

Ya está más que claro: para acabar con la monarquía impuesta y antidemocrática que sufre España, el pueblo español jamás podrá contar con sus “representantes democráticos” en el Parlamento: la Mesa del Congreso se ha negado a investigar los presuntos robos y delitos fiscales cometidos por el ex rey de España, Juan Carlos I.
De esta forma, silenciando la actividad delictiva del monarca, sus ilustrísimas señorías en las aún Cortes franquistas
-es decir, los representantes del pueblo español que cobran suculentos
honorarios por ocupar sus escaños-, se posicionan contra sus votantes y
protegen abiertamente a los ladrones que, desde la casa real española,
saquean el erario público.
Al igual que han hecho desde la corrupta Justicia española, nido de
todo tipo de despreciables jueces y magistrados, el Parlamento español
ha cerrado los ojos ante los desfalcos, estafas y delitos económicos de
todo tipo cometidos por la monarquía, dándolos de esta forma como
válidos. Hacerlo en un momento en el que Europa entera
está al tanto de la arrogante prepotencia con que el ladronzuelo rey de
España escamotea su ingente fortuna, resulta, cuando menos, degradante y
bochornoso para un país que niega lo que está ocurriendo en su propia
casa. Es como si la consentida clase política española, arrogante en sus
falsos laureles, no leyera la prensa europea -tal y como hacía la clase política franquista- y se considerara aún una “Unidad de Destino en lo Universal” a la que no afecta lo que piensen de ella sus países vecinos.
Pero sus señorías, los señores diputados que, gracias a nuestros
votos ocupan sus escaños en el Congreso, no parecen tampoco sentir la
vergüenza de actuar como cómplices y sicarios del presunto delincuente Juan Carlos I de España.
Después de este aberrante posicionamiento a favor del crimen y el latrocinio, ni yo ni nadie de este país debería volver a las urnas a votar a unos representantes prostituidos como los que ahora llenan esa Cueva de Alí Babá en
que han convertido el Parlamento. La abstención en las próximas
elecciones resultaría demoledora para toda está banda de cómplices
diputados que ante cada nueva elección se esfuerzan en engañarnos con
todo tipo de promesas, pero que cuando se sientan en sus escaños
traicionan sin ningún pudor a sus votantes.
Imaginemos que en los próximos comicios la participación no llegara
ni al 50 por ciento del electorado… ¿No quedaría entonces claro que a
quién Sus Señorías representan no es al pueblo español, sino todo lo contrario: a su sátrapa, delincuente e ilegítimo rey Emérito?
Fuente → lahaine.org
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