de esperar, el argumento
principal consistió en una oda a la libertad de expresión: «Como
periodistas, respetando las valoraciones personales, entienda que no podemos excluir grupos que tienen representación y han sido elegidos democráticamente«, y continuaba, «entendemos que hacer lo contrario, podría vulnerar el derecho a la libertad de expresión».
Como
era de esperar, a muchos y muchas profesionales la respuesta no les
sirvió, y algunos de ellos acabaron pidiendo la baja del Col·legi de
Periodistes de Catalunya con más o menos pena, pero con una creencia en
común: no seremos altavoz de la extrema derecha y no
nos sentimos parte de un colegio que lo pretende. Una de las cosas que
también hirió a algunos (ahora ex) colegiados es el hecho de que nadie
se planteara preguntarlo a la base social, que, aún sabiendo que sería
un tema espinoso, no se valorara hacer un debate colectivo y que
pudieran ser los mismos colegiados quienes pudieran compartir dudas y
estrategias para decidir si llevar o no a cabo el encuentro.
La
libertad de expresión no prima cuando se vulneran los derechos
fundamentales de las personas, como ocurre constantemente con VOX, no
sólo con sus propuestas políticas, sino sencillamente con sus
posicionamientos y declaraciones. Es por ello que muchas profesionales
del periodismo y la comunicación consideramos imprescindible recuperar
el bello y viejo lema de los movimientos sociales que asegura que con el
fascismo no hay diálogo ni debate: al fascismo se le combate.
Y sí, también desde los medios de comunicación, también desde
televisiones, redacciones, estudios y diarios. Reivindicando la vida en
cada reportaje y cada breve y no organizando atriles de difusión.
Observatorios
de discursos discriminatorios, reportajes sobre diversidad,
investigaciones en clave de género, nuevas miradas y perspectivas … En
toda Cataluña y en el resto del Estado encontramos cientos de propuestas
interesantes sobre cohesión, inclusión, derechos y libertades y somos
también centenares las que apostamos por otra manera de abordar los
discursos del odio. Es por ello que encuentros como los organizados con
Buxadé impactan tanto en esta base del colegio, porque no sólo
invisibilizan los trabajos de tantas y tantas compañeras, sino que se
prefiere tirar de discurso oficial, del argumento de la
representatividad parlamentaria y ale, como si nos hubiéramos librado de
cualquier responsabilidad social.
Ni en nombre de la libertad de
expresión ni de cualquier otro santo podemos tragarnos tanto racismo,
misoginia y homofobia si realmente consideramos que nuestra profesión es (o pretende ser) un pilar básico de cualquier sociedad libre y que busca ser también una herramienta de cohesión social y de respeto.
Sin
embargo, algunas vivimos con cierta pena no tener un colegio que nos
represente, que actúe contra la violencia hacia los periodistas y que
vele por el ejercicio de la profesión, pero que a la vez sea consciente
de que el periodismo es una herramienta de transformación social y actúe en consecuencia no dando ningún espacio al fascismo.
Fuente → lamarea.com
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