Las mujeres de Ávila contra la subida del precio del pan en tiempos de la República
 
Las mujeres de Ávila contra la subida del precio del pan en tiempos de la República / Eduardo Montagut Contreras. / Doctor en Historia Moderna y Contemporánea:


El protagonismo de las mujeres en manifestaciones, motines y protestas relacionadas con la carestía de la vida es un hecho evidente, como hemos puesto de manifiesto en distintos trabajos y acercándonos a la bibliografía existente. Estas protestas fueron muy continuas en los años posteriores a la finalización de la Gran Guerra, pero después también hemos encontrado casos posteriores. En este artículo estudiamos un hecho intenso acontecido en Ávila en la primavera de 1932 en relación con la subida del precio del pan. En ese tiempo hubo serios problemas de escasez de trigo en España, y el Gobierno tuvo que tomar algunas medidas, especialmente decretar la importación de 50.000 toneladas.

A comienzos del mes de abril las mujeres de familias obreras de Ávila se manifestaron durante varios días seguidos. En la mañana del día 8 la concentración fue grande porque coincidió con la celebración del mercado semanal. Las manifestantes consiguieron que se uniesen a su protesta las mujeres que fueron encontrando en las calles, y hasta de los pisos. Además, no pocos obreros en paro se incorporaron a la marcha.

La manifestación se dirigió al Ayuntamiento donde el alcalde informó que se había reunido la Junta Económica para acordar una solución. Pero esta información no convenció a las manifestantes. Entonces obligaron a cerrar todos las tiendas y establecimientos.

En ese momento decidió actuar el Gobierno Civil empleando la fuerza pública, aunque los agentes se vieron impotentes para restablecer el orden por el gran número de manifestantes que siguieron obligando a que no hubiera ningún negocio abierto en Ávila.

La presión surtió efecto porque a primera hora de la tarde la Junta de Economía se reunió, acordando rebajar el precio del pan, tanto el que se vendía en las tahonas como el que se servía a domicilio (0’60 y 0’63, respectivamente).

Por su parte, la Cámara de Comercio protestó ante el gobernador por las coacciones que los comerciantes habían recibido de las manifestantes para cerrar sus establecimientos. El gobernador les garantizó la libertad de apertura por la tarde.

La manifestación se disolvió.

Pero la paz no llegó a la ciudad castellana porque el día 9 volvió a repetirse la concentración de mujeres. En esta ocasión, un grupo se dirigió a la carretera de Villacastín-Vigo e intentó quemar dos camiones, lo que nos demuestra ya la magnitud del conflicto. No consiguieron su objetivo por la intervención de las fuerzas de seguridad.

La manifestación volvió a dirigirse al Consistorio, donde el alcalde comunicó que se había establecido un despacho municipal de harinas para abastecer a la población, pero las manifestantes no se contentaron porque, al parecer, se vendían dos clases de pan. El alcalde intentó apaciguar los ánimos informando que nada había de temer de la calidad de la harina.

Las manifestantes acompañaron al alcalde al Gobierno Civil. Por la tarde, las mujeres recorrieron la ciudad para obligar, de nuevo, a que se cerraran las tiendas. Posteriormente, se dirigieron a la sede de la redacción del Diario de Ávila, apedreando el edificio y obligando al cierre, impidiendo la publicación del periódico y del Boletín Oficial.

Esta situación provocó que el gobernador civil interino declarara que estos disturbios tenían un cariz político y que sus responsables serían castigados.

La tensión fue en aumento porque hacia las seis de la tarde las manifestantes se dirigieron al puente de Adaja para intentar asaltar la fábrica de harinas “Santa Teresa”. La rápida intervención de la Guardia Civil lo impidió.

En respuesta, la manifestación regresó a la ciudad, llegando al centro en la plaza de Santa Teresa y en la calle de San Segundo. Un manifestante arrogó piedras a la Guardia Civil, que cargó sable en mano y procedió a detener a varias personas.

La Benemérita se puso a patrullar las calles. En esa misma tarde hubo disparos cerca de la Casa del Pueblo, pero no se pudo detener a los autores.

La Cámara de Comercio se dirigió esta vez a Madrid por telegrama para que el Gobierno garantizase la apertura de los establecimientos. El ministro de la Gobernación encargó que el presidente de la Audiencia se encargase del Gobierno Civil.

Por otro lado, la Casa del Pueblo, ante el cariz de los acontecimientos, decidió intervenir. Sus representantes acudieron al Gobierno Civil para protestar.

Hemos consultado los números 7230, 7231, 7233 y 7234 de El Socialista.

Por su parte, podemos consultar algunos trabajos de este autor en El Obrero sobre protestas femeninas como el más reciente, “Mujeres y niños frente al hambre en A Coruña en marzo de 1919” (febrero de 2020). También contamos con otro anterior, de noviembre de 2019, titulado, “Las mujeres de Xubia contra la carestía de la vida en 1918”.

Por otro lado, podemos acercarnos al trabajo de Marcos Pérez Pena, “Revuelta de las pedradas, 1918: el hambre pudo más que el miedo”, en El Diario.es (enero de 2018). También estaría el trabajo de Henrique Mariño, “Antes muertas que esclavas: las mujeres, a la vanguardia de la lucha campesina en Galicia”, en Público (marzo de 2018); “La rebelión de las mujeres ferrolanas en 1918 contra la carestía de la vida”, en Mundiario (junio de 2016). Siguiendo en Galicia, Xosé Alfeirán, publicó en febrero de 2018 en La Voz de Galicia, “Los motines del hambre azuzados por las mujeres”. Por fin, es sumamente ilustrativo el trabajo realizado por la Agrupación Cultural “Alexandre Bóveda”, Aquí bastamos nós! As revoltas das mulleres, 1918.

La revuelta de las faeneras malagueñas tuvo lugar a mediados del mes de enero de 1918. Para conocer este conflicto se puede consultar el trabajo de Mª Dolores Ramos, “Crisis de subsistencia y conflictividad social en Málaga: los sucesos de enero de 1918”, en Baena. Estudios de Arte, Geografía e Historia, nº 6, (1983), pag. 441 y ss.

Sobre el caso barcelonés, “El motí de les dones de 1918: la vaga de subsistències, per Soledad Bengoechea y María-Cruz Santos”, en Catxipanda. Diari no Diari d’Història. 

Fotografía: El norte de Castilla
 

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