El franquismo nunca asumió la destrucción de la localidad vasca, y culpó de ello a nacionalistas y “mineros asturianos”.
Y el franquismo culpó del bombardeo de Gernika a los “mineros asturianos” /
Ayer se cumplieron 83 años del bombardeo de la villa de Gernika, en Bizkaia, por parte de la aviación nazi que combatía en el bando franquista Una masacre de civiles que conmocionó a una opinión internacional aún poco acostumbrada al bombardeo de ciudades. Y es que este tipo de acciones habían sido poco frecuentes en la Primera Guerra Mundial, e implicaban unos niveles de crueldad que hasta entonces solo se habían experimentado con cierta masividad en el caso de las guerras coloniales. El Ejército español bombardeó a los rebeldes del Rif durante la Guerra de Marruecos, usando además armas químicas, para envenenar con aviación sus cosechas y asfixiar su economía. Ironías de la vida, buena parte de ese armamento sería fabricado en las factorías armeras de Gernika. No sería el único país en usar esas técnicas contra las poblaciones coloniales. También la Italia fascista se emplearía a fondo con los bombardeos de la aviación durante la cruenta invasión de Etiopía, pieza central en el megalómano proyecto de Mussolini para construir un imperio italiano en África.
Nuevamente, los militares africanistas españoles, con Franco al frente de las operaciones, ordenarían el bombardeo de las comarcas mineras asturianas durante la revolución de octubre de 1934, con el fin de sembrar el pánico y desmoralizar al movimiento obrero. La represión a la Comuna de Asturies sería el preludio de la tragedia que viviría toda España poco después.
A pesar del horror que las poblaciones civiles vivirían en todos estos crímenes de guerra, probablemente ninguno tuvo la trascendencia y provocó una ola de indignación semejante a la que levantó la destrucción de Gernika. El 26 de abril de 1937 tenía lugar el bombardeo y el 27 los corresponsales internacionales presentes en Bilbao, George Steer, Noel Monks y Mathieu Corman, informaban a sus respectivos medios de la atrocidad cometida por la aviación nazi junto algunos aviones italianos. El 28 de abril el nombre de esta pequeña localidad se había hecho tristemente famoso en todo el mundo. La República supo jugar con habilidad la carta propagandística, y el director general de Bellas Artes, el comunista valenciano Josep Renau, encargaría al pintor malagueño Pablo Picaso un cuadro alusivo a la destrucción de la villa vasca, para exponer en el pabellón español de la Exposición Internacional de París, del mes siguiente, y que ha inmortalizado uno de los sucesos más terribles de la Guerra Civil española.
El 29 de abril los periódicos franquistas contrarrestaban las informaciones sobre el bombardeo de Gernika con una rocambolesca historia
El desprestigio internacional causado para el bando franquista por el bombardeo de Gernika trataría de ser contrarrestado con lo que hoy día llamaríamos “fake news”. Al contrario que otras matanzas, como la de la Plaza de Toros de Badajoz, en este caso el franquismo no admitiría los hechos, y trataría de desviar la atención. Tampoco la Alemania nazi, cuya Legión Condor no participaba oficialmente en la guerra española, alardearía de una acción con la que probaba su aviación de cara al conflicto europeo que se estaba preparando. El 29 de abril los periódicos franquistas contrarrestaban las informaciones sobre el bombardeo de Gernika con una rocambolesca historia sobre la destrucción de la villa a manos de comunistas y separatistas, con los mineros asturianos de por medio.
El 28 de abril, Radio Castilla, emisora de la España franquista, desmentía las informaciones de la prensa internacional: “No es la primera vez que miente Aguirre [presidente del Gobierno Vasco], mandarín de la república de Euzkadi. Aguirre ha declarado hoy que la aviación extranjera, al servicio de la España nacional ha bombardeado Guernica y la ha incendiado para herir a los vascos en lo más profundo de sus sentimientos. Miente Aguirre. Miente y él lo sabe. En primer término no hay aviación alemana ni extranjera en la España nacional…”. Y señalaba a los presuntos culpables del incendio y destrucción de la histórica localidad vasca, santuario de sus libertades y su autogobierno: “Guernica no ha sido incendiada por nosotros. La España de Franco no incendia. La tea incendiaria es un monopolio de los que incendiaron Irún… junto a los gudaris, están los mineros asturianos, profesionales de la destrucción por la llama y la gasolina y la dinamita… Miente canalléscamente Aguirre porque nuestra aviación por el mal tiempo reinante, no pudo volar ayer…Vascos rendíos. Deponed las armas. Entregaros a la justicia de Franco, que es serena y noble…”. Este tipo de informaciones serían una constante en los días siguientes en los medios de la España franquista, así como en la prensa internacional afín a los sublevados.
La prensa franquista insistiría en la teoría de los “mineros asturianos”.
¿Por qué el franquismo metía a los mineros asturianos en su relato sobre la destrucción de Gernika? Los mineros asturianos se habían convertido después de octubre del 34 en sinónimo de la barbarie bolchevique en el imaginario de las derechas españolas. En el momento del bombardeo brigadas asturianas y santanderinas se habían desplazado al País Vasco para ayudar en su defensa. Entre estas tropas había un buen número de dinamiteros asturianos. No eran por lo tanto solo mineros, si bien estos tendrían un papel destacado en el frente vasco.
Dinamiteros asturianos. Foto: David Seymour “Chim”.
La presencia de tropas asturianas en el País Vasco nunca había gustado demasiado al PNV. Para los nacionalistas vascos, que compartían buena parte del imaginario conservador con las derechas españolas, Asturies remitía a dinamita, revolución y ateísmo. Temían por tanto un contagio de la Asturies roja a un “oasis vasco” donde el PNV había dado un tono político muy moderado a la retaguardia. En el País Vasco no tendrían apenas lugar ni excesos anticlericales, ni contra personas derechistas, y se respetaría la propiedad privada incluso de enemigos declarados de la República. A pesar de los temores del PNV, las nacionalistas gobernaban Euskadi en coalición con las izquierdas y finalmente no le quedaría más remedio que asumir la presencia de combatientes asturianos. José Ángel Extániz, del grupo de historia local Gernikazarra apunta a que el día 28, en la retirada de las tropas antifascistas, un grupo de milicianos asturianos a su paso por Gernika destruiría los chalets de dos conocidos derechistas, cuyas casas habían sobrevivido al bombardeo. Sería una acción de represalia a petición de algunos vecinos de Gernika. A partir de ahí, explica Extaniz, el franquismo construiría la leyenda de los mineros asturianos que junto con el PNV habían incendiando el País Vasco. “Guernica, destruida por el fuego de los rojos” titulaba en un artículo el ABC, “Los marxistas destruyeron Guernica” diría La Nueva España, en mayo de 1937, haciéndose eco de una información publicada por el diario conservador francés “Le Jour”. Una leyenda que el franquismo propagaría a través de sus medios de comunicación, parte de la prensa internacional extranjera, y que sobreviviría mucho tiempo después de terminada la guerra.
“Los rojos incendiaron el pueblo antes de huir” informa ABC desde Sevilla.
Fuente → nortes.me
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