Casa Real: hay un plan para derrocar la monarquía
 
Casa Real: hay un plan para derrocar la monarquía
Alfonso J. Fernández
 
Hoy se cumplen seis años desde que Felipe VI subiera al trono tras la abdicación de Juan Carlos I, algo poco habitual en la monarquía. Un sexto aniversario que coincide con un momento de gran tensión en el que la Corona se cuestiona más que nunca.

Las celebraciones serán más bien discretas, limitándose a un acto en una localidad del norte de Madrid con los más vulnerables. Luego, un evento cultural en la capital con la Princesa de Asturias y la Infanta Doña Sofía.

La Razón revela que existe una creciente preocupación, instalada casi como una costumbre, por los ataques que arrecian contra la monarquía en España. Al menos así se vive, asegura este medio, entre sectores que tradicionalmente han permanecido cercanos a la Corona. Así es en ámbitos políticos, financieros, académicos y jurídicos.

No son las proclamas de “la izquierda dura de siempre” las que preocupan. Sí, en cambio, el hecho de que Juan Carlos Campo, ministro de Justicia, haya hablado en sede parlamentaria de “crisis constituyente”. También, que se haya producido un acto simbólico más que otra cosa como la salida de la imagen del retrato del rey emérito en el parlamento de Navarra.

Preocupa la inacción para proteger el pacto constitucional

Las fuentes consultadas por ese medio entienden que son preocupantes éstos los últimos hechos, pese a que miembros del propio Gobierno hayan corregido al ministro. “Todo hace pensar que puede producirse un ataque frontal en cualquier momento”, señalan.

Esos sectores cercanos a la monarquía echan en falta una acción coordinada y organizada, con una estrategia definida ya largo plazo, para defender el pacto constitucional. Crece el sentimiento de que no se ha aprendido nada de la crisis vivida en Cataluña. Incluso, de que no se hace lo suficiente para proteger, no sólo a la corona, sino al mismo orden constitucional.

Lo cierto es que Felipe VI accedió al trono en un momento en el que se estaba pulverizando el bipartidismo y cada vez se fragmentaba más el espectro político. Y eso acarreó inestabilidad.

El desafío soberanista en Cataluña puso a prueba todo el sistema como nunca se había hecho desde la Transición. La intervención del Rey fue determinante para unir a los constitucionalistas y marcó un punto de inflexión.

Felipe VI asumió la Corona en un momento difícil para la monarquía

Con todo, al margen de la política y de la propia Casa Real, el reinado de Felipe VI no ha podido abstraerse a dos polémicas que vienen siendo aprovechadas para debilitar a la Corona.

Por un lado, el Caso Noos, que conllevó la condena de Iñaki Urdangarín y la pérdida del título de Duquesa de Palma de Mallorca por parte de la Infanta Doña Cristina.

Por otro, que la Fiscalía del Tribunal Supremo asuma una investigación abierta años atrás por el supuesto cobro de comisiones por la concesión, a empresas españolas, de la línea de AVE Medina-La Meca.

En su discurso de proclamación como Rey, Felipe VI se comprometió con los españoles a mantener la transparencia y la ejemplaridad. Consecuencia de la segunda polémica fue su renuncia, el mismo día en que se decretaba el estado de alarma, a la herencia que pudiera corresponderle de su padre, a quien, además, le retiró su asignación anual de 195.000 euros con cargo a los Presupuestos del Estado.

Con polémicas o no, lo cierto es que el hecho determinante para que crezca la preocupación en la Casa Real y en los sectores que la rodean es la entrada en el Ejecutivo de Podemos. Asimismo, la dependencia del Gobierno de los independentistas y de la extrema izquierda.

“La Historia de España en el siglo XX, y la Historia en general, ilustra el axioma de que en periodos turbulentos la izquierdas radicales ahogan y superan siempre a las izquierdas moderadas”, explica una de las fuentes. Algo que no invita, precisamente, a que los sectores monárquicos se calmen.


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