Desde la conformación del feminismo como propuesta
teórica y política, es importante resaltar sus distintos postulados,
estos nos han permitido enmarcar las luchas de las mujeres en distintas
latitudes y tiempos.
En ese sentido, el feminismo es el resultado de luchas
sociales y políticas, en las que las mujeres han sido protagonistas de
movimientos sociales y revoluciones, por la dignificación del ser mujer.
En sus inicios, el feminismo se planteó como lucha por la exigencia de la igualdad de derechos y el reconocimiento político y social como ciudadanas, como sujetas políticas.
El feminismo se ha nutrido de las demandas, necesidades
y exigencias de las mujeres, desde reclamar su derecho al voto, hasta
la abolición de la esclavitud racial y la explotación laboral.
Por lo cual, cuando hablamos de feminismo como cambio social, nos
remite a pensarlo desde su desarrollo histórico y las distintas formas
en qué las mujeres se cuestionaron la dominación
patriarcal, capitalista y colonialista. Estos sistemas las han despojado
de la posibilidad de construir una subjetividad femenina sustentada en
la liberación del ser, así como a plantearse otras formas de relación
social y humana.
El feminismo ha sido abrazado por una diversidad de mujeres
que hoy en día han buscado respaldar su liberación política, social y
cultural, construyendo un movimiento socio-político que centra a la
mujer como sujeta política, capaz de proponer otras formas de entender la sociedad, fuera de la estructura patriarcal capitalista.
La propuesta del movimiento feminista como cambio
social se debe precisamente a la necesidad que tienen las mujeres de
romper con siglos de opresión, así como a posicionarse políticamente
dentro del espacio público, desafiando las estructuras de un Estado
patriarcal liberal, que se rehúsa a reconocer los aportes que
históricamente han contribuido las mujeres dentro de la sociedad.
Además de ello, en pleno siglo XXI observamos la disputa
que sigue vigente en nuestros países, desde un un Estado que refuerza
la idea de mujer sumisa, tutelada y despojada de su propio cuerpo.
Un movimiento feminista que cada vez más confronta a ese Estado,
desde la exigencia de un alto a la violencia machista hasta la
despenalización del aborto. La toma de calles y
manifestaciones masivas son los medios con los que las mujeres de
distintas generaciones han decidido no dar vuelta atrás a lucha por la
reivindicación de una vida digna para todas las mujeres, sin importar
edades.
Y sin ánimos de marcar un retroceso dentro del movimiento feminista,
aún queda un largo camino por recorrer, quizás necesitamos nutrir este
movimiento feminista con más contenido político que pase de la mera
exigencia de derechos, para plantear la destrucción ese Estado patriarcal capitalista, que sigue solo dándonos migajas.
Fuente → elestado.net
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