
Por muy increíble que resultara –antes de que el coronavirus
modificara nuestro entendimiento de lo increíble–, la exhumación del
dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos es un hecho. Sigue
quedando por materializarse la exhumación de las miles de víctimas que
aún yacen en las fosas comunes de este país, increíble antes y después
de la pandemia.
Antes de la COVID-19, el debate en memoria histórica se había quedado
en la controvertida inclusión de la apología del franquismo en el
Código Penal o la retirada de medallas a policías acusados de torturas como Billy el Niño,
cuya publicación de la hoja de servicios supuso un rechazo inicial
posteriormente corregido por Unidas Podemos. Durante la COVID-19, ha
muerto Billy el Niño y también una de las víctimas que lo denunció: Chato
Galante. El vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, ha perdido
perdón por ello: «Es una vergüenza para la democracia y también para
nosotros como Gobierno», escribió en un tuit.
Quedan, por tanto, la reparación, la verdad y la justicia, siempre
relegadas en asuntos relacionados con el franquismo. Paqui Maqueda es
familiar de víctima del franquismo, está personada en la querella
argentina y es una voz autorizada dentro del movimiento memorialista. En
las últimas elecciones municipales, formó parte de la candidatura de
Adelante Sevilla. Estas son algunas cuestiones que respondió sobre el
rumbo de la política memorialística antes de la pandemia.
¿Cumplirá el nuevo Gobierno con el programa en memoria histórica?
Con el PSOE nunca se sabe. Suele dar una de cal y otra de arena. Es
capaz de irse fuera del Estado español a solidarizarse con las víctimas y
a mostrar el apoyo de la gente que luchó contra el nazismo en París,
incluso con la persona del rey. Y, sin embargo, aquí en el Estado
echamos en falta una condena mucho más explícita al fascismo y, por
supuesto, un apoyo más contundente a las víctimas. No me fío mucho de la
política de memoria histórica que vaya a hacer el PSOE. En Andalucía,
donde gobernó 36 años, aprobó una ley de memoria histórica en 2017 e
hizo muy poco. Pudo hacer mucho más, sobre todo cuando era muy
consciente de que en el horizonte se avecinaban las nubes negras del
fascismo de Vox.
Pero lo pone en el acuerdo de Gobierno…
Hay un matiz en todo esto en relación con si puede hacerlo o qué es
lo que hará, que es la voluntad política. Al PSOE le falta voluntad
política para hacerlo porque por muy maravillosa que sea la política
pública que elabore ahora, hay cosas, hechos, actos que no valen dinero,
y que solo se basan en la política del reconocimiento. En eso el PSOE
no es experto.
¿Comparte el programa?
Para mí, le faltan tres cosas fundamentales. Primero, el tema de los
archivos. Para las víctimas, para los historiadores y cronistas, es
fundamental que se abran los archivos porque contienen la verdad de lo
que pasó en este país, contienen los nombres de nuestros familiares, las
últimas palabras, la relación de los verdugos, quiénes fueron los que
los asesinaron… Es urgente y necesaria una política de apertura de
archivos. También echo en falta la justicia. A estas alturas, yo, como
víctima, no voy a pasar por alto que todo lo que se haga no tenga como
objetivo que se haga justicia. He cruzado ya dos veces el Atlántico para
ir a Argentina y es de vergüenza total que las víctimas tengamos que
seguir así.
El PSOE tiene la posibilidad de colaborar ya hoy con la jueza María
Servini, está en sus manos conceder que se sigan haciendo entrevistas
por videoconferencias a las víctimas, y no lo está haciendo. También
puede derogar la directiva que hizo la Fiscalía en relación con que en
ningún juzgado se tomara declaración a ninguna víctima ni se iniciara
proceso para abrir expediente. Se están archivando muchos expedientes…
La justicia está ausente y es una palabra que echo de menos cuando el
PSOE habla de memoria histórica.
Y lo último es la reparación. En las calles de los pueblos donde
fueron asesinadas, humilladas y despojadas de sus bienes las víctimas
tienen que aparecer sus nombres. La reparación son pequeños detalles que
tienen una trascendencia emocional y afectiva reparadora, como la
propia palabra. Todo eso echo de menos en este plan rimbombante de
memoria histórica del PSOE.
Pero Unidas Podemos lo asume, forma parte del Gobierno…
A mí me ha decepcionado bastante que memoria histórica no haya caído
en las manos de Unidas Podemos. Me parece que ha sido una oportunidad
que hemos perdido porque no le tengo confianza al PSOE a pesar de que
reconozco que ha habido avances, pero han sido muy lentos. El PSOE a
veces es más aparato que partido cercano al dolor de las víctimas. El
ejemplo lo tenemos hace poco, cuando estuvo el flamante secretario de
Estado de Memoria Histórica, Fernando Martínez, visitando la fosa Pico
Reja en Sevilla. Lastimosamente y dolorosamente hay que decir que no
había familiares de ninguna de las víctimas acompañándolo, no había
asociaciones salvo las más cercanas al PSOE y solo estaba el PSOE, ni
siquiera los partidos de la oposición, en una visita de tanta
trascendencia. Como dice Emilio Silva, ha sido un error poner a una
persona de partido en ese cargo.
Fuente → lamarea.com
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