Billy el Niño, el torturador

Billy el Niño, el torturador
Sabino Cuadra

El comentario ha sido general: “Otro que se va de rositas. Qué pena que al final no se le haya podido juzgar, ni condenar y se hubiera ido al otro mundo con el sobrenombre, no de Billy el Niño, sino de Antonio Pacheco, “El torturador”.

Pero la pelea mereció la pena. En los últimos años de su vida fue él quien tuvo que andar escondiéndose, y nosotros y nosotras quienes le perseguimos. Al revés que en aquellos años. Ha sido una pena, sí, pero las ha pasado putas. Ha sudado tinta.

Recuerdo un debate en el programa de “La Tuerca”, en Madrid, en enero de 2012, cuando murió Manuel Fraga, el que fue su jefe en aquellos años de represión, torturas y crímenes policiales a discreción. Murió también en la cama. Para la intervención en el programa no preparé prácticamente nada. Me limité a leer el poema que había escrito años atrás Mario Benedetti tras la muerte de Augusto Pinochet. Es el que acompaña estas líneas.

Nos queda aún Martín Villa, su jefe. Responsable político de primer orden cuando se dieron las matanzas de Gasteiz, de la semana negra madrileña, de la II Semana pro-amnistía en Euskal Herria, de los sanfermines de 1978, de los crímenes de Tenerife, Alacant, Málaga, Barcelona…. Estoy convencido de que esta vez no llegaremos tarde y que Martín Villa será juzgado y condenado como responsable de crímenes contra la humanidad. Mientras tanto, seguiremos leyendo y haciendo circular la sentida voz de Mario Benedetti:

A LA MUERTE DE UN CANALLA

“Vamos a festejarlo, vengan todos los inocentes,
los damnificados, los que gritan de noche,
los que sueñan de día, los que sufren el cuerpo....
Los que alojan fantasmas, los que pisan descalzos,
los que blasfeman y arden,
los pobres congelados, los que quieren a alguien,
los que nunca se olvidan.

Vamos a festejarlo, vengan todos,
el crápula se ha muerto, se acabó el alma negra,
el ladrón, el cochino, se acabó para siempre.
Hurra que vengan todos, vamos a festejarlo,
a no decir la muerte siempre lo borra todo,
todo lo purifica, cualquier día la muerte no borra nada,
quedan siempre las cicatrices.
Hurra, murió el cretino, vamos a festejarlo,
a no llorar de vicio, que lloren sus iguales
y se traguen sus lágrimas.

Se acabó el monstruo prócer,
se acabó para siempre.
Vamos a festejarlo, a no
ponernos tibios,
a no creer que éste es un muerto cualquiera.
Vamos a festejarlo, a no volvernos flojos,
a no olvidar que éste es un muerto de mierda”.

Mario Benedetti


Fuente → vientosur.info

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